MÚSICA / ROCK, CONSTANCIA Y SUEÑOS CUMPLIDOS
Desakato: Veracidad en la Antártida
Los asturianos siempre rompen el hielo y ahora llenan salas de gran aforo. No cabe nadie esta noche en el Hangar para ver a una banda con identidad propia que nunca se pone «barreras» a la hora de crear
«Otro grupo con ‘K’, piensan muchos antes de haberlos escuchado». Así despacha en Facebook su biografía Desakato, banda de Rock con mayúsculas que a estas alturas no necesita carta de presentación porque hace ya un par de discos -o puede que tres- dejó atrás la etiqueta de ‘revelación’ para codearse con los grandes. Y aunque quizá se hayan arrepentido alguna que otra vez del nombre elegido siendo unos críos, lo que al final marca la diferencia son «las canciones y los discos».Malas noticias para quienes no haya comprado la entrada anticipada para verles hoy, junto a sus paisanos de Misiva, a partir de las 10 de la noche en el Hangar. Los Desakato se han marcado un ‘sold out’ y todavía lo están «asimilando» aunque sea el cuarto en lo que va de gira. Aún así, Pablo (voz y guitarra) confiesa que cuando su manager les comunicó la gesta todos se quedaron«flipando» porque «no creíamos que un sitio tan grande como el Hangar se fuese a llenar».A Burgos vuelven motivados por el recibimiento en marzo de 2017. El ambiente, con más de medio aforo completo, les dejó muy buen sabor de boca y «muchísimo calor» por parte del respetable. Por eso no esperan menos esta noche. La temperatura debe subir para que Pablo, Pepo (voz), Gabri (guitarra), Mario (bajo) y Nano (batería y coros) descongelen en directo su Antártida, el EP de cinco temas que hace ya casi un año confirmó el excelente estado de forma de un grupo que nunca se pone «barreras» a la hora de componer.Con el frío como «hilo conductor» a raíz de un «par de coincidencias» cuando empezaron a escribir las letras, la banda presenta un trabajo «conceptual» que permite «ver todo lo que vivimos» durante la grabación gracias a un extenso videoclip que plasma el set list de principio a fin, del tirón y sin florituras.La apuesta parecía arriesgada al tratarse de un trabajo «bastante más crudo y orgánico» que «impide duplicar efectos de guitarra y riffs». Lo bueno es que esta muestra de honestidad al desnudo, carente de cualquier artificio, aporta «veracidad» a un disco corto pero intenso que ha cautivado al público y a la crítica especializada. De hecho, Pablo descubrió que «desde el primer momento la gente ya cantaba las canciones». Y eso que el viaje acababa de empezar.Pocos pueden presumir de una conquista semejante con un álbum recién salido del horno. Para Desakato y cualquier grupo es un «orgullo» que los seguidores «hagan suyas» las nuevas composiciones que deben pasar el filtro del directo para ver si caen en gracia o no. Por ahora, los asturianos suelen abordar, si el reloj lo permite, Antártida al completo. Eso sí, de vez en cuando no queda más remedio que hacer «criba» porque cinco trabajos previos, con himnos de los que no se pueden prescindir, dan para mucho.Con tanta carretera a sus espaldas, sería hasta comprensible que el combo asturiano centrase sus esfuerzos en el directo para cerrar la gira en alto y después retirarse a la ‘cueva’ con el objetivo de atraer nuevamente a las musas. Pero no. Los Desakato siempre tienen ideas en mente y reservan un ensayo a la semana para dar rienda suelta a la creatividad. La máxima es «no parar nunca» y «mantener vivo» el espíritu compositivo. Para ello, resulta imprescindible abrir la mente y dejarse «influenciar por prácticamente cualquier tipo de estilo» que pueda encajar en su base punk-rockera de siempre.Los bocetos que poco a poco irán tomando forma se cuecen a fuego lento en el local, aunque de momento el grupo no vislumbra «nada concreto» a corto plazo. Tiempo al tiempo, porque Desakato suele publicar cada dos años y el público «lo agradece». Lo importante ahora es disfrutar de un «inicio de 2019 brutal» que ha trasladado la gira a «salas más grandes» para seguir «apuntando alto» con una «mejor puesta en escena y mejor equipo».Quién les iba a decir que volarían tan alto cuando empezaron de chavales. «Jamás hubiésemos imaginado llegar ni siquiera a la mitad de las cosas que estamos consiguiendo ahora», reconoce Pablo, plenamente consciente de haber cumplido un «sueño» al que muchos aspiran y pocos consiguen:«vivir de la música».El caso es que lo han conseguido. Desakato suena a Desakato, se guía por su propio faro y el esfuerzo de todos estos años ha dado sus frutos. Nunca decepcionan sobre el escenario y quien puede repite porque han parido canciones que atesoran la mayor de las virtudes: que «la gente se identifique con ellas».