El Correo de Burgos

UNA MIRADA PLÁSTICA

Artistas con el equipaje siempre listo

La crisis empuja la salida de creadores burgaleses, pero no es la principal causa

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Burgos

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A.S.R. / BurgosEl bombardeo de la presencia de artistas burgaleses en otros países durante este otoño obliga la pregunta: ¿Está la crisis propiciando una fuga de creadores en las artes plásticas burgalesas? La respuesta es no, pero con matices. Tres de estos aventureros, Fran Herreros, Paula Sampelayo y María José Castaño, pintan sus porqués.El primero sí lanza su dedo acusatorio hacia la situación actual, aunque la pesca en otros caladeros acompaña su trayectoria personal desde hace años. La segunda considera que es una salida casi obligatoria para los jóvenes que empiezan ahora pero no para los que, afortunadamente, como es su caso, ya tenían una trayectoria previa. Y la tercera observa la precariedad del mercado nacional del arte, pero añade que a ella solo la mueve el enriquecimiento que proporciona conocer otras culturas.María José Castaño se esconde estos días en su nave de Cascajares de la Sierra. Está trasladando al lienzo todas las técnicas y materiales que ha absorbido durante su reciente residencia en China. Pero si, dice, hasta coge de otra manera el pincel. Hace escasos veinte días regresó de allí tras dos meses en el denominado barrio de los artistas de Pekín, Songzhuang, de los que, calcula, 10.000 de sus 15.000 habitantes se dedican a este oficio.«Ha sido una experiencia maravillosa, en todos los sentidos, por todo lo que descubres, lo que aprendes... ¡Es un país tan distinto al nuestro! Es brutal. Hay muchos mundos, muchos contrastes», ilustra entusiasmada la pintora.La oportunidad llegó a través de un amigo de Logroño. Le habló de una galería que organizaba residencias de artistas en China. Aunque luego no todo fue tan bonito como le habían vendido, ella se ha sabido buscar la vida, ha aprendido de sus vecinos, ha buceado en sus materiales, en sus técnicas, ha pateado por aquí y por allá y hasta tuvo ocasión de exhibir lo experimentado en uno de sus centros culturales en una exposición colectiva.La tinta china ya se ha encaramado a su paleta y espera poder hacer pronto una muestra en Burgos para compartir esta nueva mirada en la que la luna interpreta un papel principal.La crisis, sin embargo, aparece en un total segundo plano en esta aventura.«Un viaje te abre puertas para hacer más cosas. Puede ser que los momentos actuales empujen más a salir para palpar nuevos campos, pero aunque no hubiera también hay que viajar para enriquecerse. Yo funciono así», explica la autora, que antes ha atrapado la calidez cubana o el embrujo belga y que se muere por dejarse engatusar por algún país de África o la India.Reconoce que la situación de España desde fuera se ve peor todavía. Ella ha comprobado como galeristas o profesionales de otros países buscan a creadores antes en el mercado chino que en el español. «No les interesamos», sentencia y apostilla que el gigante asiático tampoco es jauja.Lo que sí tiene claro Castaño es que hay que ponerse las pilas. «La competencia es grande y las oportunidades cada vez menos y, claro, que hay que salir», señala y reconoce que este revolcón ha obligado a muchos a levantarse de las poltronas.«Estábamos muy acomodaditos. Tenemos que espabilarnos, si todo está flojo y triste y hay que ir a China o donde haga falta para traer la alegría se hace», se emociona y apostilla que no significa esto una fuga de creadores: «Que no nos vamos, que son viajes de ida y vuelta».Ida y vuelta a EuropaTambién de ida y vuelta son los trayectos de Fran Herreros y Paula Sampelayo. Los dos miran hacia Europa y Bélgica es un país talismán para ambos. Hace ya varios años que realizan proyectos allí, aunque este año también tentaron a los franceses en una feria de arte a la que los dos acudieron de la mano de la galería Javier Román de Málaga.Herreros es el más radical. No se anda con medias tintas y, al preguntarle si la situación de los pintores es similar a la de ingenieros y enfermeros, espeta: «Aquí las cosas están muy mal. Están cerrando muchísimas galerías en Madrid, incluso de renombre. No se vende arte (...). En España falta cultura artística. No se apoya el arte a ningún nivel. Los que son más jóvenes que yo no tienen ayuda de ningún tipo y en Castilla y León, menos. A mí me encanta Burgos pero no puedes ser un pintor localista y aislarte».Relaja el discurso cuando habla de su situación personal. Él no se puede quejar. Tiene múltiples frentes abiertos tanto dentro como fuera de España y su teléfono no para de sonar. Reconoce que la presencia en internet ha sido fundamental. También el dejarse ver en estas citas internacionales.La presentación de su obra en el ArtShooping de París le abrió las puertas al mercado italiano y al belga hace años que le cogió la medida. No deja de enviar papel a Bruselas, donde trabaja con dos galerías. En una de ellas, Byron Gallery, inaugura una exposición el 19.La Navidad también la pasará en casa. Los Reyes Magos se han adelantado y han sido muy generosos con él. Participará en sendas muestras en la galería de Javier Román de Málaga, en Montóndetrigomontóndepaja de Segovia, y en La Bottega dell’Arte de Burgos.«He decidido trabajar poco a poco y en espacios interesantes para mi obra, a partir de los que luego pueden salir proyectos e historias. Intento exportar mi pintura», desvela el creador, quien se ve como la hormiguita de la fábula.La tinta internacional en la trayectoria de Fran Herreros se completa con su aportación de piezas para la decoración de los hoteles de la cadena AC, a través de la galería madrileña Multiplicidad. Una colaboración que ahora se ha extendido a los Marriot de Estados Unidos. Precisamente, hace poco ha enviado un par de grabados a un edificio de Nueva York.Esta colaboración la comparte con Paula Sampelayo, otra de las creadoras viajeras. Ella también participó en el ArtShooping de París -«ha sido una experiencia buena y muy importante para que la gente sepa que existes y hacer contactos»- y es una vieja conocida en Bélgica, donde ha realizado varias residencias artísticas, experiencia que repetirá probablemente este verano.Aunque considera que la actual crisis económica sí puede impulsar a hacer las maletas en busca de las oportunidades inexistentes en España, también cree que no obliga a fugarse. Por lo menos, dice, ella no lo ha vivido directamente. Otro cariz tiñe su discurso si mira a los lados.«Lo bueno en nuestro caso es que ya llevas una andadura y no te ves recién salido de la facultad con el ‘y ahora qué’ como pasa a los jóvenes, que se plantean su presente directamente en el extranjero. En mi caso es un complemento y si es fuera de España, fenomenal. Está bien ver cómo funcionan en otros sitios para no dormirte en los laureles. Te lo pide el cuerpo», reflexiona.Añade que su situación personal es la misma que hace diez años, «igual de buena o de mala». «Artes plásticas es una carrera de fondo y, más o menos, la incertidumbre siempre ha existido y existirá», observa y reconoce que es verdad que el poder adquisitivo medio ha bajado y el arte lo ha sufrido, sobre todo el que más éxito tiene entre la juventud, como es su caso. La alegría de compra de años pasados se ha enturbiado, pero el baile no cesa. Aquí o fuera.Con la música a otra parte

