Cerrar

EL CABALLETE CLÁSICO

Paraíso de besos robados

Cultural Cordón muestra por primera vez en España la colección de arte de Vittorio Sgarbi. ‘Il Giardino Segreto’ reúne 41 pinturas de los grandes maestros italianos de los siglos XV al XVIII. Hasta el 8 de enero

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

A.S.R. / BurgosTenía nueve años cuando su padre, «un profesional burgués en los años cincuenta», empezó a llevar a casa unos pequeños libros de color nata. El hijo del farmacéutico, de Mario Tobino, Mal oscuro, de Giuseppe Berto... Las estanterías crecían mes a mes con esta colección de clásicos de la Biblioteca Universal Rizzoli. Corrían los años sesenta y el veneno del coleccionismo empezó a correr por las venas de Vittorio Sgarbi. Cincuenta años después es el propietario de una de las colecciones de arte privadas más importantes de Europa. Estos fondos salen ahora por primera vez de su país para la exposición Il Giardino Segreto. Grandes maestros de la pintura italiana en la colección Sgarbi, que convierte Cultural Cordón en una cámara de las maravillas hasta el 8 de enero.Vittorio Sgarbi, historiador del arte, crítico, político, showman televisivo..., cuenta que su mirada coleccionadora se posó en el arte en los setenta. Primero fueron libros. Se moría de gusto cuando hallaba una rareza en la trastienda de un anticuario. Después la pasión se desató. Y hace treinta años el arte dejó de ser pensamiento y se convirtió en cosa. El hallazgo inesperado del Santo Domingo de Nicolò dell’Arca le abrió las puertas de este cielo.«La caza de los cuadros no tiene reglas, no tiene objetivos, no tiene puertos, es imprevisible. No se encuentra lo que se busca, se busca lo que se encuentra. A veces mucho más allá del deseo y las expectativas. Desde aquel momento he buscado y querido solo lo que no había. Este es el divertimento y es el misterio del coleccionismo: el interés por lo que no hay», relata Sgarbi en el catálogo de la exposición, un volumen en español e italiano en el que también escriben los especialistas Pietro di Natale y Peter Glidewell.Bajo estos mandamientos ha conseguido reunir lo que él denomina un ejército de arte que luchará por su eternidad, un conjunto de obras que lo retratarán cuando él ya no pueda hacerlo.Estas tropas son sus conquistas, pinturas dispuestas en el Palacio de los Condestables prestas a sorprender al espectador como el amante que roba un beso a su enamorada. Ese placer se esconde en este jardín secreto. «Aparecen nombres esenciales del arte de todos los tiempos junto a rarezas y obras sutiles de artistas que resulta imprescindible reivindicar, reúne obras que han visitado algunos de los más importantes museos y han sido estudiadas por los más prestigiosos especialistas del mundo junto a otras que empiezan a ser conocidas por el público y por la comunidad científica», resume el coordinador de exposiciones de Cultural Cordón, Javier del Campo.Resalta que en la muestra se dan cita las grandes escuelas y sensibilidades que caracterizan al arte italiano desde el siglo XV al XVIII con nombres como los de José de Ribera, Lorenzo Lotto, Tiziano Vecellio, Veronés, Antonio y Bartolomeo Vivarini... Las sorpresas también tiene nombre de mujer con la presencia de dos obras firmadas por Artemisia Gentileschi y Orsola Maddalena Caccia en una época en la que el arte era cosa de hombres.«Esta selección permite asomarnos a la delicadeza del primer Renacimiento, a la exuberancia del manierismo y del realismo naturalista y a la intensidad tardo barroca», ilustra Del Campo antes de invitar al espectador a dejarse sorprender por esta colección a través de cinco senderos en torno a las grandes preocupaciones de la pintura italiana.«Hablamos del arte como imitación y reflejo de la naturaleza, como ideal anhelado y materia tangible, como deseo de percepción y manifestación íntima, como resultado del conocimiento intelectual o como fruto del ingenio más sublime», enumera al tiempo que desea que entre estas pinturas el público sienta, como él, que se cuela de forma clandestina en un jardín secreto. Y quién sabe si también el placer del beso robado...