BURGOS / Música
Los coros buscan voces
Por Twitter o por el clásico tablón de anuncios, de manera puntual o con campañas continuadas, los grupos burgaleses animan a gente con ganas de cantar y con buen oído a sumarse a sus filas
A través de los modernos tuit o de la clásica nota en el tablón de anuncios, los coros burgaleses se dejan querer. Animan a gente con ganas de cantar y con buen oído a sumarse a sus filas. La Coral de Cámara de Burgos y la de San Esteban mueven palmito en busca de nuevas incorporaciones, con más o menos urgencia. La campaña de la Coral Vadillos es permanente y su web siempre luce ese reclamo.
El domingo, Twitter hablaba de plazas disponibles en la Coral de Cámara de Burgos -1 mezzo/contralto, 4 tenores, 1 barítono y 1 bajo-. La secretaria de la formación, Teresa Galaz, reconoce esta búsqueda, pero lo hace con tranquilidad porque los anuncios puestos por el director, Enrique Yuste, en el Conservatorio, donde da clases, a principios de curso dieron sus frutos y, aunque justos, pueden avanzar sin complicaciones. «No es una necesidad acuciante», dice y, apostilla, sobre todo hay carencia de hombres.
El necesario relevo generacional, y la siempre complicada labor de arrastrar voces masculinas a las corales, se encuentra detrás de estas urgencias.
La Coral de Cámara de Burgos sufrió esa crisis hace tres años, cuando se jubiló su anterior director, Ángel Portal, y se retiraron algunos de sus miembros que estaban cerca o superaban los sesenta. Consiguió salir a flote y ahora actúa con la misma lozanía que en sus comienzos, en el año 1991.
Quien ahora se encuentra en ese punto crucial es San Esteban. «La coral se funda en 1970 con chicos de 15, 17 y 20 años y si sumas 40 años, la edad media de sus miembros es elevada y va subiendo y es necesario meter a más gente para mantener su actividad y recuperar la frescura inicial», explica su director, César Zumel, que para nada se plantea la disolución del grupo ni se pone exquisito con las cualidades de los aspirantes. «Aquí puede entrar todo el que tenga oído y una voz bonita para cantar», apunta y añade que buscan sopranos, contraltos, tenores y bajos (dirigirse a coralcamarasanesteban@gmail.com). «No se trata de volvernos locos, yo necesito a tanta gente para este curso, pero hay que ir con calma. Es necesario un periodo de prueba y adaptación y tras él ver si estamos todos contentos», anota contento porque ya están trabajando con los primeros interesados y están cumpliendo sus objetivos.
Aunque Burgos goza de un movimiento coral interesante, la cantera es exigua. Se limita al Orfeón Infantil y a los Pueri Cantores, si se dejan al margen las formaciones escolares.
Y es ahí donde se localiza una de las mayores debilidades de la cadena. Los niños que participan felices en las corales de los colegios cuando los abandonan suelen dejar de cantar, aunque les guste, porque no encuentran un camino por el que seguir. Zumel lamenta que no existan puentes que lleven a esos chicos hasta las corales y siente no haber dado con una tecla que lo construya.
Alberto Carrera y Teresa Galaz están muy de acuerdo con esta apreciación.
«Es muy difícil que cuando salen de los colegios continúen. Solo si se dedican a la música o se mueven en un entorno con gente que cante se reenganchan. Si no, es complicado, se produce ahí un corte difícil», ilustra la integrante de la Coral de Cámara de Burgos, quien destaca que ellos funcionan así, tirando de conocidos.
Alberto Carrera reconoce que la falta de coros juveniles espanta a los posibles adolescentes que quieran cantar. «Se pasa de los infantiles a los adultos, con medias de edad entre 40 y 50 años, que desaniman a estos jóvenes, que no encuentran a gente de sus mismas características», sostiene el batuta de Vadillos, una de las masas más mozas de la ciudad.
Déficit de hombres hasta en las grandes familias
Las corales buscan voces, sobre todo masculinas. El déficit de hombres es un mal generalizado en el mundo vocal. También en las grandes formaciones como el Orfeón Burgalés. Su director, Juan Gabriel Martínez, confiesa que daría la bienvenida gustoso a tres bajos y tres contraltos, pero matiza que, con todo, es un privilegiado y se puede permitir el lujo de hacerlo sin prisas. «Sería sobre todo para equilibrar las cuerdas con las que cuento ahora», reconoce. Tirar de la cantera del Orfeón Infantil de momento no ha solucionado esta carencia. Han dado el salto chicas, pero en chicos es más complicado, y, aunque menos, también lo han hecho, por el cambio de voz, que obliga a abrir un paréntesis. Martínez observa que el problema no es exclusivo de Burgos, sino que es generalizado, punto que confirma Alberto Carrera, que dirige a formaciones en el País Vasco y Cantabria.