Exposición
El color de los sueños
Guillermo García Nieto se adentra en el mundo onírico con una colección de óleos de intensidad cromática y se rinde a la Catedral con el grabado. En la sala del Teatro Principal hasta el 29 de abril
El pincel de Guillermo García Nieto vuela sin atenerse a razones. Brujulea por el mundo de los sueños en busca de sensaciones. El resultado de esta aventura por los recovecos de la ensoñación es un conjunto de óleos sobre tabla y lienzo que destilan un intenso cromatismo y espolean la imaginación del espectador. Una colección que viste las paredes de la sala de exposiciones del Teatro Principal hasta el 29 de abril.Los cuadros se asoman como pequeñas ventanas a realidades imposibles: bodegones que aúnan la alegría de las majorettes de circo, la candidez de los barcos de papel o los arpones de un barco ballenero; bustos y retratos de hombres y mujeres que cambian su rostro por formas de fantasía; paisajes de cuento sin carreteras por las que llegar.«Es una pintura de marcada tendencia surrealista en muchos de los casos, enmarcada por el onirismo y la ensoñación. Y su gran cromatismo hace de ella una obra muy vitalista», resume el autor, que recoge en esta muestra el trabajo de los últimos cuatro años, realizado por puro placer, sin pretensión ninguna de exhibirlo, una decisión que cambió animado por su entorno.Completamente autodidacta, reconoce su admiración hacia Joaquín Sorolla y Salvador Dalí. Nunca ha pasado por una academia, es más, huye de ellas, aunque reconozca que una buena base es fundamental. «Pero a mí me gusta mucho más lo que sale espontáneamente, que no lo dirigido», se justifica.
Ese estallido de color se rompe con un puñado de grabados, aguafuertes en blanco y negro. Unos ahondan en ese universo onírico y otros se rinden a la Catedral de Burgos, abordada desde distintos puntos de vista.Precisamente el templo Patrimonio de la Humanidad fue protagonista de la primera y única exposición individual de García Nieto en Burgos, celebrada en 1978 en el Consulado. Luego llegarían dos más, una a dúo y otra colectiva. Las tres de dibujo. Ahora reaparece con un completo cambio de tercio.Vallisoletano de nacimiento, tras estudiar Medicina se trasladó a Burgos en 1975 para trabajar como pediatra en el extinto Hospital General Yagüe. El dibujo siempre le atrajo. Desde pequeño. Empezó copiando las historietas de los tebeos y siguió haciendo réplicas de los óleos que le gustaban. El dibujo de trazos surrealistas y la incorporación del color llegarían más tarde.García Nieto se suma a esa nómina de médicos hechizados por el arte. «Siempre se ha dicho que vamos por la rama humanística, no la científica, y el humanismo es esto, es pintura, escultura, poesía, literatura...», observa este pediatra que, jubilado desde el año 2009, se ha dejado reconquistar por el dibujo y la pintura.