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Monasterios, el misterio continúa
San Pedro de Cardeña, Las Huelgas y la Cartuja aparecen en el recorrido que Miguel Sobrino hace por destacados cenobios de España y sus circunstancias
El dibujo de las aguas del Arlanzón sobre la ciudad que se levanta siguiendo su ritmo guía a Miguel Sobrino por Burgos. Su curso le sirve para adentrarse en los conventos que pueblan la que fuera capital de Castilla en uno de los capítulos de Monasterios. Las biografías desconocidas de los cenobios de España (La Esfera de los Libros).El autor, dibujante y escultor madrileño se detiene en los tres complejos más importantes y que más miradas atraen como son el de San Pedro de Cardeña, la Cartuja de Miraflores y Las Huelgas. Antes, hace un sucinto recorrido por los que desaparecieron como el convento de San Pablo, sepultado bajo el complejo de la Evolución Humana, o el de los Carmelitas, y por otros que se mantienen en pie, con una importante riqueza histórica y artística, que se quedan fuera por la imposibilidad de abarcar todos (La Merced, San Agustín, Santa Teresa, Santa Clara...).«No podíamos escribir un libro sobre monasterios contando solamente los hechos históricos y describiendo las construcciones y las obras de arte que encierran. Los viejos cenobios deben ser aprovechados para algo más que el disfrute estético o la ilustración de la historia», expone el autor y añade que este trabajo, precedido por Catedrales. Las biografías desconocidas de los grandes templos de España (2009), donde también incluyó a la burgalesa, tiene dos objetivos, uno sencillo y otro más complejo.«El sencillo es invitar al lector a que viaje, a que disfrute de un patrimonio cercano y en el que resulta imposible desligar la arquitectura del paisaje que la engloba; el complicado consiste en indagar en nuestra deuda con el fenómeno monástico, que influye en ciertos aspectos de la vida actual más de lo que en un principio cabría sospechar».Miguel Sobrino tiende la mano al lector para que haga la maleta y recorra la geografía española a partir de los centenares de conventos que la pueblan. Él los guía por la riqueza de su arquitectura, los tesoros que custodian sus paredes y los misterios que se esconden en ellos, pero también los alumbrará sobre las circunstancias de su construcción, el papel que jugaron en la sociedad de la que formaron parte, en la educación y en la cultura del momento, aunque el hilo conductor de la fundación en todos sea, obviamente, de tipo religioso. Monasterios va más allá.«El espectador moderno, el que frecuenta los monasterios durante sus viajes en busca de monumentos y paisajes, no necesita compartir las creencias de los monjes para verse implicado en la concepción, la forma y el destino de esos edificios. Si los observa con tiempo descubrirá infinidad de motivos permanentes, aquellos que perduran como huellas significativas del paso del hombre por la tierra. Y algunos de ellos le servirán, en estos tiempos en los que tantas dudas despierta nuestra forma de estar en el mundo, como tema de reflexión y, acaso, como ejemplo», ahonda el autor de este volumen de 815 páginas de texto trufadas por ilustraciones y con un glosario final con algunos de los términos que pululan por ellas.Veinticinco están protagonizadas por los tres complejos monásticos más importantes de la capital burgalesa.El escritor inicia su recorrido en San Pedro de Cardeña. Se regodea en su origen, en su arquitectura, en el carácter guerrero que le envuelve, en la matanza de 200 monjes a finales del siglo IX a manos de los musulmanes o su relación con el épico poema del Cid, que dejó allí a su mujer camino del destierro.De este enclave pasa a la Cartuja de Miraflores, fruto de la «vinculación especial» que muchos monarcas mantuvieron con Burgos y concretamente con Enrique III El Doliente, protagonista en el origen de esta construcción, que, tras varios avatares, fue ocupada por los cartujos, que lo habitan ahora en clausura.Sobrino se recrea en la riqueza artística que atesora y enciende los focos sobre Gil de Siloé, el artista que dejó una impronta más profunda en este monumento, donde destaca el sepulcro de forma estrellada de Juan II e Isabel de Portugal.Y «excepcional» es el adjetivo que utiliza para referirse a Santa María la Real de Las Huelgas. «El conjunto monástico resulta único por su magnitud y por la riqueza artística que encierra, pero además posee multitud de características que componen otras tantas excepciones en el panorama de la Edad Media hispana», escribe Sobrino e invita a detectarlas en el exhaustivo repaso que hace al monasterio, sus alrededores y circunstancias.