El ‘black friday’ alternativo

No suscitó las colas que se veían en las tiendas de ropa ni desorbitó pupilas con grandes rebajas, pero el Día de las Librerías, que se celebra el último viernes de noviembre desde hace cuatro años, también tuvo su público, clientes que se llevaban una grata alegría cuando al pagar la compra se encontraban con un inesperado 5% de descuento y aprovechaban para dar una segunda vuelta por el establecimiento.

Fue el caso de Antonio y Mar. Fueron a Hijos de Santiago Rodríguez para comprar un par de libros y acabaron con cinco. «Nos gana el instinto. Lo queremos todo. Si nos quedamos otro rato, nos llevamos más», decía ella, que, tras conocer las ventajas de la fiesta, había decidido no dejar para el día siguiente lo que podía solucionar en el momento.

Sus hijos, Marina y Pablo, se iban cada uno con un globo. Rosa para ella y azul para él.

A Pili se le iluminó la cara cuando su marido le alertó sobre la celebración, aunque esta lectora, fiel al libro de papel, no necesitaba ningún día especial para ir a la librería. A punto de entrar en la del Espolón a comprar los últimos de Siri Hustvedt, El mundo deslumbrante, y de Dolores Redondo, Ofrenda a la tormenta, y una recomendación, Vestido de novia, de Pierre Lemaitre, lamentaba la poca promoción que se le hace frente al bombo que este año se le ha dado al exportado black friday, viernes de salvajes rebajas, que ha empujado a la gente hacia las grandes firmas.

Como una bonita alternativa a ese viernes negro norteamericano veía el Día de las Librerías el presidente del gremio, Álvaro Manso, que apreciaba un punto romántico en la humildad de esta frente a los grandes números de aquella.

Reconocía igualmente que le falta promoción y tradición, aunque cree que las redes sociales este año han hecho una gran labor, y que quienes han acudido a las librerías lo han hecho con pleno desconocimiento de que estaban de fiesta -punto que confirman igualmente en Hijos de Santiago Rodríguez- o para acudir a alguna de las actividades programadas, que sí han tenido el éxito buscado, tanto las diversas presentaciones, como los talleres y las firmas de ejemplares acompañadas por vino, con el que se brindó con una pregunta, lema de esta cuarta edición, que es más un convencimiento: ¿Cómo va a sobrevivir la ignorancia si está rodeada de libros?