Mayumaná, pasión y alegría de vivir
La compañía israelí brinda las dos primeras funciones de ‘Racconto’, un viaje multicultural y salpicado de humor con Andreu Buenafuente como cicerone. El espectáculo sigue hoy y mañana en el Fórum Evolución
A.S.R. / BurgosAlberto vive en Bilbao y Lourdes a orillas del Arlanzón. Los dos pasarán el puente festivo en un pueblo ribereño, pero la agenda cultural los retiene unas horas en la capital burgalesa. La presencia de Mayumaná atrajo su atención y, parranderos que son, los ojos les hicieron chiribitas ante el derroche de ritmo, percusión, baile, pasión, energía, locura... que promete, y cumple, la compañía israelí. ¿Qué mejor plan para bajar una señora comida, con sus cafés y sus postres de postín?Dos sonrisas de oreja a oreja lo decían todo tras la casi hora y media de duración de Racconto, el espectáculo que rescata los mejores momentos de los quince años de historia de esta ya mítica empresa, que esta vez embarca al público en un viaje multicultural con el humorista Andreu Buenafuente como cicerone virtual.A esta travesía, que sigue hoy (18 y 21 horas) y mañana (18 horas), se lanzaron estos dos amigos que daban por buenos los setenta euros invertidos en ella.La aventura se reveló como una suma de sensaciones, emociones, sentimientos encontrados, números en los que la compañía regresa a su origen con un apasionado ritmo arrancado a cubos de basura y que descubre su evolución hasta llegar a la sorprendente utilización de las nuevas tecnologías sobre el escenario.Racconto es un montaje que gira alrededor de la cultura mediterránea, se viste con el frenesí del ritmo africano, se deja seducir por los sugerentes sonidos llegados de Oriente, hace suya la esencia española, un país con el que afianzó su relación a partir del año 2001. Bebe de su espíritu y lo incluye sin reservas en sus nuevas propuestas.Mayumaná dibuja un universo de ritmos imposibles, de complicidad con el público -intérprete activo en la celebración de este quince aniversario-, de pinceladas cargadas de humor, de espacios donde el reloj marca las horas con mucho ritmo y siempre parece Carnaval; un mundo donde no falta el toque sexy, con ritmos trepidantes e inalcanzables que dejan con la boca abierta al espectador y en la que el amor también se cuela. Muac, muac.