Arte naif para burlar burlando
Cuatro pintoras se alían con el optimismo en una muestra en la galería de arte de la Plaza Mayor
A.S.R. / Burgos
Sus obras no exhiben pancarta alguna ni ondean bandera ninguna. Su compromiso es con su pintura, con su pincelada naif, con un trazo que se pierde en el horizonte del optimismo, que desborda color y vitalidad y que se regodea hasta el último detalle. Amalia Fernández de Córdoba, Gracia Risueño, Laura Esteban y Susana Esteban ponen una nota de fantasía en la galería de arte de la Plaza Mayor hasta el 5 de enero. Es su pequeña rebelión. Su particular pedorreta a la crisis. Burla burlando el arte naif da la espalda a estos tiempos oscuros, que haberlos haylos, para gozar la vida.
Faltan unas horas para que se abran las puertas y Laura Esteban y Gracia Risueño desfacen algún que otro entuerto en torno al arte naif. Lo hacen con alegría, con color, sin solemnidades, como si se miraran en el espejo de las pinturas que ya cuelgan de las paredes, aunque, a diferencia de estas, se olvidan de los excesivos detalles. Estos se los dejan a sus creaciones y estas responden de sobra.
«El naif está mal definido. Se piensa que es una pintura infantil, ingenua, y no. Detrás de él hay mucho trabajo, mucha voluntad...», comenta Esteban con el asentimiento de Risueño. Un rato después se sumará a ellas Amalia Fernández de Córdoba. No podrá hacerlo la cuarta chica naif. Sus obligaciones laborales reclaman a Susana Esteban, que se expresa y sonríe a través de las mujeres que ocupan sus cuadros.
Las cuatro son viejas conocidas y la complicidad entre las presentes se siente en el ambiente. Se conocieron hace ya muchos, muchos años y sus caminos se han cruzado en numerosas ocasiones. En Burgos, también. Las cuatro junto a otros dos pintores, ausentes esta vez por tener otros compromisos profesionales, protagonizaron una colectiva naif en el Monasterio de San Juan en el año 1988. Desde entonces no se habían vuelto a juntar en las salas burgalesas. Y, reconoce ella misma, a Esteban le apetecía mucho repetir aquella aventura. «Y más en Navidad, que ayuda a dar un toque de alegría en un momento que solo se habla de la crisis. Es una pintura muy optimista», añade.
Desde aquella colectiva hasta hoy el género, admiten Esteban y Risueño, ha evolucionado. Y lo ha hecho en la calidad, en los temas y también en su presencia en los circuitos creativos. Eso sí, sigue teniendo el mismo éxito entre el público y, también, entre los compradores. «Es una pintura que acerca a la gente», resume Esteban antes de ser ella quien lo haga a estas pinturas.
Un viaje a otro tiempo es el que propone Gracia Risueño. La creadora está convencida de que vivió otra época y sus pinturas no la desmienten. Una pincelada más castiza desprenden las creaciones de Fernández de Córdoba. Mercados, una corrida de toros, la banda de música... Gente, gente y más gente, como en los cuadros de Laura Esteban. Plagados de mil y un detalles. Nada se escapa a su ojo como tampoco huye la elegancia del caballete de su hermana, Susana Esteban, que, una vez más, reivindica a la mujer a través de su belleza. Las cuatro podrían hacer virguerías con la vida que bulle al otro lado del cristal.