Cerrar

ESCULTURA

Un lugar de delicioso contraste

Óscar Martín habilita un espacio para la creación y la exposición en Gamonal

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / Burgos

La plaza Jurista Cirilo Álvarez Martínez se encuentra en el corazón de Gamonal y asiste al devenir del barrio sin asumir ningún protagonismo. No hace falta dar muchas vueltas para encontrar en ella el estudio de Óscar Martín. El insólito color exterior y los no menos inquietantes símbolos e inscripciones que aparecen en la pared ya dan pistas sobre el carácter especial de este bajo comercial. Aquí estarás tranquilo contigo. Entra. Para ti despiertan la curiosidad de quien por allí pasa y se abandona al destino ante la suerte de rosetón catedralicio que copa la entrada: Sé tu ser.

El escultor burgalés abre la puerta y el caos se abalanza sobre el visitante. Estanterías que acogen obras sin orden ni concierto, polvo hasta el último rincón, arena en el suelo, una regadera por aquí y una papelera por allá, más estantes, lavaderos, más piezas, un armario con mil herramientas, cuadros que cuelgan, gafas de soldar, botes repletos de herramientas, lijas, enchufes, un taladro eléctrico, velas consumidas que se han convertido en creaciones... Las cosas se mantienen así en una segunda estancia. Más baldas sin un hueco libre, libros escondidos en busca de una mano salvadora que los mime, esculturas que empiezan a serlo y obras tornadas en realidad...

Cuando todo presagia que nada nuevo hay bajo el sol, Óscar Martín saca su varita mágica. Conecta una emisora de música en el dial       -Yo quisiera regresar a esa isla de sol...- y con la dosis justa de espectáculo sube poco a poco una persiana que oculta la salida a una tercera sala. Poco a poco, po-co a po-co... ¡Tachán! El truco le sale redondo. Consigue el efecto deseado en el espectador. Un pequeño paraíso, un oasis de espiritualidad, le deslumbra y sus ojos se agrandan con asombro.

Un ambiente de pureza lo envuelve todo, las bombillas de colores en el techo ponen la nota festiva y añaden elegancia y glamour a las esculturas que se exponen sobre bidones blancos. La pasarela de madera y los cantos rodados se suman al misticismo que lo cubre todo y que subraya Martín encendiendo unas velas.

«Mi idea era crear un jardín, de hecho en un principio iba a poner suelo de gres, pero me di cuenta de que no tenía sentido, que había que crear algo especial. Si eres un creativo tienes que serlo también a la hora de construir tu espacio. Yo he querido diseñar un embarcadero, que, a la vez, traza un circuito que guía a la gente y que impide que toque las piezas», explica sentado en la mesita donde recibe a las visitas (se pueden concertar en oscartinned@yahoo.es).

Y es que de eso se trata. De contar con un espacio donde sus clientes conozcan cómo trabaja y también el resultado final de las esculturas sin polvo ni suciedad que interceda en su posible interés. Y, por qué no, dice, tomar un té y hablar de arte de forma relajada.

Aunque hace menos de un año que Óscar Martín tiene acondicionado su estudio, la idea de llevarlo a cabo se remonta a más de veinte. Cuando conoció el lugar de trabajo del ceramista Enrique Mestre en Alboraya (Valencia).

¿Quién dijo miedo?

El taller de la plaza Jurista Cirilo Álvarez cuenta con unas dimensiones que hacen inviable la construcción de obras de gran formato, otra de las especialidades de este creador que firma la estatua del Cid de la A-1. Por eso acaba de invertir en una nave en Lerma. «Allí tengo espacio suficiente y quiero hacer piezas de dos o tres metros para que cuando venga un cliente, institución o empresa pueda ver las propuestas en gran tamaño, que cambian mucho a cuando son solo maquetas», comenta.

Esta mirada adelante con las cosas como están obliga a preguntar por esa señora llamada crisis. ¿Ha vendido Óscar Martín su alma al diablo? Nada de eso.

«Nosotros mismos nos hemos mentalizado de que hay crisis, nos envuelve el pesimismo y al final todo es un círculo. Si las personas no consumen, dejan de producir y todo acaba muriéndose por sí solo. En el caso del arte, siempre estás en crisis, no es algo que dé dinero, y si ganas un poco lo reinviertes», reflexiona y recuerda que la escultura es una de las disciplinas más costosas y con menor salida en el mercado.

