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JAVIER AJENJO / DIRECTOR DE SONORAMA RIBERA

"La XXI edición será la de Julio Iglesias, casi seguro"

El festival Sonorama Ribera ha recibido el Premio Fest que lo reconoce como mejor certamen de gran formato de España en un «momento dulce» donde se hace necesario cambiar el recinto y ampliarlo para la cita de 2018

Javier Ajenjo-ICAL

Publicado por
L.S.
Burgos

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La IV edición de los Premios Fest ha reconocido a Sonorama Ribera como el mejor festival de gran formato. Después de batir todos los récord de asistencia en su 20 cumpleaños, el festival de música indie más conocido del país y el único que ha sabido combinar música, turismo y gastronomía sella un año redondo. Así lo entiende su ‘padre’, Javier Ajenjo, un arandino de 44 años que hace ahora dos décadas tuvo la idea de crear un festival en su pueblo «para que la gente comenzara a escuchar música de verdad y fuera feliz con ella».

Pregunta.- El premio llega en un momento muy dulce para Sonorama Ribera, ¿cómo lo han recibido?

Respuesta.- Con sorpresa, porque es un premio que no esperábamos y ya habíamos recibido un premio a la promoción turística. Es el premio gordo; supone un reconocimiento para los miles de personas que han hecho que hoy estemos donde estamos y que siguen haciendo posible que este sueño suceda y se produzca cada verano. Hacemos las cosas con corazón, y eso se transmite.

P.- Ahora el festival es un reclamo pero, ¿recuerda cómo fue esa primera edición hace ahora 20 años?

R.- Fue muy complicada y una edición catastrófica. Teníamos que salvar una tienda de discos que se llamaba ‘Planeta Sonoro’ y decidimos crear un festival que casi nos arruina. Fue una auténtica locura en un momento en el que no existían los festivales de música en España, y a Susana Vicario y a mí se nos ocurrió celebrar uno en la antigua plaza de toros de Aranda de Duero. Fuimos el cuarto festival de España en aquel momento y hoy hay cerca de 2.500 festivales. Recuerdo muy bien ese primer año porque no vino nadie y tuvimos que abrir las puertas porque nadie entraba. Al final, lo conseguimos y nació un colectivo que hoy sigue adelante.

P.- De un festival catastrófico se llegó a un gran sueño musical. ¿Cómo se produce ese salto tan importante?

R.- Es algo que no sucede de la noche a la mañana, porque se han tardado 17 ediciones en equilibrar el festival, perdiendo dinero y moviendo fichas. Creo que todo se ha conseguido por la ilusión y la responsabilidad. Ha habido momentos no tan dulces como en la décima edición en la que se perdieron 250.000 euros. Cualquiera hubiera salido corriendo, pero nosotros nos sentimos responsables y tuvimos que hacer cinco años más el festival para poder pagar esa deuda. Todo se ha hecho con tesón y con amor a una tierra a la que se le ofrece un bono que sigue costando lo mismo que hace diez años. Obviamente, hemos crecido pero con mucha cabeza.

P.- ¿Cuál es la esencia del Sonorama?

R.- Hay gente que dice que ya no es el festival que era, pero sí que lo es en esencia porque es un festival de música donde se puede ver al Drogas, a Camela y a Sidonie. Hay una esencia que tiene que ver con que la gente se va feliz y espera más de 360 días para que se vuelva a realizar el festival. De eso se trata, de que la gente que va después de Madrid al norte y del norte a Madrid pare en Aranda para comer un lechazo o comprar unas morcillas. Es un festival que además de música es vino y es cultura gastronómica. Eso es lo que hace diferente al Sonorama Ribera. Hemos conseguido que en cualquier bar de Aranda se pueda escuchar Sidonie y Love of Lesbian, al tiempo que se ha activado a Aranda que ya está en el mapa mental de la gente.

P.- ¿Qué le dice el término ‘sonorámico?

R.- Es casi una religión. Nosotros mismos alucinamos con la fidelidad de quienes vienen al Sonorama. Los últimos bonos salieron hace unos días y ya había unas 2.0000 personas esperando para comprar. Creo que ha sido una comunión entre nuestro público y una buena organización, dejando un poso que es un festival que llena las calles de Aranda.

