Historia
Isaac Rilova: «El Palacio de la Isla ha resucitado en estos últimos años»
El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua presentó en octubre la segunda edición -corregida y aumentada- de la obra ‘Historia del Palacio de la Isla (1883-2019)’. Su autor nos comenta algunas anécdotas sucedidas en dicha mansión.
Hace un par de meses el doctor en Geografía e Historia por la UNED Isaac Rilova Pérez presentó en la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (ILCyL) su última publicación, Historia del Palacio de la Isla de Burgos, una versión revisada del libro que dio a imprenta allá por 2010 con gran aceptación entre los lectores burgaleses y estudiosos en general.
Para charlar de esta nueva edición quedamos con el historiador y académico numerario de la Institución Fernán González en el edificio protagonista de la obra, un palacio de estilo romántico-historicista de imponente factura. Tras hacer unas fotografías en el exterior del caserón, nos recogemos en su interior para huir del frío, el viento y la lluvia que la borrasca Elsa ha liberado con saña estos días en toda la península, especialmente en el norte. Nos acomodamos en la biblioteca del primer piso y evocamos que hace más de 80 años ese espacio era la habitación de la adolescente Carmencita Franco y su institutriz. El calor de la calefacción no evita que cierto escalofrío recorra el cuerpo del arriba firmante.
Rilova hojea satisfecho un ejemplar del libro recién reeditado. Quizá más de un burgalés esperará encontrarlo entre los regalos que le dejen Papá Noel o los Reyes Magos bajo el árbol en estas navidades. Sería un buen presente, sin duda.
[REC] en la grabadora. El tono amable del historiador y su tímida sonrisa aliñan esta conversación jalonada de crónicas, sucesos y personajes de todo pelaje y condición.
Pregunta- ¿Qué recuerdo guarda de su primera visita a la mansión de los Muguiro?
Respuesta- Creo que fue a principios de los 90, cuando vine a renovar el DNI a la comisaría provisional de la Policía que se instaló en el palacio tras la destrucción de la anterior por una bomba de ETA. No recuerdo haber venido antes, porque era un lugar cerrado al público... Recuerdo que se habilitaron algunos despachos en la casa y las caballerizas fueron dispuestas como celdas para los detenidos. Hay anécdotas con reclusos que daban voces para comunicarse con gente que pasaba por la calle y organizaban ciertos jaleos. Dentro de la seriedad del asunto, era algo pintoresco.
P.- Tras el traslado de la comisaría a la nueva construcción de la avenida de Castilla y León este lugar ha estado prácticamente sin uso.
R.- Sí, hasta que el Instituto de la Lengua se instaló en el palacio este lugar estuvo muy abandonado. Gran parte del año estaba cerrado y se abría para algún acto en las fiestas de San Pedro y San Pablo y otros momentos puntuales. Es uno de los mejores edificios civiles de la ciudad y ha sido muy desaprovechado durante mucho tiempo por sus dueños, el Ayuntamiento y la Diputación. Gracias a la presencia de ILCyL podemos decir que el palacio ha resucitado en los últimos años.
P.- ¿Cómo se lanzó a escribir la primera versión de Historia del Palacio de la Isla de Burgos?
R.- Fue un encargo del director del Instituto de la Lengua, Gonzalo Santonja. Le gustó mucho un librito que escribí sobre el castillo de Olmillos de Sasamón y me propuso hacer uno sobre la mansión de los Muguiro. Yo primero me ‘asusté’, porque la vida de este edificio tiene mucha enjundia y tendría que hacer algo muy diferente a esa obra que le había interesado a Gonzalo, Autobiografía del Castillo de Olmillos. Pero fui documentándome e investigando durante mucho tiempo, lo escribí y lo presentamos en 2010. Me alegra mucho haber reeditado esta obra con nuevos datos y fotografías que he conseguido estos años que además estaba descatalogada y tenía cierta demanda entre los burgaleses interesados por este tipo de publicaciones.
P.- ¿Qué novedades presenta esta nueva edición ‘corregida y aumentada’?
R.- Además de nuevas fotografías y mapas de la Guerra Civil así como algunos descubrimientos sobre la construcción de la casa y algunos hechos históricos contados más profundamente, hay mucha información sobre Miguel Ángel Muguiro, hijo de los fundadores. Este hombre fue un personaje importantísimo, embajador en Budapest que salvó a más de 500 niños y 80 adultos judíos de morir en las cámaras de gas nazis. En resumen, 35 páginas más de nuevos contenidos.
P.- En la primera parte del libro habla de la historia de la familia que levantó este edificio, los Muguiro. Están todos los ingredientes para haber sido una novela de Galdós.
R.- Eran familia madrileña de origen navarro, adinerada, con muchas propiedades en Extremadura y muy bien relacionada con otras gentes pudientes del Madrid de la época. Durante las investigaciones para escribir el libro entablé una buena relación con Jaime Muguiro, biznieto de los constructores del palacio, que me contó muchos detalles y anécdotas. Fue curioso cómo di con Jaime y otros familiares... Como no existía la cantidad de información que hay ahora en internet, manejé un montón de guías telefónicas de toda España. Vi que donde más ‘muguiros’ había era en Madrid, así que estuve llamando a muchos números hasta que hablé con María del Pino Muguiro, una señora muy mayor. Me dio el contacto de su sobrino Jaime, que había estudiado mucho su linaje, y a partir de ahí pude disponer de mucha documentación y fotografías del matrimonio que construyó la mansión de la Isla y sus herederos.
