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EXPOSICIÓN

Los inquietos disparan con gelatina de plata

Cultural Cordón reivindica la fotografía como arte con una colección de los autores que en los 50 y 60 fijaron su mirada en la realidad, ondearon la bandera de la libertad y rompieron con la retórica franquista

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Están convencidos de que la fotografía es una expresión de su tiempo y, por lo tanto, viva, alejada de la mirada anclada en el pasado, que debe tener una utilidad social.

Defienden la función social del fotógrafo, que se traduce en el compromiso con la vida cotidiana, la salida a la realidad de la calle y la huida de los círculos fotográficos endogámicos.

Apuestan por la libertad de tendencia de todos sus miembros y aceptaban el intercambio de ideas frente al dogma.

Reivindican la perspectiva de la fotografía como testimonio, en las antípodas del exotismo, el tipismo y la decoración.

Sellan un pacto con la verdad de su obra frente a la falsedad, el artificio y la repetición.

Huyen de la belleza como única razón de la creación fotográfica.

Están convencidos, defienden, apuestan, reivindican, sellan y huyen los fotógrafos que en los años 50 y 60 se lían la manta a la cabeza y rompen con lo impuesto hasta el momento, con el apolillamiento franquista. Ellos abrazan estos principios, que Laura Terré reconstruye a modo de manifiesto fotográfico, y en ellos fija el objetivo la nueva exposición de Cultural Cordón: Los inquietos. Iconos de la fotografía española, con fondos de la Fundación Colectania y comisariada por su director, Pepe Font de Mora, con copias de la época, todas en gelatina de plata.

Esta nueva muestra reúne 124 fotografías de 17 autores que, dijo el coordinador de este espacio, Javier del Campo, son pequeñas exposiciones en sí mismas de cada uno de los participantes: Francesc Català-Roca, Nicolás Muller, Ramón Masats, Carlos Pérez Siquier, Paco Gómez, Gabriel Cualladó, Rafael Sanz Lobato, Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Leopoldo Pomés, Ricard Terré, Joan Colom, Toni Catany, Eugeni Forcano, José Miguel de Miguel, Manuel Ferrol y Virxilio Vieitez.

«Todos comparten un mismo deseo de renovación, transformación e intervención. Su trabajo no es solo el de unos audaces autores que rompen con la anquilosada fotografía que el régimen franquista había amparado y favorecido, sino que va más allá. Son protagonistas culturales mayúsculos pues con sus imágenes crearon un imaginario colectivo, unos iconos intemporales, eternos, con los que nos sentimos próximos, reconocidos, a la vez que nos sacuden, que nos inquietan, nos interrogan sobre nuestro propio tiempo», señala Del Campo, quien considera que sus imágenes «han traspasado el límite de ese momento preciso para erigirse en símbolos permanentes de la conciencia y la memoria de un país».

Es esta colección una proposición a viajar al pasado, abre una ventana al día a día de los años 50 y 60, una sociedad de contrastes, de pueblos y ciudades, de rarezas y cotidianidades, de opresiones y tímidas libertades. Una mirada a las lágrimas compartidas por un niño y un adulto que retrata Manuel Ferrol; a la carantoña espontánea de un padre a su hija que recoge Joan Colom en una calle de Barcelona; a la exótica sesión fotográfica inmortalizada por Oriol Maspons, que también retuvo los mofletes tiznados de un niño que se agarra a la falda de su madre en Las Hurdes; al sábado por la tarde de los jóvenes en la Via Laietana de Barcelona de Miserachs; a los distintos gestos que dibuja la espera del tranvía junto a Viajes Bukamar inmortalizados por Masats...

Madrid, Barcelona y Almería (con la revista AFAL como aglutinador) son los tres focos de acción.

Camino por recorrer

Ellos pusieron su granito de arena, pero a esta disciplina todavía le quedan nuevos retos que alcanzar en el siglo XXI. Font de Mora les puso palabras ayer: «En España ya hay una conciencia de que la fotografía es un arte, que es muy popular, muy accesible, pero de ahí a conseguir su difusión... Somos conscientes de lo difícil que es montar exposiciones».

Hace tiempo que Caja de Burgos hizo suya esta misión. Su jefe de Gestión Cultural, Óscar Martínez, adelantó que pronto volverá a ser protagonista en el Palacio de los Condestables, como lo es ahora y lo ha sido en anteriores ocasiones.