El Correo de Burgos

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Cuentos de ánimo vencido

Ignacio Galaz reanuda su camino en la narrativa con ‘Todas las derrotas’, un libro que reúne 23 relatos que exploran los oscuros recovecos de la condición humana con el humor como guía

Ignacio Galaz ha elegido una pintura de María José Castaño para la portada.-Israel L. Murillo

Ignacio Galaz ha elegido una pintura de María José Castaño para la portada.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Todas las derrotas explora los oscuros recovecos de la condición humana con el humor, la ironía y el sarcasmo como guías de la expedición. Todas las derrotas es el nuevo libro de Ignacio Galaz (Burgos, 1966), en el que reúne veintitrés relatos, los más duros que, confiesa, ha hecho en su dilatada trayectoria, reflejo de la época que atravesaba el autor en el momento de escribirlos.Se regodea en situaciones donde la muerte en todas sus formas está presente y se vale de personajes con el alma vencido.La derrota es omnipresente en esta colección de cuentos de temática variopinta inspirados por recuerdos de infancia y juventud como las tardes vividas en una vieja taberna en la calle Vitoria que sirve de escenario a El as del futbolín, anécdotas reales que superan la ficción como la que le contó un amigo, empleado en una funeraria, que tuvo que desenterrar los cadáveres de una familia entera reclamados meses después de su funeral (Exhumación), sus amores, como el que profesa al blues (Solamente blues) o al cómic, al que siempre intenta hacer un guiño y aquí lo consigue en Acoso y derribo, o fenómenos de la sociedad que le rodea, léase la situación límite que produce el acoso laboral (Acoso y derribo) o los televisivos reality show (El asunto Tornasol).«Echo mano de todo. Me introduzco en una especie de cajón de sastre y cojo todo lo que encuentro. Tiro tanto de la imaginación como de la realidad», explica el escritor, que se ha permitido alguna licencia como la de colarse como personaje secundario en El premio, que se acerca con guasa a los talleres de escritura creativa, donde se ríe de sí mismo. Se hace llamar Ignacio Galaad, «una suerte de perturbado mental inofensivo».No es el único desafío que reflejan estas páginas. Su autor se ha zambullido por primera vez en el mundo del microrrelato. Lo hace con un recuerdo al considerado su padre, el uruguayo Augusto Monterroso (Plagio), y también se ha retado a incluir uno (Ensayo de microrrelato). «Me parece muy difícil condensar en tres frases algo que sea literatura y que realmente te diga algo», concluye Ignacio Galaz, que tiene el barrunto de que este será el último libro de cuentos para adultos que realice.

No hay motivo objetivo que explique ese runrún, pero cree que ya ha llegado el momento de ponerse a otra cosa. Y la novela pide paso con mucho convencimiento.

El proyecto más ambicioso y una novela inédita

La literatura es una pasión confesa de Ignacio Galaz. Sus desvelos quedan patentes en los libros de narrativa escritos por él y también en ese proyecto más ambicioso de reunir una antología de la historia de la literatura de una manera divulgativa. Tras un arduo trabajo sacó el primer volumen, Literatura de la antigüedad para lectores curiosos, hace tres años. Pensó que carecería de interés. Se equivocó. La respuesta fue mejor de lo que calculó y le animó a pensar en la segunda entrega, a punto de caramelo, y que dedicará a la Edad Media en Oriente y Occidente. Su intención es sumar nuevos tomos a esta serie hasta llegar al siglo XIX -el boom editorial del XX le hace dudar de una buena selección-. Este campo no es ajeno al escritor burgalés, que durante muchos años ha sido profesor de Literatura Universal. En cambio, sí transita por primera vez por el mundo de la novela, un género que le empieza a poner ojitos. Revela que ya tiene una inédita que ha empezado a enviar a concursos literarios. De momento no ha recibido la llamada mágica y ve difícil que se pueda hacer un hueco por la competencia que hay en el sector. Tampoco se ha planteado editarla, tarea igualmente ardua por las mismas razones. Ni una ni otra cosa le quitan el sueño. Él disfruta escribiéndolas.

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