BURGOS / Festival Escena Abierta
¿La justicia? Puro teatro
‘Please continue: (Hamlet)’ desafía a jueces, fiscales, abogados, forenses, actores y público en un montaje sin guion ni escenografía que tendrá como escenario la sala de vistas del TSJ
Nadie se mantiene al margen del desafío que lanza Please continue: (Hamlet). Jueces, abogados, agentes judiciales, forenses, actores y público. A todos lanza el guante el montaje ideado por Roger Bernat y Yan Duyvendak, que el Festival Escena Abierta estrena en España y que ha despertado la curiosidad hasta de quienes se mantienen al margen de los nuevos lenguajes del teatro.
Llama la atención por el escenario donde se desarrollará, la sala de vistas del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJ), sin escenografía ni atrezo. Pero también porque jueces, abogados, forenses y agentes judiciales se interpretarán a ellos mismos, se enfrentarán al caso que tienen delante como lo hacen en su día a día, a partir del sumario de instrucción, con planos del lugar del crimen, declaraciones contradictorias...; porque no existen compañía, sino tres actores burgaleses que encarnarán al acusado y a dos testigos sin guion y construyéndose ellos mismos la historia de su vida para, a partir de ella, responder a las preguntas que les formulen en cada vista sin conocerlas de antemano; y porque el público tendrá su papel, nueve de esos espectadores serán los miembros del jurado que dictamine la culpabilidad o inocencia del acusado.
Ese acusado, al que llaman Hamlet para preservar su identidad, es un joven al que culpan del asesinato del padre de su novia. La instrucción y la documentación con la que se juega pertenecen a un caso real ocurrido en Marsella, que para este estreno se ha adaptado al procedimiento judicial español.
A este moderno Hamlet le dará vida Jorge da Rocha. Los otros dos personajes serán su madre, Gertrudis, interpretada por Ana I. Roncero, testigo de la defensa, y su novia, Ofelia, encarnada por Carola Martínez, testigo de la acusación.
Los intérpretes no se andan con medias tintas. «Para nosotros es un reto, tenemos muchas ganas de hacerlo y a la vez estamos un poco asustadicos», reconocía la moderna Ofelia y en la misma línea caminaba la Gertrudis del siglo XXI: «Estamos entusiasmados, con unas ganas terribles de que llegue el sábado y ponernos a lo que sea, pero, por otro lado, estamos muertiticos de miedo, precisamente por ponernos a lo que sea».
Da Rocha añadía como desafío el guiño a la universalidad de la literatura clásica. «Nuestro reto es traer a Shakespeare al día de hoy y juzgar unos hechos como si hubieran ocurrido de verdad y estos jueces y fiscales están siendo muy generosos con nosotros, nos están abriendo su profesión y su forma de trabajar. Está siendo increíble».
Estos hombres y mujeres de leyes pocas veces se habrán visto en otra. Para ellos el lance será, si cabe, mayor por mucho que jueguen en casa y se enfrenten a algo que hacen día a día. En esta aventura los ha embarcado el juez Roger Redondo, para quien Please continue (Hamlet) es una oportunidad de conjugar su profesión y su gran pasión por el teatro -participa en el microteatro de Malaika en La Casa de las Musas-.
«Esta simbiosis entre profesionales, actores y público es lo más innovador y destacable y lo que puede constituir un experimento», comentaba el magistrado, quien no sabía si poner esta cara o la de actor en la rueda de prensa de ayer, a la que faltó el creador Roger Bernat, convaleciente de una enfermedad que puede que le impida estar en Burgos para el estreno en España.
Él y el holandés Yan Duyvendak son los responsables de esta locura que hasta ahora solo se ha realizado en Francia, Alemania, Polonia y Suiza y que se enmarca en su filosofía de convertir al público en actor.
Esos espectadores serán quienes decidan si Hamlet es inocente o culpable. Hasta ahora van fifty-fifty.
Y es que, como destaca la actriz Ana I. Roncero, nadie sabe qué camino tomará la acción: «No va a haber solo una primera vez, sino cuatro, porque cada día nos vamos a enfrentar a un fiscal y estaremos arropados por un defensor, que harán que sean funciones nuevas y, como actores, no vamos a estar seguros en ninguna representación».
Al margen del fascinante experimento teatral que supone, Roger Redondo apunta que este montaje servirá para abrir un mundo tan desconocido como el judicial.
Insistía en ello el director de actividades culturales de la Universidad de Burgos, Carlos Lozano. «Se trata de acercar al público algo tan sagrado como es la justicia, que en principio da miedo. No son personas fuera de lo común», señalaba el también profesor de Derecho antes de, con la venia, levantar la sesión.