Crónica del inicio de la gira en El Hangar
Y los cuerdos enloquecieron
La Maravillosa Orquesta del Alcohol pone patas arriba una sala llena en la que el público, de todas las edades, botó, bailó y coreó las canciones del nuevo disco, ‘Salvavida (de las balas perdidas)’, y de los anteriores sin desfallecer durante las dos horas de actuación
A las 22.38 se pintó todo de negro y la locura se desató entre el público. Se asustó la cordura y no asomaría el morro por El Hangar durante las dos horas de concierto que brindó La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.) en el inicio de la gira de presentación de su nuevo disco, Salvavida (de las balas perdidas). Desde el minuto uno, la gente bailó, botó y coreó todas las canciones, las nuevas y las viejas, acompañando a los músicos del septeto que aparecieron con sus eternas camisetas interiores blancas de tirantes. Ni encima del escenario ni debajo hubo lugar al desfallecimiento. Unos y otros lo dieron todo. El deseo de volver locos a los cuerdos se cumplió. Todos enloquecieron hasta más allá de la medianoche.Cuenta esa historia, cuéntala... Sonaron los primeros acordes de Mil demonios y a la voz de David Ruiz se unieron las de las casi mil personas que llenaron El Hangar. Gentes de cien mil raleas. Había dos niñas que apenas levantaban unos palmos del suelo que protegían sus oídos con unos cascos, adolescentes que habían llegado dos horas antes para pillar la primera fila, treintañeros, cuarentones y subiendo. Había parejas que se prodigaban arrumacos y grupos de amigos que pogueaban con una alegría que daba tanta envidia como respeto a los que estaban cerca.La inmensidad y Una canción para no decir te quiero se escucharían antes de que el cantante se dirigiera por primera vez al público. Dio las gracias, confesó que llevaban mucho tiempo esperando ese momento y que la carne de gallina se les estaba poniendo al oírlos cantar con ellos. Deseó que entre todos pasaran una noche bonita y que cuando tocara despedirse fueran un poco más felices (y, a juzgar por las caras con las que la gente abandonó El Hangar, sus sueños se hicieron realidad).Dicho lo cual, la noche subió unos decibelios cuando empezó la interpretación de algunos de los temas de sus anteriores álbumes, La primavera del invierno y ¿Quién nos va a salvar? Ni un verso se quedó sin ser coreado de Disoluto, Suelo gris, Amanecederos, Catedrales, Miles Davis, Los lobos, 1932, PRMRV... Viejas y nuevas canciones se subieron a una montaña rusa para ir dibujando las melodías de este reencuentro.Y si en la arena se gozaba, arriba se sentía un tanto de lo mismo. Nacho Mur, el nuevo, no paraba de sonreír, cómplice con el batería, Caleb Melguizo. Álvar de Pablo se lo bailó y botó todo. Unas veces con el clarinete, otras con el saxofón. Joselito Maravillas -que más de una vez tuvo que quitarse la gorra para secarse el sudor- con su acordeón y Jorge Juan con el bajo la gozaban sin medias tintas. Quizás no más que Jacobo Naya, que derrochaba energía con el teclado o el banjo. Y solo hacía falta escuchar a David Ruiz para saber que estaban pasándoselo bien con los chavales que los acompañaban en los primeros compases de esta nueva aventura.La noche tuvo momentos íntimos. El más cuando los focos se centraron en el cantante en la interpretación de Campo amarillo. Los hubo bonitos, como cuando dedicaron La vieja banda a Adán Ruiz, exmiembro del grupo. Pero también de delirio festivo. Muchos. Sobre todo el que se vivió con la presencia de Víctor Rutty y Rober del Pyro en Los locos son ellos. O el abrazo a lo bruto en el que se fundieron todos los músicos antes de abandonar el escenario y saber que habían conseguido volver locos a los cuerdos (si es que había acudido alguno).
Dos años en la carretera
Después de un exitoso periplo en acústico y un sin igual inicio de gira en casa, La Maravillosa Orquesta del Alcohol pasará los dos próximos años en la carretera con citas en toda la geografía española y más allá. Tras las dos noches en Burgos, noviembre sigue en Vigo (viernes 10) y Santiago (sábado 11). Con el cartel de entradas agotadas viajarán a Valladolid (viernes 17), a León (sábado 18), donde ya tienen otra fecha en febrero, y a Madrid (viernes 24, sábado 25 y jueves 30). Pasarán diciembre en Valencia, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Salamanca y el Festivern de Taverners de la Valldigna (Valencia). A Málaga y Granada arribarán en enero. Y cerrados tienen sendos conciertos en noviembre de 2018 en Dublín (Irlanda) y Londres (Gran Bretaña).