El Correo de Burgos

BURGOS / Exposición

El pintor de las dos caras

Jesús Aguirre muestra su trabajo de los últimos cuatro años en el que vuelve a evidenciar su versatilidad frente al caballete con una colección que mima a la abstracción y a la figuración

Jesús Aguirre, junto a los cuadros abstractos.-Raúl Ochoa

Jesús Aguirre, junto a los cuadros abstractos.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Nada tiene que ver Jesús Aguirre con el doctor Jekyll y Mr. Hyde, pero como el célebre personaje de Stevenson, el pintor burgalés tiene dos caras. Y son opuestas. Ambas visten las paredes de la sala de exposiciones del Teatro Principal hasta el 21 de diciembre.

Figuración y abstracción ocupan dos estancias diferenciadas de este espacio. Nadie que no conozca esa versatilidad del que fuera profesor de la Academia de Dibujo Mateo Cerezo atribuiría estas colecciones a la misma persona y, sin embargo, nacen bajo un mismo pálpito.

El artista, que reúne aquí el trabajo de los últimos cuatro años, se remite a las palabras de su colega Pablo Barbadillo en el folleto de la muestra para subrayar su inquietud creativa. «No puedo estar en el mismo estilo ni en el mismo tema. Lo único que trato es que lo que hago guste y esté al alcance de todo el mundo», sostiene y apostilla que sus pinturas hablan por él. ¿Qué dicen? Guarda silencio. Cada persona, contesta, escuchará una cosa distinta.

Habrá quien se sume al sereno lamento de los pueblos castellanos, con una pincelada tan austera como su personalidad, marcados por la soledad, por la testimonial presencia del ser humano, ateridos de frío y de abandono, o quien se emocione ante los paisajes nevados, con copos que chisporrotean en los ríos, que cruzan puentes y suben hasta las altas montañas para desafiar en suavidad a las nubes de algodón.

Cambiará el lenguaje y los cuadros entablarán conversación con las emociones, estallará la riqueza cromática sin estridencias, se erigirán planos de color como altos edificios de ventanas de vida alegre en medio de la noche o atisbará un rayo de color verde esperanza.

¿Qué sucede para que el pintor trabaje una u otra cara? «Es una idea, un paisaje o un río. No me cuesta nada cambiar el chip, como se dice», comenta frente a sus cuadros abstractos. «Se trata de expresar belleza, unos colores agradables, una luz, algo que te llame la atención», revela.

La pincelada de Jesús Aguirre es firme y está cargada de experiencia en las manchas de color que se unen para dibujar un paisaje, pero también vuela en busca de una nueva y rebelde juventud a pesar de los 84 años de la mano que la alza.

«Yo disfruto pintando». Estas tres palabras lo resumen todo. Una pasión que no ha menguado a pesar de los achaques de la edad ni de los muchos años que lleva dedicándose a ella. Recuerda que expuso por primera vez en 1965, en un recién rehabilitado vestíbulo del Teatro Principal.

Tenía ya treinta y tantos años, pero es que, apunta, hasta entonces no había estado seguro de su obra.

Han pasado los años y con un buen puñado de exposiciones mediante y cientos de alumnos a los que ha enseñado, esa inseguridad desapareció, aunque le sigue costando dar por finalizado un cuadro.

Ahora sopesa dejar su proyección pública. Quizás, sugiere, esta sea su última exposición. «Es un palizón», espeta y alude a su condición de octogenario. Lo que no se le pasa por la cabeza es abandonar el pincel y la espátula. Seguirá abriendo la puerta de ese pequeño estudio que tiene en casa, con sus libros, su caballete, su música clásica. Ahí está su mundo.

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