P.- Sonorama es música pero también es Ribera del Duero, ¿hay un antes y un después en la adhesión de la Denominación de Origen Ribera del Duero al festival?

R.- Sin duda. Nos ha ayudado muchísimo. Sería impensable nuestro camino sin ese compañero de viaje. Fue un acierto esa unión y nosotros llevamos la bandera del vino en todos los festivales. Da gusto ver a la gente beber vino en los Sonoramas y también calimotxo, siendo conscientes de que no pasa nada por mezclar el vino porque la gente se da cuenta de cuál es la mitad buena de la copa. Hay una cultura del vino responsable dentro del festival con visitas a bodegas y rutas turísticas que aúnan música, vino y elementos patrimoniales.

P.- En la última edición se sobrepasaron todos los récords de asistencia y hubo momentos de cierto caos en Aranda. ¿Se vieron sobrepasados en algún momento por esa marea de gente, temen que aquello se repita?

R.- No deberíamos, porque nuestra labor es mejorar. Vivimos en un país donde no nos gusta esperar, y eso no puede ser porque lo más importante es mantener y garantizar la seguridad en espacios donde se aglutinan miles de personas con el riesgo que eso ahora supone. Ya estamos trabajando para la edición 2018 para presionar al Ayuntamiento porque necesitamos un nuevo recinto. Pensamos que el espacio ideal está al lado del actual en la zona del Picón de Aranda de Duero donde hay siete hectáreas, el triple que ahora.

P.- ¿Qué les ha dicho el Ayuntamiento al respecto?

R.- Hay muy buena sintonía y les planteamos un proyecto a dos años. Entendemos que ellos han de ver que es un buen proyecto para Aranda que revierte en toda la ciudad. Es un buen plan y estamos trabajando en ello. Esperamos conseguir este recinto en 2018.

P.- ¿Y en cuanto a seguridad?

R.- Este año ya se implementaron las medidas con bloques de hormigón en espacios como la Plaza del Trigo. Hubo quien se quejó de los cacheos, pero lo que no podemos permitir es que suceda una desgracia. Eso sería el fin del festival y no podemos arriesgarnos y por ello avisamos con tiempo a los asistentes. Las reglas han cambiado nos guste o no en toda Europa.

P.- Ya está en marcha el festival 2018. ¿Se han quemado todos los cartuchos o todavía quedan muchos por quemar?

R.- Queda mucho por quemar, porque nos vamos dando cuenta de que la gente joven tiene un espectro musical muy amplio. Una de las grandes cosas que tiene Sonorama Ribera es su público que tiene entre 20 y 30 años en un 63 por ciento. Eso es maravilloso y una renovación absoluta.

P.- Hay un nombre que suena con fuerza en el XXI edición de Sonorama Ribera y muy vinculado al vino. ¿Vendrá Julio Iglesias a Aranda de Duero?

R.- Él mismo ha dicho que estará aquí, por lo que se trabaja muy duro. Sería algo mágico y creo que lo conseguiremos en un año tan especial para él como es su 50 aniversario en los escenarios. La 21 edición será la de Julio Iglesias casi con toda seguridad. Creo que veremos a hijos y a sus padres disfrutar y eso puede ser precioso. Eso es algo que solo sucede en Sonorama donde hemos visto a familias enteras.

P.- ¿Y alguna novedad más?

R.- Habrá dos cabezas de cartel que todo el mundo espera. Nuestra labor clara es apoyar las bandas de futuro y una de esas bandas de futuro y de presente es de Burgos: La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Nos produce una satisfacción enorme tener a La M.O.D.A. porque es uno de esos grupos que han conseguido ser profetas en su tierra. Serán cabeza de cartel.

P.- ¿Cómo le ha cambiado la vida el festival?

R.- No mucho porque sigo siendo la misma persona. La esencia de todo esto tiene que ver el amor por la música y el lugar en el que hemos nacido. Eso lo seguimos manteniendo. Hace poco, un amigo me hacía esta misma pregunta y él sabe que yo sigo manteniendo las costumbres de hace dos décadas, los mismos amigos y la misma cultura. Este sueño nos ha servido para un desarrollo personal fundamental, y esperemos que siga sucediendo y sigamos aprendiendo.

P.- ¿Qué le desea al Sonorama Ribera 2018?

R.- Algo muy sencillo, que la gente venga y sea feliz.