Música
Lechuza jotera
Blanca Altable & Chuchi2 dan un paso más en su trayectoria e incluyen letra, con voz del guitarrista, en dos de las once canciones de ‘Tyto Alba’
Suena Romero. El violín y la guitarra dialogan sin sobresaltos, aunque con una pasión creciente en la que se cuela la tradicional jota burgalesa La canastilla. Le sigue This is it, Chuchi. Delicioso dibujo para un baile a dúo. La sorpresa irrumpe con el tercer corte. Los instrumentos de cuerda mecen a la voz en una nana. Duerme, duerme negrito, que tu mamá está en el campo, negrito... Te va a traer codornices, para ti; te va a traer rica fruta, para ti; te va a traer carne de cerdo, para ti; te va a traer muchas cosas, para ti. Y si el negro no se duerme viene el diablo blanco y zas, le come la patita, sacapumba, sacapumba...Cinco años después de su álbum debut, Mayo, Blanca Altable y Jesús Enrique Chuchi reemprenden el vuelo con su segundo disco, Tyto Alba, once canciones en las que la violinista burgalesa y el guitarrista vallisoletano dan un paso más en su camino e incluyen letra en dos de esos temas, Duerme negrito y Canto a la cigüeña, interpretados por la voz masculina del dúo. Este nuevo trabajo se estrena esta noche en el Teatro Clunia (21.30 horas, 10 euros).«De repente surgió. No ha sido premeditado. No nos hemos propuesto meterle letra porque a la gente la música instrumental le aburra, que pasa. Fue una propuesta casual que ha resultado bien y que nos ha abierto un mundo nuevo de una manera muy natural, que para nosotros es lo más bonito», observa Blanca Altable y admite que en el futuro explorarán este universo.Sin presiones, sin plazos y sin metas impuestas. Siempre al servicio de su pasión por la música. Esa ha sido su filosofía durante los casi diez años que llevan en la carretera. Y no les ha ido mal.
Ambos rompieron su propia hucha para grabar su primer trabajo. Con el segundo recurrieron al micromecenazgo. Y más de 200 patrocinadores les brindaron su apoyo. Tyto Alba coge el nombre científico de la lechuza común, ave con el que se toparon la noche antes de su primer concierto entendiéndolo como un encuentro providencial. Pronto advirtieron en esta rapaz nocturna de vista prodigiosa y fino oído con el que caza a sus presas un hilo conductor para este disco. En ella vieron el reflejo de los etnógrafos, de aquellos caballeros andantes que iban de pueblo en pueblo con su grabadora, agudizando su oído para hallar canciones transmitidas de generación en generación.
Y es que entre los once temas que componen Tyto Alba aparecen interpretaciones de estas pequeñas joyas reunidas por los folcloristas rastreadas por los cancioneros de Castilla (Burgos, Valladolid y Segovia). Pero hay también nuevas creaciones. Todas cocinadas a fuego lento. Con sumo cuidado. Con mucha magia.Hasta el escenario elegido para la grabación, un molino habilitado como espacio multiusos, entre ellos de local de ensayo, en un pueblo gallego y del que los habló el productor, Xosé Liz, se une a ese encanto de las cosas hechas con mimo, de las que buscan el calor de la cercanía y no se dejan enfriar por los grandes números.Se ha grabado de modo artesanal, con los músicos en directo, tocando a la vez. Hasta allí se han traslado la mayoría de quienes han colaborado en este álbum. Un buen puñado: Natalie Haas (chelo), Jaime Muñoz (flauta travesera de madera), María José Llorente Wattenberg (bodhrán), Xosé Liz (bouzouqui), Begoña Riobó (violín de cinco cuerdas), Nic Gareiss (pies percutivos), Jorge Frías (contrabajo), Elena Paz (arpa), David Aznar (acordeón y voz), Arturo Rodríguez (pito castellano) y Zulaima Boheto (chelo).Tras la presentación de hoy en el Clunia -con fiesta folki posterior en La Casa de las Musas-, la lechuza ululará mañana en Mucientes (Valladolid) y jotera se pondrá ella cuando Chuchi cante a la cigüeña. Pica en el verde, pica en la arena, pica en los picos de mi morena...