PINTURA / PEPE CARAZO
Reflexiones de la vida paran en la estación del futuro
El artista vuelve cuatro años después a «su casa» para mostrar 48 obras donde, por vez primera expone dibujos a carboncillo de pequeño formato en los que se encuentra»consigo mismo»
BURGOS
La reflexión hacia el futuro de Pepe Carazo de los últimos cuatros años se plasman ahora en una selección de 48 obras que desde ayer y hasta el próximo 27 de noviembre se exponen en «su casa», la sala Círculo Central de Cajacírculo.
Una parada al cumplir 60 años que se convierte en una «estación» donde la reflexión sobre la vida unida a sus recuerdos de infancia y adolescencia que siempre le han acompañado en torno a dos líneas de hierro -las vías ferroviarias- se convierten en trazos de acrílicos, óleos, pigmentos, acuarelas y, por primera vez, grafitos, para representar «ilusiones que son sueños» parándose en apeaderos, estaciones y vías muertas para recoger las experiencias y plasmarlas en su obra.
El tren sigue siendo un hilo conductor en la obra de Pepe Carazo y queda plasmado en esta muestra. Trenes difusos y más delineados, vapor y vías de tren para llegar al destino a la estación de la creatividad. Pero esas paradas no son el fin del viaje, sólo reposar, «pararse, ahora que he llegado a los 60 años» y reflexionar para continuar.
En la selección «de cientos de obras» que ha preparado el artista para la muestra que presenta después de cuatro años ausente, «resume precisamente esos cuatro años de creatividad, de pintar «viajes que he hecho». Además de las vías, hay ciudades como Venecia, pueblos de la provincia (Coculina, Santa Cruz de Juarro, Amaya) y Puentedey «que me gusta mucho porque son cuadros en los que incluso después de la exposición vuelves a trabajar en ellos para mejorar los matices». El agua está presente con el pantano de Riaño, el mencionado Puentedey o la Playa del Silencio; marinas que se centran en el agua de la costa Cantábrica. Cumbres nevadas y de verdor frondoso en los Picos de Europa o los Dolomitas de los Alpes; bodegones de sus frutas pintadas en acuarela y acrílico, donde se se resalta aquello en el que Carazo quiere fijar la atención «dejando lo demás difuso, casi en blanco el papel».
En definitiva una reflexión «sobre la vida, sobre el esfuerzo para llegar a esa reflexión» como si se tratara de un círculo cerrado.
En estas 48 obras Carazo ha utilizado diferentes técnicas, incluso entremezclándolas en un mismo lienzo. «Acrílicos que incluso creo yo mismo con pigmentos con acabados diferentes para lograr mayores matices»; acuarelas «respetando antiquísimas tradiciones en las que he mezclado la acuarela con el grafito». Los óleos y los acrílicos también se diluyen con el agua en alguno de sus trabajos que dan un resultado semejante a la acuarela.
Y, por primera vez, Carazo enseña pequeños formatos de dibujos a grafito. «Son los últimos que he hecho en estos meses. Yo siempre estoy dibujando y en esos pequeños momentos en los que estás relajado y dibujando casi sin pensarlo es cuando uno se encuentra consigo mismo y he querido esta vez mostrarlos».
Son pequeños formados de diferentes estampas dibujados en grafito. Pero hay otra novedad: los acrílicos sobre papel pintado, una técnica con acuarela que Carazo ha querido llevar a Círculo Central.
El artista quiso recordar, una vez más, que «me gusta pintar en la calle y eso a veces supone un problema porque los cuadros son difíciles de transportar», refiriéndose a sus grandes formatos de hasta tres metros. Pero el magnífico resultado puede verse desde ayer colgado en la sala de plpaza España.
Para la Fundación CajaCírculo se trata de una muestra «muy especial» porque regresa el artista «que bautizó esta casa», aseguró ayer en la presentación Pedro Torrecilla. El artista ha colaborado y comisariado diferentes exposiciones desde la inauguración de la sala. «Y además la primera exposición fue de Carazo». Ahora regresa a «su casa» con una selección de 48 obras que Torrecilla definió como «una estación, una reflexión del pasado hacia el futuro en el camino marcado por dos vías». Destacó además, que Carazo llega, después de estos cuatro años de ausencia «en pleno esplendor creativo».
Paralelemente el burgalés sigue traspasando fronteras y en Burdeos, en el museo del vino se puede ver su obra de temática en torno a la vid y el vino que se instalará la próxima semana. «Siempre hay que estar moviéndose para sentirse libre», asevera Carazo.