LITERATURA / DOMINGO VILLAR
«Ser escritor es un oficio artesano»
El novelista gallego presenta en Burgos su última obra, ‘El último barco’ (Siruela), que supone el regreso a las librerías del inspector de policía Leo Caldas tras diez años de su última aventura. El encuentro con los lectores será el martes, en el salón de actos del Museo de la Evolución Humana a partir de las 20.15 horas.
La novela negra española vive una nueva y brillante edad de oro. Los herederos de figuras ya icónicas como Pepe Carvalho, Ricardo Méndez o Petra Delicado llenan desde hace varios años los anaqueles de las librerías tratando de tú a tú a los investigadores nórdicos y estadounidenses, históricos reyes del ‘noir’. Además, cuentan con el entusiasta respaldo del público que espera con impaciencia sus nuevas andanzas.Entre estos personajes, y ya con tres títulos en su expediente, está el inspector Leo Caldas, creación del escritor Domingo Villar (Vigo, 1971), un policía reflexivo y solitario que, acompañado de su visceral compañero Rafael Estévez, recorre la costa viguesa buscando pistas, testigos y culpables.A través de sus tres novelas el autor gallego ha ido tejiendo un atlas de geografía humana muy reconocible de Vigo y sus alrededores. De su paisaje y su paisanaje, desde los acantilados a los bosques más frondosos, desde los pescadores más modestos a las élites sociales. Los bares del puerto como lugares donde se arbitra el rumbo del mundo. La comisaría como epicentro narrativo. Las playas como espacios de evasión donde la mirada se pierde en el horizonte, sin pensar en nada. Y Leo Caldas siempre con un cigarrillo en los labios mientras su mente rumia los casos que tiene sobre la mesa.Villar estará este martes en el Museo de la Evolución Humana para presentar al público burgalés su tercera novela, El último barco, una historia que desde su publicación la pasada primavera no ha dejado de recibir elogios de la crítica y el aplauso del público, que la ha mantenido muy arriba en las listas de ventas.Pregunta- Su anterior novela, La playa de los ahogados, se publicó en 2009. ¿Por qué ha tardado en llegar una década El último barco?
Respuesta- Hace varios años tuve listo un libro, Cruces de piedra. Pero antes de salir falleció mi padre y todo se trastocó. Volví al manuscrito para seguir corrigiendo y no me reconocía en él. Habían cambiado muchas circunstancias en mi vida así que lo deseché. Me guardé algunos pasajes y la trama central del caso que luego aparecen en El último barco.P-. Leo Caldas no es el clásico inspector que ha fabricado el imaginario gracias al cine negro. ¿Cómo definiría al protagonista de sus novelas?
R-. Tiene un carácter tranquilo, melancólico, solitario... Con el tiempo le voy conociendo mejor. Le mueve mucho la compasión hacia los demás, dicho en el mejor sentido de la palabra. Antes que policía, Caldas es un servidor público que siente la necesidad de mermar la pesadumbre que aflige a las personas que se ven afectadas por un hecho criminal.P-. Usted lleva muchos años residiendo en Madrid. ¿Escribe mejor de su Galicia natal desde la distancia, desde el recuerdo?
R-. Quizá sí. Si siguiera viviendo allí mi escritura sería más topográfica, pegada a los lugares reales. Al hacerlo desde la distancia mi memoria crea lugares y situaciones más sugerentes y evocadoras para la historia.P-. En esta novela se hace un homenaje a los oficios artesanos, a las ‘labores lentas’. Lutiers, ceramistas, pescadores, mariscadores, trabajos donde la constancia y la paciencia marcan el ritmo del buen hacer. ¿Usted como escritor se identifica con este ‘modus operandi’?
R-. Sí. Para mí ser escritor es un oficio artesano. Me gusta ser disciplinado en el trabajo como estos profesionales y no tener prisa hasta tener en mi caso la palabra, la frase o el párrafo adecuado. Corrijo mucho hasta que me quedo satisfecho.
