TEATRO
«Media un abismo entre lo que imaginas en casa y lo que luego funciona en escena»
El Centro Dramático Nacional estrena mañana en Madrid 'La comedia que nunca escribió Mihura', del burgalés Carlos Contreras Elvira, dentro de un ciclo para promocionar a nuevos dramaturgos
A.S.R. / Burgos
Teatro, lo tuyo es puro teatro... Carlos Contreras Elvira sería el perfecto destinatario de esta canción. El escritor burgalés ha cogido la senda de la escena y sigue sus pasos con acierto. Sus obras se publican, pero también suben el telón. Ya cuenta las horas para el estreno de La comedia que nunca escribió Mihura, que será mañana en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán, con la producción del Centro Dramático Nacional, donde estará hasta el 25 de noviembre. Es la primera de las propuestas del ciclo Escritos en escena, que brinda a cuatro autores la posibilidad de trabajar un montaje con los actores. Junto a Contreras Elvira se encuentra la también burgalesa María Velasco, que presentará La ceremonia de la confusión entre el 13 y el 24 de marzo.
Contreras Elvira, que actualmente disfruta de una beca de la Academia de España en Roma, donde desarrolla un doble proyecto también con el teatro como eje, ha viajado hasta Madrid para ultimar los detalles del estreno.
Desde allí cuenta que el trabajo se ha basado en improvisaciones. Él escribía escenas en casa, las llevaba al día siguiente a los ensayos, las probaba con los actores, veían lo que funcionaba y lo que no, lo corregía y adelantaba alguna otra, la subían a las tablas de nuevo hasta que parecían lo suficientemente interesantes como para seguir avanzando.
«Sólo hemos contado con dos meses para escribir y levantar la pieza, algo que sin Tamzin (Townsend) hubiera sido muy complicado de hacer, puesto que es una directora con las ideas muy claras, con mucha energía y con una experiencia tremenda. También los actores y el resto del equipo me han ayudado mucho durante el proceso de escritura y lo cierto es que ahora no sé cómo lo haré para volver a escribir por mi cuenta, ya que media un abismo entre lo que uno imagina en casa y lo que realmente funciona en escena», comenta.
La comedia que nunca escribió Mihura presenta a un dramaturgo sin mucho éxito que, en los años setenta, quiere parecerse tanto al autor madrileño que va a la habitación de un hotel de San Juan de Luz donde este veraneaba en busca de la inspiración sin saber que quien sí se cruzará en su camino será una particular vedette de la época.
¿Qué siente el autor de un texto al verlo en el escenario por primera vez? «Al principio siempre siento algo de vergüenza, pero con el paso de los ensayos, la participación de todo el grupo en el proceso de escritura y la cercanía inminente del estreno -algo que en esta obra hemos padecido desde el principio por haber dispuesto sólo de mes y medio para escribirla y ponerla en pie- no da tiempo a sentir gran cosa. Como mucho, uno puede pensar el sentimiento mientras corrige una escena tras otra en la búsqueda de soluciones, pero a veces ni eso», responde Contreras Elvira, quien afirma que siempre es emocionante estrenar un texto y que hacerlo en el Centro Dramático Nacional aumenta su curiosidad.
«No sé con qué expectativas vendrá la gente: si se defraudará al comprobar que esta obra no es de Mihura; si se reirá cuando toca, lo hará en momentos que no teníamos previstos o directamente no lo hará; si el ritmo será el adecuado para que el público no se aburra o si las críticas serán comprensivas con un proceso de escritura que seguirá en marcha también durante los días de exhibición, ya que durante estos se seguirán corrigiendo cosas con vistas a la siguiente función y a la publicación final», expone y confiesa sentir curiosidad por saber si conseguirán «contar lo que queremos de la manera en que hemos elegido».
Es imposible saber si La comedia que nunca escribió Mihura llegará a las tablas burgalesas. Las cuatro piezas de Escritos en la escena se muestran a compañías, productores y distribuidores para que puedan adquirir los derechos y desarrollar un montaje al uso. Por ello, Contreras Elvira cruza los dedos.