Exposición
Amor se escribe con efe de fang
El MEH se adentra en la cultura de los pueblos del golfo de Guinea a través de una colección de un centenar de estatuas, máscaras, relicarios, instrumentos musicales y objetos cotidianos reunida por Jesús Zoido Chamorro y Odome Angone
Mvet Ya Aba’A. Objetos de fuerza y poder del golfo de Guinea relata la historia de amor de un profesor por esta zona de África y su interés por acercarla a la sociedad occidental y brindar una mirada nueva de este continente. Estatuas, máscaras, relicarios, instrumentos musicales y objetos cotidianos reunidos por el matrimonio del español Jesús Zoido Chamorro y la gabonesa Odome Angone adentran al visitante en esta cultura en el Museo de la Evolución Humana hasta el mes de abril (entrada gratuita).Todo empezó, cuenta Odome Angone, cuando su marido, un profesor de Física de la Universidad Complutense de Madrid, fallecido en 2010, llega a Gabón. Se topa con «otra realidad cultural y estética insólita» que le deslumbra. Aficionado a la fotografía, lo inmortaliza todo. «Se enamora de las piezas que ve, que para mí no tenían nada, estaban en la casa y se usaban para ritos y rituales. Pero gracias a él yo empiezo a tener otra mirada de esas piezas. Cuando venimos a España, se pasaba tantas horas limpiándolas que me mosqueaba», recuerda divertida y observa que decidieron mostrarlas al público como contrapunto al «bombardeo mediático sobre África desde una perspectiva de miedo, hambre, inseguridad».La llamada Colección Gabao se expuso al público por primera vez en el Museo del Traje de Madrid en 2010. Durante su transcurso, falleció Jesús y Angone decidió continuar con el proyecto, para mantener la memoria de su pueblo y el empeño de su marido en ello.«Esta exposición es una historia de amor entre dos pueblos y la posibilidad de mostrar un continente que tiene una riqueza impresionante, fuente de inspiración de muchas cosas», concluye orgullosa de pertenecer a él dirigiéndose especialmente a su hija, sus suegros y el mejor amigo de su marido, presentes ayer en la inauguración junto a la directora de Políticas Culturales, Mar Sancho, el director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga, la también comisaria de la muestra, Milagros Algaba, y la escenógrafa Elisa Sanz, que firma el espacio.Mvet Ya Aba’A (El relato oficial) custodia la memoria de la cultura fang en nueve espacios. Tras hacerse una idea general de dónde se encuentra, el visitante se abre paso en la selva para encontrarse con la gente del bosque o bibayak, los conocidos pigmeos, que forman un todo con la naturaleza. Deja atrás los árboles para acercarse al poblado, a través de un conjunto de estatuas, que ofrecen protección y se erigen como símbolo de identificación de cada comunidad fang.Allí, los asistentes se convertirán en uno más. Se quedarán sobrecogidos con los rituales de iniciación como la circuncisión, que en unos poblados se practica cuando el niño es bebé y en otros en la adolescencia como prueba de virilidad, y descubrirán la importancia del aba’a o casa de la madera, «el corazón de la exposición», que reproduce el espacio donde se toman las decisiones a nivel político, social, jurídico, económico, cultural... y donde se celebran las sesiones de mvet, en las que se narra la historia y la épica de los fang con un papel esencial de la música.Arpas, instrumentos de percusión, una cuchara, un bolso o una lámpara de aceite abren una ventana al día a día de esta gente y relicarios y máscaras desvelan su distinta concepción de la muerte, «no es el final, sino un paso a otra dimensión», y la celebran como si sus allegados fallecidos compartieran su mismo espacio, formaran parte del día a día de la familia. Por eso, siempre hablan de ellos en presente.