Cerrar

BURGOS / Entrevista a Antonio Colinas

«La música evita que la poesía sea prosa cortada en trozos»

Antonio Colinas, en una imagen de archivo.-Eduardo Margareto / ICAL

Publicado por
A.S.R.
Burgos

Creado:

Actualizado:

La bibliografía de Antonio Colinas (La Bañeza, 1946) asusta por la cantidad y por los muchos palos que toca. Se asoman a ella poesía, novela, estudios biográficos, traducciones... Un todoterreno que sobre todo se siente poeta y que todavía no ha dicho su última palabra. Ni mucho menos.

Esta misma semana se publica La nieve en los ojos, una antología de su poesía y prosa, aparejada a la concesión del Premio de las Letras Teresa de Ávila, y el próximo mes, durante la Feria del Libro de Sevilla, se presentará Bajo las raíces. 40 años de Sepulcro en Tarquinia, un homenaje a este poemario, Premio de la Crítica 1975, en el que voces de distintas generaciones se acercan a estos versos.

En este frenesí editorial, Colinas abre hoy un paréntesis para participar en un recital concierto en el Palacio de Saldañuela (20.30 horas, 10 euros) con el que la Fundación Caja de Burgos celebra el Día Internacional del Libro. Los versos de su obra La tumba negra sonarán en su voz acompañados por el violín de Lina Tur Bonet en la interpretación de la Partita en re menor, BWV 1004, de Bach. Esta original propuesta nació de la amistad y la improvisación y llega a Burgos tras estrenarse en Ibiza y pasar por Madrid y Salamanca.

Pregunta- La tumba negra es un largo poema de 500 versos desencadenados tras una visita al enterramiento de Bach en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig. ¿Qué pasó allí? ¿Qué propició este desenlace?

Respuesta- Siempre decimos los poetas que hay un primer verso que alguien nos dicta. Ese día después de visitar la tumba de Bach, cuando salía por la puerta, me vino ese primer verso (Yo había abierto mi ser a la mansedumbre) que luego va tirando de los otros. Yo no suponía entonces que serían 480, lo que yo llamo un poema de poemas porque el tema no es uno sino varios, están los más evidentes, la música o Bach, pero también la caída del muro de Berlín, las dos alemanias, los totalitarismos de cualquier signo, los problemas medioambientales... Es un texto en el que se funde lo lírico con la realidad, con dos viajes, el físico, el del turista, y el interior.

P.- ¿Cómo es el abrazo entre este texto inspirado por Bach y la música escrita por el genio alemán?

R.- Era un reto porque para mí cualquier añadido a la palabra, al poema, es muy delicado. Pero aquí logramos una fusión ideal entre los cinco tiempos de la Partita y los cinco fragmentos del poema que vamos intercalando.

P.- Es raro que un poeta recite sus propios versos...

R.- Es algo que hemos perdido. En América o en la India la poesía tiene una presencia muy viva en las calles, en las plazas, en los teatros... Aquí hemos intelectualizado más la poesía, la analizamos, la estudiamos, algo que también es necesario, pero olvidamos que la poesía, y sobre todo en Castilla, nació en los caminos, la trajeron los juglares, estaba en el aire siempre.

P.- ¿Esa intelectualización la ha rodeado de prejuicios? ¿La ha alejado del gran público?

R.- La poesía es un género muy especial. Está en los orígenes de los tiempos y las civilizaciones, en Sumeria y en China desde el siglo XX a.C., va unida al ser humano por expresar pensamientos o sentimientos, pero a la vez exige cierta iniciación, hay que sintonizar con ella, debemos tener un estado de ánimo especial como cuando oímos música.

P.- ¿Habría que recurrir más a ella en este mundo tan convulso? ¿Darla más importancia?

R.- El mismo Octavio Paz decía que la poesía siempre estaba en las catacumbas, pero que no había que olvidar que en estas surgieron algunas revoluciones. Juan Ramón Jiménez habló de que la poesía se dirigía a una inmensa minoría y, por otra parte, sabemos que hay más personas interesadas en ella de lo que creemos, aunque sin llegar a esos recitales de América que reúnen a ocho o diez mil personas, sobre todo jóvenes, en un anfiteatro. El día que no exista poesía, el ser humano habrá dejado de serlo.

P.- Tampoco debe aspirar a tener los lectores de la novela, dejaría de ser ella...

R.- Eso es. Además, el poema tiene algo de microcosmos, es reducido en extensión pero contiene una gran intensidad.

