Arte
De cómo el pincel bendice el amor prohibido de doña Clara y don Luis
El burgalés Juan Ángel Saiz Manrique ultima la colección de 16 pinturas que acompañarán el estreno en versión concierto de la ópera ‘El mozo de mulas’, de Antonio José, una comedia de enredo inspirada en un episodio de ‘Don Quijote’
El amor por el que luchan doña Clara y don Luis, prohibido por sus respectivos padres y que desencadena hilarantes escenas, es el hilo que hilvana la ópera El mozo de mulas, de Antonio José, que se desplegará el 12 de noviembre en el Fórum de la mano de la Orquesta Sinfónica de Burgos (OSBu) y la Federación Coral Burgalesa. Quedan tres meses para el soñado estreno en versión concierto de esta composición. Pero sus personajes, que no son pocos, ya tienen una fisonomía. El artista burgalés Juan Ángel Saiz Manrique ha plasmado esta comedia de enredo, con libreto de Manuel Fernández Núñez y Lope Mateo, en dieciséis escenas que acompañarán al que ha sido catalogado como un acontecimiento histórico en Burgos.«Este proyecto es un regalo para cualquier artista de Burgos. La ilusión con este encargo es total. Luego lo que salga es otra cosa, pero cualquiera estaría encantado de participar en él», expresa el pintor burgalés en su estudio de la carretera de Poza con varias piezas ya concluidas y algunos bocetos, realizados a lápiz sobre papel, en la mesa.Saiz Manrique sigue el guion trazado por el presidente de la OSBu, Enrique García Revilla, que con las estampas escogidas pretende abocetar la narración, inspirada en varios capítulos de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, principalmente en el 42, Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas con otros extraños acaecimientos en la venta sucedidos.El mozo de mulas se sitúa en el siglo XVI y cuenta las artimañas que don Luis, hijo de don Álvaro, un importante caballero del lugar, y doña Clara, hija del oidor de la ciudad, pergeñan para vivir su amor, prohibido por sus progenitores. Una de esas andanzas lleva al enamorado, con la ayuda de su amigo Antón Pintado, a disfrazarse de mozo de mulas para acompañar a su amada en el viaje que realiza con su padre. El entuerto se descubrirá y la díscola amante será recluida en un convento, aunque en realidad quien lleva los hábitos es la Chacona, amante de Antón Pintado, que suplanta a doña Clara mientras esta da rienda suelta a su pasión.Después de varias pruebas con distintas técnicas y paletas cromáticas, el artista se ha decantado por el carbón con un barniz aguado con color azul verdoso para crear las sombras. Todas las escenas llevan un personaje principal en primer término en grande y, en perspectiva, un conjunto de figuras, que servirán al pintor para introducir a algunos de los muchos papeles que aparecen en el libreto como pícaros, criados, venteros, grupos de mujeres, religiosas, villanos, vividores, oficiales del Santo Oficio... y estudiantes.
Uno de estos últimos resultará familiar al público. Sus gafas -aunque en aquella época no existían- lo delatarán. Uno de esos jóvenes tiene el rostro de Antonio José. Momento guiño al músico.Cada pieza lleva escritos unos versos referentes al episodio que describe para mejor comprensión del espectador.Reconoce Saiz Manrique que el proceso de ejecución está siendo rápido y que lo más costoso ha sido la preparación de cada una de las escenas, mantener una línea en el vestuario, en el trazo de los rostros, en las proporciones...El soporte elegido es el cartón pluma por su versatilidad a la hora de la instalación. Permite la enmarcación, pero también su exposición sobre un caballete, colgado con pinzas... Un punto que aún no se ha discernido toda vez que tampoco se sabe aún dónde y cómo se dispondrá, aunque lo más probable, por lo que aventuró García Revilla en la presentación del estreno, es que se exhiba en el vestíbulo del Fórum para arropar la representación.El estreno de El mozo de mulas es un sueño largamente perseguido por el mundo cultural burgalés. El empeño de la OSBu -financiada por el Ayuntamiento-, la ilusión de la Federación Coral Burgalesa y el apoyo económico de la Fundación Caja de Burgos y la Obra Social de La Caixa convierten en realidad el estreno en versión concierto de esta ópera inacabada de Antonio José que el burgalés Alejandro Yagüe completó en 1986 y que nunca antes se había interpretado completa, sí por partes, como el segundo acto que dirigió Frühbeck de Burgos en la inauguración del Fórum hace cinco años.La soprano Alicia Amo (doña Clara), el tenor Gerardo López (don Luis), la mezzo Raquel Rodríguez (Chacona), el barítono Thomas Le Colleter (oidor y Antón Pintado), la soprano Sandra Redondo (Mari Blanca y dueña), el tenor Adolfo Muñoz (estudiante y voz de la romanza con rondalla) y el barítono Javier Hortigüela (don Álvaro) pondrán voz a estos personajes que el pincel de Saiz Manrique ya ha perfilado.
Dieciséis pinturas en el caballete
Señor don Luis: colmada está mi suerte. Don Luis lee el billete en el que doña Clara le confiesa su amor.Con arte fingiré que soy un mozo de mulas. Doña Clara expone a don Luis su plan para encontrarse en la venta.Aunque no llevamos blanca. Escena costumbrista en la venta del Quijote con estudiantes de Alcalá y Salamanca.¡Ahora mismo los doblones! Alboroto provocado en la venta cuando un grupo de hombres reclama a varias mujeres el pago de una deuda de juego que ellas se niegan a pagar.Un pleito muy repeliagudo. Los estudiantes, para ganar unos ducados, se erigen en jueces de un tribunal que no es más que una pantomima.Esta farsa no tiene ni fuero ni autoridad. El jaleo se desata de nuevo en la taberna cuando los villanos no reconocen la legitimidad del proceso y se lanzan furiosos a agredir a los bachilleres, que se defienden de los golpes con libros.Yo soy el mozo de mulas más garrido y más doncel. Don Luis, vestido ya de mozo de mulas, realiza una entrada gloriosa en el local e impone silencio.Danza popular. Mes de mayo, primavera. El baile contagia a todos, momento que el enamorado aprovecha para pedir, bolsa de monedas en mano, a Antón Pintado y a la Chacona que le ayuden en su empresa amorosa.Cantan las alondras en las rastrojeras. Don Luis despeja con floridos versos las dudas de doña Clara antes de escaparse juntos.Tarantín, tarantín, tarantaña. Un estudiante beodo revela al oidor que su hija ha huido con el mozo de mulas.Nos enseñó la sabia Salamanca. Los estudiantes se mofan del ventero cuando les reclama el pago de la estancia en su establecimiento.Ave María purísima. Una monja reparte comida a mendigos en el convento de Santa Clara, donde el oidor se dispone a enclaustrar a su hija.Aquí, ¡oh, Clara!, tus culpas purgarás. El oidor da alcance a su hija y se planta con ella ante la puerta de las clarisas.Haz bien la mojiganga. El enfurecido padre se dirige a su hija cuando en realidad es la Chacona la que, disfrazada, ingresará en el cenobio.¡Favor al Santo Oficio! Doña Clara y don Luis se escapan definitivamente y también Antón Pintado y la Chacona, que consigue burlar la vigilancia del convento y esfumarse ante el estupor de la abadesa, que cree haber visto fantasmas.¡Gloria al amor! Aunque el oidor y don Álvaro intentan oponerse a la boda de sus hijos, estos encuentran la protección de don Quijote, espada en alto. Mientras, el cura enlaza las manos de los amantes y los bendice.