Cerrar

Publicación / Relatos

Cuatro Caminos no es el Caribe pero se le parece

Óscar Esquivias incluye un cuento en la antología 'Madrid, con perdón', una cartografía literaria de esta ciudad

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / Burgos

Caballo de Troya sintió la urgente necesidad de realizar una cartografía literaria del Madrid contemporáneo. Hizo la propuesta y se encontró con quince miradas a la ciudad, la de los bocadillos de calamares y el Pirulí, la de la chocolatería San Ginés y los magrebís de Lavapiés, la del Hotel Kafka y los latinos de Cuatro Caminos. Sobre estos últimos pone sus ojos Óscar Esquivias (Burgos, 1972) en El Chino de Cuatroca, el cuento con el que participa en el libro colectivo Madrid, con perdón.

El relato se ambienta en los alrededores de la castiza glorieta de Cuatro Caminos y describe el distrito de Tetuán, donde vive el escritor, quien apunta que, después de Lavapiés, es la zona de Madrid con mayor número de inmigrantes, sobre todo hispanoamericanos. «A veces, cuando paso por la calle Topete tengo la sensación de estar en el Caribe, algo que me encanta», apostilla.

Las páginas de este mapa literario se completan con las aportaciones de Mercedes Cebrián, Elvira Navarro, Fernando San Basilio, Esther García Llovet, Carlos Pardo, Juan Sebastián Cárdenas, Jimina Sabadú, Antonio J. Rodríguez, Natalia Carrero, Grace Morales, Álvaro Colomer, Roberto Enríquez, Jordi Costa e Iosi Havilio.

El burgalés considera que Madrid puede ser musa igual que cualquier otra ciudad. «Lo de la inspiración depende más de la receptividad del artista que de los estímulos externos», apunta y no se queja de su generosidad. A él le ha regalado dos novelas, Jerjes conquista el mar y Viene la noche, y varios cuentos.

«Me llama mucho la atención esa mezcla tan madrileña de extrema modernidad, conservadurismo tradicionalista y espíritu arrabalero, que a veces se manifiesta todo junto», comenta al preguntarle por sus pinceladas más literarias y, cuando se trata de las menos, suelta que todo es susceptible de terminar en una novela.

Óscar Esquivias enfiló la N-I cuando tenía 25 años para estudiar el doctorado y hacer la prestación social sustitutoria y se quedó allí por amor a uno de los hijos de la urbe. Sus palabras reflejan que está encantado y que mantiene los pies en el suelo: «Para un escritor ofrece una vida cultural muy intensa, maravillosas librerías y bibliotecas, y una gran variedad de tipos humanos, pero nada de esto asegura que nadie vaya a componer grandes obras. El lugar ideal para la creación tiene más que ver con el espíritu que con la topografía».

El autor de Inquietud en el paraíso va camino de convertirse en un hombre antología. Madrid, con perdón se suma a una bibliografía que el 1 de diciembre tendrá un nuevo título: Bleak House Inn. Es el homenaje de un grupo de escritores a Charles Dickens, donde La última víctima de la batalla de Trafalgar está firmado por Esquivias. También aparecerá en un volumen de cuentos españoles que Cátedra editará el año que viene.

Y, entre antología y antología, dice seguir aplicado con una nueva novela. «Hay días que avanzo una página y otros que borro dos o tres, así que el libro crece y decrece a espasmos», ilustra y confiesa estar muy entretenido e ilusionado, pero rechaza aventurarse a decir cuándo pondrá el punto y final.