P.- ¿Se puede entender la poesía sin música?

R.- No. Para mí la primera condición de la poesía es su ritmo, la música es lo que evita que el poema sea prosa cortada en trozos. Y es una presencia también muy viva en mi obra poética, está el ritmo pero también la música como tema, que se aprecia muy bien en La tumba negra.

P.- Después de una vida entregada a escribir. ¿Cuáles son los miedos de un poeta?

R.- Siempre tengo el mismo miedo. Cuando acabo cada libro tengo el presentimiento de que no voy a escribir más. Es una sensación angustiosa, pero luego acaba volviendo ese primer verso y así sucedió con el último publicado, Canciones para una música silente. La poesía regresa siempre.

P.- Por lo menos lo ha hecho tantas veces como para publicar dieciséis poemarios. ¿Qué tienen todos en común? ¿Cuál sería la esencia de la obra de Antonio Colinas?

R.- Tienen mi voz, una voz poética en la que importa mucho la emoción, la intensidad. En los últimos libros hay dos constantes: una búsqueda de la pureza formal y una gran presencia de lo que podemos llamar la realidad más viva, un encuentro con la realidad en temas como los de la Guerra del Golfo, la caída del muro... Son poemas que yo llamo civiles. En Canciones... hay un tema sobre las fronteras, sobre la inmigración, tan vivo en estos días, en el que expongo mi tesis sobre este fenómeno: al ser humano no se le puede arrancar de sus raíces, hay que llevar allí la ayuda y evitar el desarraigo.

P.- Hablando de raíces. ¿Qué importancia tiene en su obra haber nacido en Castilla y León?

R.- Mis raíces están aquí, en nuestra Comunidad, en la infancia, en la adolescencia, etapas muy importantes para el escritor, concretamente en esa zona noroeste de León donde yo nací, o en ese pueblecito zamorano donde pasaba los veranos, en Fuentecalada, en el Valle de Vidriales...

P.- ¿Cuánto más lejos está un escritor de la infancia más la recuerda?

R.- Creo que sí. Es una constante de la memoria. Cada vez los mayores recordamos más del pasado que del presente, no es una visión nostálgica sino que en esa infancia descubrimos los símbolos, los cuentos y las leyendas que nos recuerdan nuestros mayores, que son muy importantes para el escritor, junto a la presencia de la tierra, lo telúrico, que es otro de los grandes temas de mi obra, y ese diálogo de nuestra tierra con el mundo mediterráneo, los cuatro años que pasé en Italia y los 21 en Ibiza me marcaron mucho.

P.- Del Antonio Colinas escritor al crítico. ¿Cómo ve la situación de la poesía hoy? ¿Hay relevo?

R.- Desde hace seis o siete años, hay un cambio en la estética, en el sentido en que son más los temas, el poeta vuelve a la cultura, a lo metafísico, a la realidad, utiliza un lenguaje de hoy... Hay muchas corrientes entre los jóvenes. En el homenaje a Sepulcro en Tarquinia por sus cuarenta años de publicación colaboran 54 poetas de todas las generaciones y se ve muy bien en las aportaciones de los jóvenes la variedad de corrientes, una poesía más abierta. Antes hubo una etapa más monocorde en la poesía.

P.- ¿Esa revisitación le hace a uno sentirse viejo o importante?

R.- No me gusta la palabra viejo, pero es verdad que han pasado cuarenta años, desde el año 1975, y es un libro que ha afectado a varias generaciones de escritores.

P.- También esta semana es la del lanzamiento de La nieve en los ojos, una antología de poesía y prosa. ¿Cómo se conjugan ambas facetas en su larga trayectoria?

R.- Siempre he visto a la poesía como la base de todos los libros que he escrito. Novela, cuentos, ensayos, estudios biográficos... Todos tienen ese latido poético.

P.- ¿La excesiva producción editorial es una traba para la buena literatura o una puerta abierta?

R.- Si queremos ver el lado positivo lo importante es que se lea lo que sea, pero qué duda cabe de que hoy la literatura de creación tiene retos muy fuertes contra los que luchar como el poder de la imagen, de los nuevos medios de comunicación... y luego hay un componente de mercado, con un tipo de literatura no propiamente creativa, más comercial, que se impone.

P.- Hasta en la literatura mandan las prisas de la sociedad actual...

R.- Manda el mercado. Siempre es bueno que se lea, hoy se hace más.

P.- ¿Y qué libros lee?

R.- Cada vez soy más selectivo. Suelo leer poesía y ensayo y releer novela.