Arte
Todo lo que el ‘Guernica’ esconde
El CAB repite mañana la acción ‘Los espacios de guerra’, en la que recorta los símbolos de la pintura en las arquitecturas de conflicto de la ciudad
La madre que grita con su hijo muerto en brazos, la bombilla que se enciende como el ojo que todo lo ve, el caballo que galopa con todo su dolor y la brutalidad en busca de la paz... Los personajes del Guernica salen de su fondo y se recortan en gran formato para recorrer las calles de la capital burgalesa en busca de los escenarios de conflicto y allí componerse (o descomponerse). Muchos viandantes se sorprendieron el viernes pasado al toparse con ellos en el Palacio de Capitanía o a los pies de la Catedral y algunos decidieron sumarse a la reflexión, grito, reivindicación, llamada de atención o simplemente artística de esta acción participativa orquestada por el Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) dentro del programa complementario de la exposición Picasso. El viaje del Guernica, que ocupa el paseo de la Sierra de Atapuerca hasta el 18 de abril.Los espacios de guerra, nombre de esta performance, se repetirá mañana. La cita es a las 17 horas en el CAB. A partir de allí saldrán en busca de esos lugares. Los inscritos recibirán una acreditación de participación, pero cualquiera es bienvenido a esta procesión pagana.«La acción es un andar por la calle. Cada performer va con su figura en busca de localizaciones que convertimos en arquitecturas de conflicto, bombardeadas... y lo declaramos un lugar de guerra. Pueden ser más evidentes como Capitanía General, donde se dirigía la contienda, o más conceptuales como los juzgados», ahonda Regue Fernández, que ha ideado esta propuesta desarrollada junto a Estela Rojo, ambos del departamento de Educación del CAB.Subraya que la actividad es abierta y que la gente y los acontecimientos marcan qué derroteros sigue la acción. El destino proveerá como lo ha hecho con el mural desde que Picasso lo pintó en 1937.
«También tiene ese paralelismo. El Guernica ha ido de un sitio a otro dependiendo de intereses económicos, de las partes en conflicto, se han apropiado de él para utilizarlo políticamente, socialmente o como objeto de consumo. Está machacado, es un objeto de intercambio cultural, ahora mismo es un souvenir. Se ha convertido en unos recortables como los que llevamos nosotros», se explaya Fernández y añade que entre las mil y una lecturas que pueden surgir en Los espacios de guerra también está «la reivindicación del mal uso de una obra de arte, de la persistente mirada del beneficio económico de la cultura y no su parte artística y comprometida, que era en lo que pensaba Picasso».Este proyecto se recrea en todas las posibilidades que brinda la mítica pintura. El CAB está dando buena cuenta de ello. El pasado fin de semana, bajo la dirección de José María Sastre y Rubén Lagunas (Arqui-terra), se reprodujo en tierra, un material tan primario como los sentimientos de los que habla. La pieza resultante se colocará, cuando la lluvia lo permita, en los aledaños del centro para que su mensaje permanezca.