El Correo de Burgos

LITERATURA

Juan Manuel de Prada: «Amar significa conocer, lo que implica sentir valor y miedo»

Una de las plumas más célebres y controvertidas de la narrativa española contemporánea regresa este martes a Burgos para presentar su última novela, 'Lucía en la noche' (Espasa). Será en el Palacio de la Isla a partir de las 19.30 h.

El escritor Juan Manuel de Prada. SERGIO GONZÁLEZ VALERO

El escritor Juan Manuel de Prada. SERGIO GONZÁLEZ VALERO

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

Incisivo articulista, enérgico tertuliano y, sobre todo, rotundo escritor. Ganador de casi todos los grandes premios literarios que se convocan en España, Juan Manuel de Prada regresa a los anaqueles de las librerías con Lucía en la noche.

Tras dos volúmenes de relatos, dio el campanazo en 1996 con Las máscaras del héroe, una novela descarnada y visceral sobre los artistas de la bohemia española de principios del siglo XX. Fue recibida con entusiasmo por crítica y público, y se ganó el pláceme de autores como Francisco Umbral o Arturo Pérez-Reverte. A partir de ahí se alzó como uno de los nombres más destacados e insobornables de la narrativa española, granjeándose tanto fieles seguidores como feroces detractores.

Este martes vuelve a encontrarse con los lectores burgaleses en el Palacio de la Isla, sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, para presentar su décima novela, Lucía en la noche, un relato de intriga atravesado por una historia de amor contaminada de misterio y de miedos. De Prada afronta las entrevistas con un verbo caudaloso y un vibrante discurso. Un literato que no se muerde la lengua, que destila una honestidad brutal, que no deja indiferente a nadie.

Pregunta.– Juan Manuel, no le voy a preguntar sobre política. Aquí hemos venido a hablar de su libro.

Respuesta.– Fenomenal. Me parece una gran idea, se lo agradezco.

P.- Lucía en la noche es una novela de intriga anegada por una historia de amor llena de miedos, pero también de valor. Alejandro quiere saber, a costa de lo que sea, quién es Lucía, la mujer a la que tanto ha llegado a amar.

R.- Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido una atracción especial por una persona de quien queremos saberlo todo. Amar significa conocer, y ese ansia de conocer es lo que lo hace valeroso.

P.- Uno de los grandes temas de la novela es el miedo. El de Lucía por vivir. Y también el de Alejandro (y el del lector que lo acompaña) al acercarse a la verdad de su amada.

R.- La novela gira siempre entorno a lo desconocido, a aquello que se nos escapa, aquello que está presente en nuestras vidas pero que no podemos interpretar. El terrorismo o las guerras, por ejemplo. Luego hay miedos más íntimos, como enfrentarnos a quien verdaderamente somos o saber con quién compartimos nuestra vida... Eso está en el centro de la historia, esos miedos entorno a los que los protagonistas giran.

P.- Esta novela es la tercera que protagoniza Alejandro Ballesteros tras La tempestad y Mirlo blanco, cisne negro. Y hasta el Alejandro Losada de La vida invisible puede ser un sosias de estos. ¿Qué tal se lleva con este personaje al que ha regalado algunas experiencias personales?

R.- Alejandro es un personaje que en cada momento, en cada novela, yo le doy unos rasgos según convenga a la historia, no es un personaje de una pieza. Es una especie de álter ego mío que en cada narración cobra una acción distinta.

P.- Una de las trabas con que se topa Alejandro al querer saber de su amada es la aversión de Lucía a internet y las redes sociales. ¿Estamos dejando muchas huellas de nuestra vida en la red?

R.- Hemos aceptado una invasión de la tecnología en nuestras vidas enloquecida que da mucho miedo. Ahora que estoy viajando mucho presentando el libro me fijo en lo que hace la gente en los trenes. Y me da terror ver a todos absortos en su teléfono móvil. Esa exposición de nuestra intimidad me parece una locura.

"El personaje de Alejandro es una especie de álter ego mío que en cada narración cobra una acción distinta"

P.- «Sólo logra triunfar quien se atrinchera numantinamente en sus convicciones», podemos leer en la novela. En estos días raros que nos ha tocado vivir, de modas e intereses fluctuantes, ¿de verdad acaban venciendo los que no se arriman al sol que más calienta ni al último grito?

R.- La única manera que tiene de hacerse creíble un intelectual es defender su camino. Va a haber mucha gente en ese trayecto que va a intentar desviarte, pero tú tienes que mantenerte fiel a lo que defiendes. Provocarás incomprensiones, pero uno tiene que ser honrado consigo mismo.Independientemente del éxito o el no éxito. Vivimos en un mundo cada vez más esquemático y fanatizado que afecta a todos los ámbitos. Se quieren dar soluciones sencillas a problemas complejos y hay intentar huir de esta dinámica.

P.- Juan Manuel, ¿qué le ocurre con los «pijos estresados» que aparecen varias veces en esta obra?

R.- (Risas) Hay una crítica social, fundamentalmente a las actuales formas de vida burguesas. Pero siempre con una cierta socarronería, sin ponerse dramático.

P.- Esta novela tiene una música interna muy característica. ¿Podríamos escucharla con Dmitri Shostakóvich y Bernard Herrmann de fondo?

R.- Lucía en la noche tiene homenajes a Vértigo, la gran película de Alfred Hitchcock, y la música de Herrmann va ineludiblemente unida a ella. Shostakóvich sería la banda sonora del libro. Escribí esta historia escuchando composiciones de este maestro ruso, un artista que siempre vivió con miedo al ser considerado sospechoso de heterodoxia en la URSS de Stalin. Su música es un símbolo de la atmósfera moral que se respira en la novela.

P.- Una parte muy cinematográfica de Lucía en la noche es el viaje del protagonista al Valle de Arán, donde visita un mágico cementerio que derrocha un goticismo digno de ese cine que tanto ama.

R.- Claro, es una la novela de intriga y tiene atmósferas muy góticas, de misterio, oscuras. Especialmente en ese pasaje he intentado llevar al lector al desasosiego en un momento crítico de la búsqueda de Lucía por parte de Alejandro.

P.- Y hablando de cine, en su anterior libro, Los tesoros de la cripta, dedica muchas páginas al cine maldito y hasta olvidado. En él tiene un lugar de honor un viejo amigo suyo que nos dejó hace diez años, el burgalés de adopción Paul Naschy. ¿Qué recuerdos guarda de él?

R.- Fue una persona a la que yo admiré mucho y con la que fragüé una gran amistad, un hombre genial pero muy incomprendido. El cine fantástico nunca ha sido bien considerado en España y Paul Naschy apenas tenía la solidaridad de los aficionados ‘frikis’ del género. Su visión oscura y hasta pesimista de la vida no tuvo buena prensa y hasta sus fans no captaron esta esencia, se quedaban con los artificios del hombre lobo. Ha sido uno de los grandes creadores del cine español. Nos dejó admirables películas como La bestia y la espada mágica, El caminante o El huerto del francés, obra maestra muy difícil de ver. Sigo echando mucho de menos a Paul, de verdad.

tracking