Escuelas de calor con mucho ritmo

A.S.R. / BurgosSin la rigidez del curso académico, con la alegría de ir a clase en chanclas y tocar con la ventana de par en par y el aliciente de subirse a un escenario de verdad ante un público de carne y hueso, los campus musicales viven un momento de atractivo subido. La oferta burgalesa se alimenta con Crisol de Cuerda Tradicional, el Burgos International Music Festival (BIMF) y la Academia Internacional de Música Antigua (AIMAntigua), que ya tienen la matrícula abierta.Las tres bailan al son de la música, pero cada una se mueve de una manera diferenciadora.Crisol de Cuerda Tradicional seduce por su escenario, en plena naturaleza, y su campo de acción, que aúna tradición y vanguardia. AIMAntigua presume de ser de los pocos campus que atienden a la música antigua y de brindar a sus alumnos la oportunidad de interpretar una ópera con criterios barrocos originales, desde el gesto a la técnica y los instrumentos. Mientras el BIMF lleva a gala el carácter internacional y el alto nivel tanto de su profesorado como de su alumnado.«El 90% de los estudiantes son extranjeros con, por lo menos, más de seis nacionalidades presentes como Estados Unidos, Rusia, Canadá, Francia, Alemania, Corea, China, Japón e Israel y son alumnos de una calidad especial, extensible a los docentes», señala Ricardo Porres, coordinador de esta cita en Burgos, que alcanza su décima edición y tendrá lugar entre el 8 y el 19 de julio, con Las Bernardas como centro de operaciones.Recalca igualmente el interés para el público, que, dice, suele ser minoritario en la música clásica, pero que llena los doce conciertos que se programan en la Capilla de las Bernardas, en el patio del claustro de la Catedral y en Castrojeriz. «Para ellos es una joyita», ilustra.Uno de sus retos es arrastrar a músicos burgaleses. Poco a poco, comenta Porres, su número aumenta, pero aún es minoritario respecto a otras procedencias.Este mismo desafío se cuela en las aulas de AIMAntigua. Uno de sus directores, Daniel de la Puente, calculaba que el año pasado, la primera vez que elegían Burgos como sede, menos del 5% de los sesenta alumnos eran locales. En su regreso esperan subir todos los datos.Este curso de verano de la Universidad de Burgos, aunque no entre en el programa oficial, se desarrollará entre el 12 y el 20 de julio y regresa a la cuna del Cid tras el «fantástico trato» y compromiso del año pasado. Vienen con Purcell como gran protagonista, con la meta de preparar dos estrenos en vez de uno y las clases de oboe barroco, violonchelo barroco y danza histórica como novedades en la oferta formativa, que se nutre de un abanico de profesorado internacional.Esta etiqueta también acompaña a Crisol de Cuerda Tradicional, que este año incorpora a los violinistas Cassey Driessen (Estados Unidos) y Anna Lindblad (Suecia), que se suman al chelista cubano Martín Meléndez, el maestro de danzas Suso Cancelas y los guitarristas Xosé Liz y Jesús Enrique Cuadrado Chuchi, capitaneados por Alasdair Fraser (fiddle) y Natalie Haas (chelo).La Granja Escuela de Arlanzón volverá a acoger este campus, que llega a su séptima edición entre el 3 y 10 de agosto, y que, anota, una de sus responsables, Blanca Altable, tiene como máxima la de crear un espacio de comunión entre músicos de todas las edades -han tenido desde niños de 6 años a jóvenes de 80-.«Se basa en una filosofía creativa de aprendizaje, inclusión y construcción de un espacio seguro y libre en el que desarrollarse como músico e individuo y una convivencia rica en diversidad y basada en el respeto», apostillan desde la organización de esta escuela de calor con corazón verde.La Semana de Guitarra desaparece de la agenda

La Semana Internacional de Guitarra Regino Sainz de la Maza desaparece de la agenda estival después de dieciséis años debido a los problemas de salud de su director artístico y promotor de la iniciativa, Juan José Sáenz, que le impiden seguir con esta clásica cita del agosto capitalino. El concejal de Cultura, Fernando Gómez, confirma esta supresión y descarta que el propio Ayuntamiento coja las riendas: «No se trata de la programación de una serie de conciertos, sino que tenía un sentido pedagógico marcado por su responsable».Y es que este encuentro fue pionero en esa conjunción entre formación e interpretación. Durante sus dieciséis ediciones ha arrastrado a importantes guitarristas de distintas procedencias como el británico Carlos Bonell, que tocó con Paul McCartney, el francés Francisco Ortiz o el turco Cem Duruöz, entre un largo etcétera, pero al mismo tiempo ha alimentado la ilusión de alumnos de distintas procedencias deslumbrados por estas figuras. El éxito también ha acompañado a esta cita en lo referente a los conciertos abiertos al público. Las invitaciones siempre se agotaban.La Semana de Guitarra ha servido, además, para reivindicar la figura de Regino Sainz de la Maza, guitarrista, compositor, profesor y crítico musical, que, entre otras cosas, colaboró con Manuel de Falla y estrenó la cátedra de guitarra del Conservatorio de Madrid en 1935.