Aunque las fronteras no existen cuando se habla de música, a veces cruzarlas se presume como una ardua tarea y conseguirlo se convierte en noticia. Últimamente, la bandera burgalesa ondea en los escenarios internacionales. Fetén Fetén, que saca en enero su segundo disco, acaba de regresar de Marruecos y hace unas semanas volvió de una gira por Argentina y Cronómetrobudú ha anunciado recientemente que volará a México en abril a presentar su nuevo álbum, Ama Gi.¿Qué papel juega la crisis económica en estas aventuras?Cronómetrobudú es tajante. Los miembros del grupo decían recientemente que ven el futuro fuera de España. Además de a México, donde tienen un club de fans, esperan llegar a otros países, entre ellos Japón.No lo tiene tan claro Diego Galaz. El violinista de Fetén Fetén cree que la situación de crisis económica en España dibuja un panorama raro con respecto a otros países.«Es todo muy curioso. Fuera, la sensación de tener más posibilidades de hacer una carrera es más grande que aquí, hay más entusiasmo, se abren más puertas, es más fácil entrar en radios y televisiones, se puede llenar más fácilmente un lugar, hay más cultura de pagar... Pero la paradoja está en que, por otro lado, el caché, el sueldo de un músico de aquí, sigue siendo, quitando algún país y otros que desconozcamos, mucho más alto», plantea.Pone como ejemplo a un músico de jazz famoso, que en España puede cobrar hasta 4.000 euros por participar en un festival frente a los 200 dólares a los que puede optar en un club de Nueva York.A pesar de esto, cree que es necesario salir fuera para ver las distintas maneras de vivir la cultura. «Los músicos españoles hemos vivido de una manera insólita, los sueldos de las giras eran muy buenos y ahora el choque es más grande. Tenemos la sensación de que algo se ha acabado, pero era algo irreal, como que después de un verano pudieras ahorrar 30.000 euros. Es imposible que esto siga sucediendo», enfatiza y aplaude el pinchazo de esta burbuja porque, cree, da más oportunidades a los proyectos pequeños.«Es raro, no creo que haya que irse por obligación, pero es verdad que contactas con otras realidades, otros músicos y otros públicos», apunta recién llegado de Marruecos, donde tuvieron al Instituto Cervantes como cicerone a través de la Cooperación Cultural y Promoción Exterior del Ministerio de Cultura, con el que esperan viajar también a Costa Rica e Irlanda. Son viajes por cerrar. El que tienen casi en el bolsillo es el billete para volver a Argentina.Hace pocas semanas que regresaron del país sudamericano y ya planean volver. Han hecho muchos contactos y trazado planes. Ahí está la posibilidad de grabar un disco con Cachorro López, productor de Julieta Venegas y Andrés Calamaro, y otros músicos de allí.En su agenda, en rojo, aparece también una parada de dos meses en Nueva York. «Es cumplir el sueño del músico de vivir fuera, no creo que allí podamos ganar más dinero que aquí a pesar de la crisis, pero sí sacar mucho más rendimiento», valora.

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