XXXII Día del Dulzainero
Suena la dulzaina, cae la nieve
Un centenar de músicos reta al frío y anima la hora del vermú. Por la tarde, más, bajo cubierto
Caía la nieve rabiosa sobre El Espolón y lejos de ahuyentar el jolgorio lo dibujó sin remedio. No había terminado la fiesta vintage en la librería del Espolón cuando irrumpió el inconfundible y castizo sonido de la dulzaina. Melodía de alegría para el invierno. Un centenar de músicos procedentes de Cantabria, La Rioja, Palencia, Valladolid, Salamanca y Burgos -los vascos se unirían al festival vespertino, ya bajo cubierto, en la Capilla de Las Bernardas- retaron al frío y al líquido elemento para animar un año más, y ya van 32, el vermú en el centro capitalino con motivo del Día del Dulzainero.Formaron los músicos en la entrada de la Escuela Municipal de Dulzaina y, armados con sus instrumentos y bien pertrechados de abrigos, bufandas, gorros y boinas y hasta algún guante, avanzaron por Laín Calvo hasta llegar al Espolón con destino Café Polisón. Solo para entonarse con un buen vino cesó la música.