Poesía
Princesita de cristal de verso alegre
Sabela Aldrey Dono debuta con ‘Tímidas tonterías’, un libro vitalista que canta al amor y a la cotidianidad e inquietudes culturales de una joven de su generación
A.S.R. / BurgosSoy una mujer de treinta y dos veranos. / Me gustan el queso, el pan y las cerezas. / Me encantan las personas con calor en las manos. / Mido 1,65 de los pies a la cabeza... Sabela Aldrey Dono pinta su autorretrato con versos en su primer poemario, Tímidas tonterías (Editorial Dossoles), que presentó ayer en la Sala Polisón con palabras bonitas, música de violín y guitarra y fotografías para ahuyentar la morriña de no tener a su lado a su familia, que corretea por estas páginas vitalistas y optimistas, que cantan al amor en el sentido más amplio de la palabra, y también en el romántico, y que reflejan las inquietudes culturales y el día a día de una chica de su generación.Cada poema de este libro, ilustrado por su hermana Iria, descubre un trocito de la vida de Sabela Aldrey, sobre todo de su infancia y su juventud. Fue entonces cuando se desató su pasión por la literatura. Veía a su madre leer con avidez y ella también deseó acariciar los libros. A los nueve años quiso más y escribió la que ella denomina entre risas su primera novela, un cuaderno manuscrito de principio a fin que aún conserva. Con su hermana, ilustradora y diseñadora gráfica, formó un buen tándem.Con la madurez llegaron los versos. Se le aparecen en cualquier momento. Puede llenar la agenda de notas del móvil, garabatear una hoja mientras vigila a sus alumnos durante un examen, antes de apagar la lámpara y abrazar a Morfeo o en el vagón del tren de camino a su tierra.Y de esos ratos nace Tímidas tonterías, título que hace un guiño a la niña súper tímida que fue como una princesita de cristal, que no hablaba por miedo a decir tonterías.Estos fantasmas abandonaron su habitación hace mucho tiempo y en su lugar aparecieron rayos de luna, carmín en labios de niña, Willow, la música indie de Vetusta Morla o La habitación roja, películas cándidas del cine independiente como Amèlie o Pequeña Miss Sunshine y clásicos como El apartamento, la influencia de Rosalía de Castro, Jane Austen, Almudena Guzmán, Ana Rossetti o Ángel González, bicicletas de los años ochenta, princesas rebeldes que rompen tópicos, héroes que escriben finales felices...Todos estos elementos pueblan la ópera prima de Sabela Aldrey (Santiago de Compostela, 1981), que desde hace cuatro años vive en Burgos, donde celebra su sueño infantil de ser una paciente y gentil profesora en la Escuela de Arte.«Este libro es el reflejo de quienes fuimos adolescentes en los noventa, que lo tuvimos todo. Mi poesía es muy positiva, igual porque en general he tenido una vida feliz, no ha habido desengaños, no he vivido nada dramático», resume la autora, quien reconoce en él un poemario pop (con dos guiños al gallego).