El Correo de Burgos

Música

Un plan para avivar la pasión por el órgano

Javier Moral quiere revitalizar este patrimonio con la creación de un movimiento coral litúrgico en la línea del británico que arrancará con la misa del Día de Reyes en la parroquia de Fátima

Javier Moral Agraso (i.), Lucinio Ramos, párroco de Fátima, y Juan Gabriel Martínez (d.), ayer junto al órgano de la parroquia de Fátima.-Raúl Ochoa

Javier Moral Agraso (i.), Lucinio Ramos, párroco de Fátima, y Juan Gabriel Martínez (d.), ayer junto al órgano de la parroquia de Fátima.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Una camiseta con las inconfundibles teclas blanquinegras de un piano no dicen tanto de la pasión de Javier Moral Agraso (Burgos, 1997) por el órgano como sus palabras. Habla maravillado del movimiento de música litúrgica en Reino Unido. Hasta la más pequeña iglesia, dice, cuenta con tres coros, director musical y organista. Además, los jóvenes se mueren por ir a cantar y por escuchar y hay una rivalidad entre templos que espolea a los coralistas y propicia una destacada ebullición compositiva.«Está todo muy vivo. Es sorprendente entrar a una catedral o una iglesia un sábado por la tarde y ver tanta gente y tanta calidad», afirma este joven e inquieto estudiante burgalés que conoció este engranaje hace dos años cuando se trasladó a Lancaster a estudiar Política y Filología Alemana tras terminar el Bachillerato Internacional en el López de Mendoza y estudiar piano en el Conservatorio.El primer año se unió a la Catedral de Lancaster, de signo católico, becado por la propia basílica, donde recibió enseñanzas del maestro de capilla, tocaba varias misas a la semana, dirigía al coro, elegía el repertorio..., y el segundo estuvo en The Priory. «Aprendí muchísimo. Hay mucha tradición», observa Moral, que este curso respira este mismo ambiente en Graz (Austria), donde está de Erasmus.«Después de ver la pasada que es el órgano en estos países, me daba pena que aquí no hubiera esa cultura, a pesar de los importantes órganos históricos que tenemos y la existencia del Conservatorio. Es una lástima que no exista un vínculo entre unos y otros», expone ansioso por poner en valor esta música.

Sueña, pero tiene los pies en el suelo. Sabe que es imposible conseguir este escenario en Burgos. Pero sí ve factible cambiar el paisaje poco a poco. Y lo quiere demostrar con la misa del Día de Reyes el sábado 6 de enero (12.30 horas) en la parroquia de Fátima, donde, acompañado en la dirección por Juan Gabriel Martínez, aún al frente del Orfeón Burgalés, interpretarán un repertorio litúrgico muy alejado del conocido Alabaré alabaré y otro navideño a años luz del Campana sobre campana.

La misa de la hora callada, de George Oldroyd, y villancicos de Mendelsohn, Gustav Holst y otros sonarán en las 30 voces de un coro creado para la ocasión por gente del Orfeón Burgalés, exalumnos del Conservatorio y ex Pueri Cantores.«Las misas que yo he visto en Inglaterra se pueden hacer perfectamente aquí. Basta un órgano en buen estado, lo ideal sería histórico, pero también es válido uno electrónico, y un director profesional, que también los hay ya que el Conservatorio ahora oferta Dirección Coral y sería una salida perfecta para sus alumnos», se explaya sabedor de que su proyecto es ambicioso.«Poco a poco se puede conseguir. Ya se están dando pasos, aunque sea en situaciones muy concretas como en San Pedro o en Semana Santa, que se interpreta una obra de Antonio José o se estrena una de Yagüe. Esto se debe normalizar. Debe ser el pan nuestro de cada día», arguye y lamenta que no suene más el Cavaillé Coll de La Merced, el ibérico de la Catedral o el órgano de Santa Águeda.Apunta que la victoria pasa por conseguir la enseñanza profesional de órgano en el Rafael Frühbeck, algo que habló en alguna ocasión con el fallecido Alejandro Yagüe, y advierte muy factible; lograr la implicación de las escuelas para que los niños vean atractivo el canto y facilitar su ingreso en las corales -«aquí se hacen pruebas de selección, allí se admite a todos y luego se los enseña música»-; y la sensibilización en las parroquias para que inviertan en música.Sabe que para que su aventura tenga éxito cuenta con buenos aliados como el rico patrimonio organístico, con la contrapartida, eso sí, del abandono y desuso que sufren muchos; la enseñanza de Dirección Coral en el Conservatorio; el movimiento coral que existe en la ciudad -«todas tienen en su repertorio música religiosa, que es la más bella jamás escrita»-.Y, además, no está solo. Ya le han brindado su apoyo personas metidas en este mundo como el presidente de la Asociación de Amigos del Órgano Antonio de Cabezón, Diego Crespo, o los directores Javier Centeno, Enrique Yuste o el citado Juan Gabriel Martínez.«Hay que ir construyendo. Lo importante es empezar», concluye Moral, que cuando termine sus estudios quiere volver a su país consciente de que «vivir en España y dedicarte a la música es imposible».

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