FACSÍMIL
El reto 'Voynich' consagra a Siloé
La editorial ha perseguido durante la mitad de sus 20 años de vida este logro: recrear un códice tan críptico que ni la NASA ha podido descifrar
Ufano se presentaba ayer Juan José Gil, director de la editorial Siloé, ante los medios de comunicación. La nota que los instaba a acercarse a las dependencias del Museo del Libro hacía imaginar que había motivos aunque, eso sí, las informaciones adelantadas en un rotativo nacional restaban intriga a la «noticia más importante de la historia de la firma», que cumplirá 20 años de labor en 2016. Un nombre, Voynich, bastaba para dibujar una amplia sonrisa en el rostro de García, responsable de la empresa encargada de replicar el manuscrito más misterioso del mundo.
El documento -datado por la prueba del carbono 14 en el siglo XV, entre los años 1404 y 1438- recibe el nombre del también singular personaje que lo adquirió en 1912, el especialista en libros lituano de ascendencia polaca Wilfrid Voynich. Protagonizó el primero de una larga lista de intentos fallidos de descifrar un códice escrito en un lenguaje incomprensible que ha suscitado ríos de tinta en publicaciones de todo el mundo tras obsesionar a criptógrafos, botánicos, astrónomos, matemáticos y lingüistas. Ni siquiera lograba desvelar el enigma la avanzada tecnología de la NASA o la CIA.
La reproducción de tan extraordinario libro, que descansa en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale, entre los textos más raros del mundo, ha dejado de ser un empeño de Siloé para convertirse en celebrada realidad. «La iniciativa no es reciente. Llevamos diez años detrás de este proyecto, aportando la documentación necesaria para demostrar la calidad de nuestro trabajo», relataba García, para incidir en la «especial» financiación que requerirá una labor que se prolongará durante dos años y en la que participarán una veintena de profesiones distintas.
Para obtener el respaldo económico necesario que permita dar a luz los 898 ejemplares de la tirada limitada y numerada se ha abierto una fase de ‘preedición’ en la que, a la manera del crowdfunding, los clientes interesados adelantan una parte del coste para facilitar los trabajos. Más allá de recrear el «texto más críptico e insondable de la historia humana», el objetivo de este facsímil es contribuir «a descorrer el velo y a asaltar la aparentemente inexpugnable fortaleza de su enmascarado texto», señalan desde Siloé.
Y no, no es un engaño. Así lo afirmaba Pablo Molinero, socio de Juan José García. Al respecto, recordó que diversos estudios han concluido que el manuscrito Voynich dista de ser una farsa o una ‘broma’ medieval. Apuntó además que el idioma empleado cumple las normas de la ley de Zipf como todas las lenguas humanas conocidas. Molinero incidió también en la desconocida ‘paternidad’ del códice. Explicó que desde que se redescubriera su existencia se le han atribuido varios autores «todos afamados».
Lo que sí parece estar claro es que la letra que se emplea en el críptico documento es cursiva humanista y que consta de un herbolario de plantas hasta ahora no identificadas, un tratado de Astronomía, otro de Cosmología y secciones de Farmacia, Biología y recetas esotéricas. Y hasta ahí se puede leer, de momento.