Él ha hecho frente a la situación inventando nuevas fórmulas. Una es este estudio de trabajo y exposición que a ratos funciona como galería de arte. «Hoy en día hay galerías que te cobran un gran porcentaje por tener tu obra y al final esto es una forma de invertir lo que vas ganando para continuar». Otra es el haberse sabido rodear de mecenas, que arropan de una u otra manera su labor. Desde las empresas que instalan las bombillas al bufete de abogados que le lleva los temas legales. «Al final se trata de colaborar y de que el arte sea viable. Si no consigues apoyos es imposible. Gracias a los mecenas convierto en realidad mis sueños».

Sobre estatuillas

No se puede quejar el artista. Tanto las instituciones, como los particulares como las empresas privadas confían en él. Se ha convertido en el autor de moda para la creación de los trofeos entregados en distintas convocatorias. Suyo es el que se dará al ganador de la Muestra de Fuegos Artificiales de San Pedro, el que conmemoró el X Congreso Nacional de Agentes y Corredores de Seguros celebrado en abril, el del Campeonato de Golf de Lerma y el que recibieron los galardonados con los premios Ciudad de Burgos.

A él no le importa llevar esta etiqueta. «Estoy encantado. Que confíen en uno es importante y todo es escultura. Uno se siente orgulloso», valora con uno de ellos fundido en bronce encima de la mesa. Juega con él, alaba el acabado de la Fundición Capa de Arganda, con la que trabaja muy a gusto, alude a la carestía de los materiales...

Celoso de sus creaciones, Óscar Martín no desvela qué se trae entre manos ahora mismo. Siempre está maquinando. Para él una obra no lo es hasta que no se puede sentir físicamente. «Hay personas que dicen que la idea en sí es una escultura, que el pensamiento ya es una obra de arte. Pero mi opinión es otra, soy más clásico en eso y me gusta el hecho de verla, de sentirla, de tocarla físicamente», cuenta este artista que se declara místico y llama la atención por donde va.

¿Cree en la inspiración?

«Yo creo en Dios. Creo que todos estamos conectados a Dios, Dios como el todo, como el absoluto, no como ese hombre con barba blanca, un palo y un ordenador, que está ahí controlando, sino como la suma de todos nosotros y todos los seres de la naturaleza. Creo que estamos conectados a esa energía creadora y dentro de esa conexión fluyen las ideas, pero, por supuesto, tienes que estar en un estado de meditación y este se produce cuando estás trabajando», responde Óscar Martín, que prefiere hablar más de intuición que de inspiración.

«Se trata de conectar con tu dios superior, con la divinidad. Por desgracia, con el tema del catolicismo mucha gente abandona la espiritualidad y es una tontería porque es una parte más de nosotros. Da lo mismo la cultura cristiana, musulmana, hinduista o budista», ahonda y mira hacia el altar con representaciones de las religiones más importantes que ocupa uno de los rincones de esta sala blanca.

Es una cabriola más dibujada en el aire por este artista que afronta la vida con la misma paz interior con la que lo hace un místico, pero que nunca ha levantado los pies del suelo.El IMC 'meterá mano' a la guía de estudios y bares de arte en otoñoUno de los proyectos del Instituto Municipal de Cultura (IMC) es la creación de una guía de bares artísticos y estudios de creadores para brindar una nueva forma de ocio a los turistas y a los burgaleses. El anuncio lo realizó el concejal del área, Fernando Gómez, el pasado mes de enero. Nunca más se supo desde entonces. La idea no se ha olvidado, aunque el edil confiesa que se ha avanzado muy poquito. «Los ajustes presupuestarios nos han obligado a la prudencia y, además, otros temas más importantes han ocupado nuestro tiempo», justifica Gómez, quien adelanta que lo retomarán en otoño. Y es que las cosas no son tan sencillas como parecen. Algunos de los bares de la ciudad programan actividades culturales sin las licencias necesarias y se han tenido que enfrentar a más de una denuncia. Es un escollo que hay que salvar. Para ello ya han mantenido tímidos contactos con algunos de sus responsables. El apartado de los estudios es, a priori, más viable. Solo es necesario ver si hay un número suficiente de artistas dispuestos a abrir sus puertas en un horario determinado.