P.- Su literatura está muy empapada del humor de su tierra. Algunos nos sentimos representados en el agente Rafael Estévez, el compañero maño de Caldas que no acaba de entender a los gallegos.
R-. Sí, claro (risas). El humor en Galicia es una seña de identidad. Quizá lo tenemos en nuestros genes para soportar en mal tiempo que nos acompaña durante gran parte del año... El choque cultural entre Leo y Rafael también es parte de su relación personal y profesional. Es una pareja que me gusta.P.- Hay subtramas de la vida de los personajes de El último barco que apenas están perfiladas, lo que les da una veta misteriosa muy interesante. Como qué pasó entre Leo y Alba, su expareja. O por qué acabó destinado en Vigo el agente Estévez.
R.- Me interesa dejar espacios abiertos entre los personajes y que el lector los rellene según su criterio o imaginación. En el fondo la vida es así, no lo sabemos todo de todos. Yo también como lector prefiero no conocer todas las aristas de los personajes y aportar de mi experiencia vital posibles razones o motivos para entender esas cosas que no están contadas al detalle.P-. La relación entre padres e hijos es algo muy importante en la novela.
R-. Sí, a través de muchos protagonistas. Leo, por ejemplo, siente que su padre ha llegado a una edad en la que tiene que estar muy pendiente de él. Pero al final es el padre quien funciona como un refugio para su vida solitaria. El caso de Mónica y su padre, el cirujano Víctor Andrade, es distinto. Distanciados desde hace un tiempo, la desaparición de Mónica hace que Víctor se coloque en un lugar emocional que no esperaba estar nunca.P-. Caldas siempre tiene un rato a diario para pasarse por el bar Eligio, una taberna donde charlar con Carlos, el propietario, o los señores que arreglan el mundo cada tarde, los llamados ‘catedráticos’. ¿Qué supone el Eligio para Leo?
R.- Es un cobijo, y casi el trasunto de un hogar. Allí se siente seguro, con sus costumbres diarias de tomar un vino o degustar una ración. El Eligio es un bar real de Vigo de anchas paredes de piedra que tiene mala cobertura de móvil y no dispone de televisor. Toda una guarida (risas).P.- Su segunda novela, La playa de los ahogados, fue adaptada al cine. ¿Hay alguna posibilidad de que El último barco pueda convertirse en película o serie de televisión?
R.- Existe el interés de algunas productoras para hacer una serie, pero todavía no hay nada concreto.P.- Para finalizar, ¿cree que sus lectores le van a perdonar otros diez años de espera?
R.- Seguro que no pasa tanto tiempo hasta que vuelva a publicar otra novela... Más que de mí, tenía miedo a que los lectores se hubieran olvidado de los personajes. Pero me ha sorprendido el afecto y el cariño que he recibido de la gente durante las presentaciones del libro, ha sido muy grato. También debo agradecer a Siruela y Galaxia (su editorial en gallego) la paciencia y el mimo con que me tratan y asumen mi ritmo de trabajo.La desaparición de Mónica Andrade, un complicado reto para Leo CaldasEn un tranquilo y soleado martes de noviembre se presenta en la comisaría de Vigo el reputado cirujano Víctor Andrade para denunciar la desaparición de su hija Mónica, profesora de cerámica en el Escuela de Artes y Oficios de la localidad pontevedresa. El comisario Soto, amigo del doctor Andrade, pone de inmediato a Caldas y a su equipo a investigar el caso, un asunto que en principio parece ser una marcha voluntaria pero que comienza a retorcerse cuando la policía empieza a toparse con circunstancias y hechos muy extraños alrededor de la vida de Mónica. Variopintos personajes y lugares tan idílicos como misteriosos serán claves para resolver el caso.El último barco es la tercera aventura del inspector Leo Caldas tras Ojos de agua (2006) y La playa de los ahogados (2009), todas publicadas por Ediciones Siruela. Esta última fue llevada la gran pantalla por el director y productor Gerardo Herrero en 2015 con Carmelo Gómez encarnando al inspector vigués.