TEATRO
«Hablamos de zonas muy negras del alma»
El actor Juan Echanove transita por el lado oscuro en 'Desaparecer', el montaje del burgalés Calixto Bieito inspirado en Poe y Walser, que llega mañana a Cultural Caja de Burgos con Maika Makovski en directo
A.S.R. / Burgos
Su director, el burgalés Calixto Bieito, define Desaparecer como un poema-concierto en la niebla. El actor que da la cara sobre el escenario, Juan Echanove, suscribe. «Es un montaje que aúna la música y la palabra en el entorno de las composiciones de Edgar Allan Poe y que se produce en la niebla. De unos sentimientos enormemente malvados, negros y malignos, como se desprende de toda la obra de este escritor, Calixto ha conseguido un espectáculo de una sutil belleza», señala el intérprete, que mañana aparecerá entre la bruma sobre las tablas de Cultural Caja de Burgos de la avenida de Cantabria (19.30 horas, entre 16 y 20 euros) acompañado al piano por Maika Makovski.
«En todo teatro, para que interese al espectador, los intérpretes deben implicarse emocionalmente en el desarrollo de esos personajes. Hablamos de cosas que tienen que ver con zonas muy negras del alma, pero no quiere decir que yo me tenga que dar un baño de alma negra cada vez que salgo al escenario. Tengo que ser consciente de que este personaje es un hombre dominado por la perversidad, el miedo, la violencia, el crimen, el asesinato... Todo tengo que proponerlo en escena para que los espectadores sientan lo mismo que cuando leen a Edgar Allan Poe, que lo sentimos hasta cuando somos niños. A ellos se les da Poe para que lo lean y se queda la cosa en que son cuentos de terror, narraciones fantásticas, pero hay todo un mundo detrás de perversidad del ser humano muy potente», comenta sobre esta propuesta estrenada en julio de 2011 en el Teatro Romea de Barcelona, dentro del Festival Grec, y de la que ya llevan más de cuarenta funciones. «Hacerlo todas las noches es tremendo porque es una historia descarnada de violencia, crimen y justicia».
Transita Echanove por espacios amenazantes, oscuros, terroríficos..., que no consiguen achantar al veterano actor. Sus 51 años son fieles escuderos. Qué le van a contar a él, bregado en mil y una batallas. «Afortunadamente sé colgar el personaje cuando termino la función cada noche», dice, aunque asegura que los años no son garantía y depende de la realidad en la que uno viva. «Yo soy un hombre enormemente vitalista, adoro la vida, lo positivo y lo luminoso de la vida, el entendimiento entre las personas. Otra cosa es que cuando tengo que interpretar una zona oscura me implique al máximo».
Y él lo hace en un texto que, muy resumido, narra la historia de un hombre que acaba de matar a su mujer de forma accidental, pero también muy violenta en lo que establece un hilo con la lacra actual de la violencia de género.
«Mi personaje mata a su mujer por accidente, pero la mata violentamente y la empareda, es decir, es un criminal en toda regla, que confiesa en primera persona sus crímenes. Hoy en día la realidad parricida es realmente dolorosa, y me parece enormemente tremenda, es algo que me produce un absoluto rechazo porque es una violencia desmedida como todas, pero tiene algo más de cobardía y ensañamiento», se rebela Echanove, que sigue desgranando este Desaparecer, que bebe de Allan Poe traducido por Julio Cortázar, pero también de Robert Walser, el escritor suizo que internó en un manicomio de forma voluntaria y murió mientras paseaba por la nieve.
Walser ha sido uno de los grandes descubrimientos para Echanove y a su director da las gracias. Él, a diferencia de Bieito, no ha tenido tiempo para viajar al país alpino, pero sí se ha leído sus historias de amor. «Es fantástico. El 50 % de inspiración, aun cuando no haya textos de Walser dentro de la función, es suyo, el espacio en el que nos movemos, ese mundo de locura, tiene que ver claramente con él».
Y esa atmósfera se vuelca en la escenografía que viste este espectáculo. Sobria y elegante son los adjetivos que elige Echanove para pintarla. «De todos los montajes que he visto de Calixto, este es el más elegante y, seguramente es esencia Bieito. Si uno coge un poquito de Desaparecer y lo mezcla con otras cosas es como la esencia de los perfumes, que con una gota se pueden elaborar litros de agua de colonia».
Habla el actor de un director con el que ya trabajó en Plataforma y al que cree que ya le ha cogido el punto, que, subraya, no es difícil hacerlo. «Es enormemente trasparente, se trabaja muy a gusto con él y le tengo admiración, respeto y cariño. Somos muy amigos y no necesitamos contarnos mucho las cosas, nos entendemos con mirarnos a la cara».
El triángulo lo completa Maika Makovski. La música es la otra intérprete en la función. Un piano en escena en directo: «Es tan importante como la traducción de Cortázar, el texto de Poe, la dirección de Bieito o mi interpretación. Maika Makovski es protagonista al cien por cien del espectáculo, es una música enormemente interesante. Maika es uno de los talentos musicales más importantes. Tiene un estilo propio. Más allá del pop o el rock es Maika Makovski».