El Correo de Burgos

Exposición

Cámara de maravillas en la cima

El Museo de la Evolución Humana aborda el mundo de las montañas desde la ciencia, el arte, la religión, el alpinismo... y su capacidad para incitar la curiosidad de los investigadores y el asombro en la sociedad que perdura en el siglo XXI. Se mantendrá hasta diciembre con entrada gratuita

Un conjunto de rollos de arte oriental reflejan el simbolismo y la magia que las montañas tienen para algunas religiones.-Santi Otero

Un conjunto de rollos de arte oriental reflejan el simbolismo y la magia que las montañas tienen para algunas religiones.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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El Museo de la Evolución Humana (MEH) se calza las botas, mete los prismáticos, la libreta y el lapicero en la mochila y aborda el mundo de las montañas desde distintos prismas. Desde el camino hasta conocer su génesis a la fascinación que ha suscitado en los científicos y el asombro en la sociedad en general; desde la flora, fauna y rocas encontradas en ellas a su salto al caballete como inspiración de grandes paisajistas; desde las pasiones que levantaron y provocaron el nacimiento del alpinismo al carácter simbólico y mágico que suscita en algunas religiones. Todos estos puntos de vista se unen para dibujar Montañas. Entre el cielo y la tierra, una exposición que se mantendrá en el MEH hasta diciembre con entrada gratuita.La muestra está comisariada por Milagros Algaba y a su inauguración ayer acudieron la directora de Políticas Culturales, Mar Sancho, el director comercial de Banca Privada y Premier de Caixabank en Castilla y León, Jorge Gutiérrez, y el responsable de Alianzas de la Fundación Caja de Burgos, Rubén Requejo, en representación de las tres entidades que la orquestan.«La exposición se podría resumir como un gabinete de maravillas, expresión utilizada en el siglo XVIII para referirse a las colecciones que llevaban hasta los museos los naturalistas que recogían toda clase de objetos naturales, animales, plantas y rocas, los dibujaban y los transportaban para incitar la curiosidad científica de los investigadores y el asombro de la sociedad», resumió el director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga, al tiempo que señalaba que su hilo argumental tira del proceso de formación de las montañas, «el problema que ha atormentado a los geólogos, convencidos, y estaban en lo cierto, que hasta que no se averiguara cómo se crearon no se sabría el funcionamiento de la Tierra».Y con la respuesta a esa pregunta arranca la propuesta que, gráficamente, explica el proceso de la tectónica de placas para después adentrar al visitante en esa suerte de cámara de curiosidades con más de 200 piezas procedentes de importantes instituciones como el Real Jardín Botánico, Museo Nacional del Prado, Museo de Ciencias Naturales, Museo Geominero o el Instituto Geográfico Nacional.

Rocas, flora y fauna ocupan la primera sala. Las vitrinas exhiben una colección de minerales recogidos en esas cumbres como el berilo aguamarina, la turmalina negra y el cuarzo hematoideo.Desde ahí, el espectador viaja hasta el siglo XVIII a las reales expediciones de botánica al Virreinato de Perú y al Nuevo Reino de Granada auspiciadas por el rey Carlos III. «Ningún gobierno europeo ha sacrificado sumas más considerables que el español para fomentar el conocimiento de los vegetales», aplaudió Alexander von Humboldt, cuya expedición a la América española supuso un hito en la historia de los viajes científicos. Un conjunto de acuarelas, acompañadas de algún objeto curioso como el vasculum o la caja de Dillenius -donde conservaban las muestras- y otra de insectos dan cuenta de estos esfuerzos.

Montañas. Entre el cielo y la tierra atiende igualmente al carácter simbólico y mágico de estas elevaciones del terreno. El apartado llamado La morada de los dioses se refiere a la importancia espiritual que han tenido para religiones como el taoísmo o el confucionismo. Aquí se exhibe una maqueta de un chorten -expresión arquitectónica del budismo- del Himalaya y una serie de rollos de arte oriental de la Universidad Complutense.No solo la filosofía y la religión se han inspirado en ellas. El arte y la literatura, también. El puerto de la Morcuera en Guadarrama pintado por Jaime Morera y Galicia, los pirineos franceses de Carlos de Haes o los navarros de Muñoz Degrain son algunos de los ejemplos cedidos por El Prado y más de uno se reirá al recordar las aventuras de Tintín en el Tíbet.Y, como en la fascinación por las montañas se halla el origen del alpinismo, se retrata a los pioneros, a los primeros que soñaron con hacer cumbre. He ahí Edward Whymper, grabador que recibió el encargo de ilustrar un libro sobre los Alpes y experimentó un flechazo que murió con él; Albert Frederick Mummery, el primero en subir sin guías -lo hizo junto a la escaladora y fotógrafa Lily Bristow y su esposa Mary-...Ellos dieron pie a los muchos que hoy sienten pasión por la montaña como Carlos Soria. Sus aperos ilustran cómo son las hazañas contemporáneas de estos exploradores que aún persiguen desvelar sus enigmas.

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