DANZA / DOBLE CITA CON JAVIER MARTÍN
El despertar del cuerpo
El bailarín e investigador ofrece una clase magistral en el MEH y sube ‘El ansia’ al Teatro Principal / Reivindica el movimiento como lenguaje para derrocar el actual «monoteísmo» de la imagen
El coreógrafo, bailarín e investigador Javier Martín regresa a Burgos en modo ‘pack’. Un viaje, dos citas, un mismo objetivo: propiciar el despertar de los «cuerpos dormidos». Y es que Martín tiene su particular cruzada. Aboga por el movimiento como lenguaje, uno más de los múltiples en los que el ser humano es capaz de expresarse: «La literatura ha enriquecido nuestro verbo, el cine o el videoarte nuestra capacidad de visualización, la música nuestros sentidos abstractos. Ya es hora de que nos inmiscuyamos en el lenguaje que desborda del cuerpo, de la memoria que todos guardamos en nuestra disposición física, de sus tensiones».
Sabe que el actual es un «contexto extremo», la imagen manda y obliga a adoptar una postura estática. «No aspiro a introducir una nueva jerarquía, solo a pasar del monoteísmo a un politeísmo. La imagen construye fantasmas y desplaza al espectador, lo detiene en la superficie, en la pantalla, y no lo invita a atravesar el espejo», explica.
Este empeño es la piedra angular no solo de su creación, también de un ambicioso proyecto de investigación del que hablará el viernes (20.30 horas, entrada libre) en la clase magistral que propone el Museo de la Evolución Humana.
En este encuentro Martín trasladará distintas herramientas creativas, de percepción y crítica en torno a las artes del movimiento «para que todos podamos reflexionar sobre la pertinencia de estas en el hoy, cuando es especialmente urgente que se nos interpele en este sentido», indica.
LA INERCIA COTIDIANA
El escenario del Principal albergará el sábado (20.30 horas, 8 euros) la segunda cita, propiciada por el Ciclo de Teatro Joven. Allí subirá El ansia, una pieza en la que explora «como se acumula la inercia». «Hay una serie de vectores de información que nos atraviesan en el día a día de los que devienen una serie de roles -trabajo, familia, éxito...- y muchas veces los confundimos con lo que en realidad queremos. Estamos muy desconectados del deseo», lamenta este coreógrafo, químico de formación que se topó con el movimiento en un taller de expresión corporal.
Así, su propuesta se asoma al ansia entendida como hambre «de cariz espiritual». «Hablo del fracaso de la catársis. Esta tanta la información que recibimos en un momento de éxtasis que no sabemos articularla y el olvido ataca a toda velocidad. El ansia nos obceca», concluye para llamar la atención sobre la necesidad de «trabajar con otra actitud».
Martín insiste en que el mensaje que esboza es el suyo propio y no necesariamente el que interprete el espectador de «este discurso de movimiento». «Es una obra lo suficientemente libre como para tener una pluralidad de lecturas que a mi se me pueden escapar», apostilla a modo de invitación.