La Espuela / Inma Cuesta, responsable de Proala (Proyectos de Animación a la Lectura)
«Los cuentos de príncipes valientes y princesas rescatadas son un fraude»
Los musicales, los libros y los gatos son las tres pasiones de esta burgalesa nacida en primavera que cambió la bata de enfermera por la de profesora de Música y que vive empeñada en que nadie se pierda el mágico mundo de la literatura
Pregunta- Hoy se celebra el Día del Libro. ¿Por qué brindamos?
Respuesta- Por la fuerza de las palabras que cambian el mundo, por la libertad de expresión, las ideas, la creatividad...P.- ¿A qué autores invita a la fiesta?
R.- A Rosa Montero.P.- ¿Un mano a mano?
R.- No, también a Pérez Reverte, Matilde Asensi, Agatha Christie, que es inmortal en su género,...P.- ¿Y qué personajes literarios no podrían faltar?
R.- Ni el gato de Alicia en el País de las Maravillas, ni Alicia ni ninguno de sus amigos. Tampoco Sancho Panza, que es el gran olvidado, el soldadito de plomo, que tuvo una vida muy trágica, o Ceniciento, y digo Ceniciento porque hay que eliminar el sexismo de los cuentos, vendemos princesas y príncipes, niñas ñoñas y chicos valientes a generación tras generación y a mí me gusta contarlos al revés.P.- ¿Qué lectura abandonó?
R.- Cien años de soledad. Creo que lo empecé a leer en un momento que no era el adecuado y se me hizo muy denso. Después he leído mucho de García Márquez, pero ese se me atragantó.P.- ¿Cuál no se atreve a coger?
R.- Cincuenta sombras de Grey. Me parecía cutre por el boom mediático que tuvo, él y toda la novela erótica.P.- ¿Volvió a disfrutar como una niña con...?
R.- El principito.P.- ¿Cómo son las carreteras que llevan a la lectura?
R.- Son carreteras con curvas de curiosidad, de soledad y de búsqueda. Todos los que leen buscan en vidas ajenas interpretarse a sí mismos.P.- ¿Qué historia la dejó letraherida?
R.- La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero. Es un libro muy bueno, una comparación entre Marie Curie y la vida de la autora con un componente de duelo y de reinventarse tras la muerte que fue como una terapia porque lo leí en un momento que yo también sufrí una pérdida personal.P.- ¿Cura antes un buen libro que una inyección?
R.- Siempre, y duele menos.P.- Con la bata blanca de enfermera recomienda...
R.- En ciertos momentos de la vida, está bien leer a Bucay y Coelho, porque a veces puede surtir efecto. Están bien escritos y sirven como proceso de curación.P.- Con la batuta en la mano...
R.- No sé si hay novela de Los chicos del coro, pero sería bonita.P.- Y si es con el babi de un alumno...
R.- Yo cuento mucho Los tres cerditos a los niños porque es la lección de las cosas bien hechas.P.- ¿Cuántos cuentos le han contado?
R.- Contarme no, pero sí me los han leído. Mi madre de pequeña me leía todos los de Andersen.P.- ¿Y cuántos no se ha creído?
R.- ¡Muchos! Todos los cuentos que tienen príncipes valientes y terminan con princesas rescatadas son un fraude.P.- ¿A quién dijo: ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / Poesía eres tú?
R.- A mi abuela Magdalena. Siempre me decía ‘tú eres una niña de letras’ y fue la que me animó a leer y escribir. Dentro de su sencillez, una señora mayor y de pueblo, era poesía.P.- ¿Cuál es la receta de una buena sopa de letras?
R.- Para que salga bien hay que elegir el momento adecuado, sentirse cómodo con el autor y te debe atraer el tema, si te es ajeno, la sopa no te va a saber bien. Y la compañía es prescindible, distrae, mejor hacerlo en soledad.P.- ¿Siempre distrae?
R.- Para la lectura, sí, aunque yo no dejaría de conversar con alguien por leer un libro.P.- ¿Cómo es el rostro del fantasma de la biblioteca?
R.- Es un fantasma que hace que queden libros olvidados en las estanterías y se acaben retirando.P.- Libro electrónico: ¿Aliado o enemigo?
R.- Aliado. Cualquier soporte es válido.P.- ¿Qué título aconsejaría a la concejal de Cultura?
R.- Los músicos de Bremen, un grupo unido por su pasión por la música y a quienes han echado de sus anteriores trabajos porque eran viejos, para incidir en la importancia de dar la oportunidad a la gente de que se exprese y se haga uso de la cultura y la creatividad.P.- ¿A su admirada Rosa Montero?
R.- La cenicienta que no quería comer perdices. Creo que le gustaría si no lo ha leído.P.- Si su vida fuera un libro sería...
R.- Cómo ser mujer y no morir en el intento. Una de las cosas que más me importan es la igualdad y la lucha contra los grandes y pequeños machismos.P.- ¿Qué ha empeñado para ser mujer y no morir en el intento?
R.- He tenido que poner muchos ovarios, demostrar que ser mujer y medir metro cincuenta no me quita ni un ápice de validez. Soy un grano donde trabajo, meto el dedito por la igualdad en muchos sentidos. A a mí me han llegado a llamar ‘enana de mierda’. Ningún hombre soporta que una mujer dirija el cotarro. He tenido que empeñar mucho y he tenido que obligarme a mirar a la cara y hacerme valer como interlocutora.P.- Y si su vida fuera un musical...
R.- ¡Hoy no me puedo levantar!P.- ¿Cuántas veces ha cantado esta canción?
R.- Muchos días podría cantarla porque tengo una vida muy frenética, con muchos frentes abiertos, que requieren una continua toma de decisiones. Cada mañana la canto hasta que me tomo un café y ya soy otra.P.- ¿Quien con niños se acuesta meado se levanta?
R.- No, divertido se levanta. Vivir con niños y jóvenes te mantiene fresca y lejos de pensamientos decadentes de gente mayor, para mí es mi maternidad.P.- ‘Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho’. Esta frase la dijo...
R.- Cuando te cierran las puertas en muchos sitios.P.- ¿Qué ha hecho a los números para que se le declaren en rebeldía?
R.- Me resultan muy aburridos. Solo sé hacer las cosas que me parecen divertidas y creativas.P.- ¿A qué sabe un polvorón en un campamento de verano?
R.- (Se ríe). A error de cálculo.P.- ¿Aún le duelen las ampollas de los pies de aquel maratón que hizo desde Lerma para llegar al trabajo?
R.- Sí, sí, hice un curso en Bilbao y tenía que volver al día siguiente a Burgos a trabajar, además tenía yo las llaves, pero había huelga de trenes y solo había un autobús a Madrid. Me subí, supliqué al conductor que me parara en Burgos, pero no estaba marcada y debía tirar hasta Lerma. Me bajé allí y eché a andar por la autovía con una carpeta blanca a modo de reflectante para que me vieran hasta que en una gasolinera un repartidor me trajo a Burgos justo a tiempo.P.- ¡Qué disciplinada!
R.- Soy muy disciplinada y obediente si me cuadra, si no, soy muy rebelde.P.- ¿Cuántos entuertos ha tenido que desfacer a costa de la actriz del mismo nombre?
R.- En redes sociales me preguntan si soy la auténtica Inma Cuesta y siempre digo que la auténtica soy, pero no sé si la que buscan. También una vez llamé a un taller de coches y al decir que era Inma Cuesta empecé a escuchar cómo decían que era un vacile.P.- ¿Qué dice el final de este cuento?
R.- Que se sigan escribiendo más historias.