P.- Es difícil hacerse una idea de cómo era esta parte de la ciudad cuando en 1883 se levantó esta mansión. ¿Cómo era ese Burgos del último cuarto del siglo XIX?
R.- Toda la zona donde está el palacio eran huertas con esguevas que iban a parar al Arlanzón. A partir de mediados del XIX, cuando se derriba gran parte de la muralla de la ciudad, comienzan a levantarse algunos edificios importantes como el Banco de España, la casa de Bessón, el colegio de las Damas Negras, el convento de las Salesas, el palacio de los Liniers, el de los Muguiro... Esta serie de nuevos inmuebles de distinguido porte dieron una cambio a la zona y expandieron el casco histórico de la ciudad más allá del Espolón.
P.- La vida del Palacio de la Isla está unida indefectiblemente al general Franco, que residió en él durante gran parte de la Guerra Civil y en sus visitas posteriores a la ciudad. ¿Pudo ser esta propiedad otro ‘Pazo de Meirás’ en algún momento y pasar a formar parte del patrimonio de la familia del dictador?
R.- No, el Ayuntamiento y la Diputación de Burgos compraron a doña Francisca de Muguiro, viuda de don Juan, la finca de la Isla por unas 820.000 pesetas en 1939, tras la marcha de Franco a Madrid acabada la guerra. Las dos instituciones burgalesas se lo ofrecieron a Franco, pero este no lo quiso. Prefirió que quedara en sus manos y que estuviera dispuesto para sus estancias en la ciudad, que durante las siguientes décadas fueron muy frecuentes. Sí estuvo sobre la mesa hacer dentro de la finca el llamado ‘Museo de la Victoria’, que también se barajó alojar en el Castillo. Pero finalmente no fraguó el proyecto.
P.- Además de las familias de Franco y Serrano Súñer más todos sus secuaces, el Palacio de la Isla ha tenido ilustres huéspedes a lo largo de los años. ¿Cuáles destacaría?
R.- Primero, la reina María Cristina y sus hijos -entre ellos Alfonso XIII-, que vinieron a Burgos en 1891 para asistir a una misa en homenaje de las víctimas del terrible accidente ferroviario sucedido entre Quintanilleja y la capital en la noche del 23 de septiembre. Y en segundo lugar, la visita de Heinrich Himmler, jefe de las SS del gobierno nazi de Adolf Hitler. La mano derecha del Führer pasó por Burgos unos días en 1940, dicen que en busca del Santo Grial. Aunque la verdadera razón fue inspeccionar los campos de concentración de San Pedro de Cardeña y Miranda de Ebro, donde había presos a los que los alemanes querían sacar información.
P.- En la tarea divulgativa sobre el Palacio de la Isla usted ha tenido un importante papel. Además de la nueva edición del libro, ha supervisado el contenido histórico de la página web www.palaciodelaisla.es que ha ultimado este año el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.
R.- Lo visual es importantísimo y que exista un lugar en internet donde explicar la historia y la programación del palacio es indispensable. Además, es una buena puerta de entrada para las visitas que se hacen periódicamente a la mansión. Esta actividad me parece maravillosa. He sido guía en algunas de ellas y la recepción y participación de los visitantes ha sido muy grata. También las conferencias sobre la historia de Burgos tienen muy buena aceptación entre la gente.
P.- Por ejemplo, recuerdo que la del 80º aniversario de último parte de guerra que impartió usted esta primavera fue todo un éxito.
R.- Sí, incluso hubo que repetirla y publicamos un pequeño librito con el texto de la charla. En el libro del palacio también hay un hueco para este momento histórico que sucedió en Burgos el 1º de abril de 1939. También la conferencia sobre la masonería del pasado octubre gustó y sorprendió mucho.
P.- Con su amplio conocimiento de la historia de este lugar estará al corriente de muchas anécdotas. Pero ¿cuál es la más curiosa que destacaría de los casi 140 años de existencia del hotel de los Muguiro?
R.- Esta es muy buena (risas). Carmencita Franco tenía una institutriz de la congregación de las Teresianas llamada doña Blanca. Era una monja joven, muy agraciada, que acabó enamorándose de uno de los chóferes que servía a Franco llevando a su hija a donde fuera menester: de paseo, a la Catedral... Cuando doña Carmen Polo se enteró del ‘affaire’ entre Blanca y el conductor expulsó a la monja de la casa y del hombre no se volvió a saber nada. La mujer de Franco debió de sufrir mucho pensando que aquel asunto saltara en algún momento la tapia de la casa.
P.- ¿Cuál es su rincón favorito del Palacio de la Isla?
R.- Me llama mucho la atención la salita de la planta baja del lado de la torre. Hay unos frescos en el techo, quizá sin terminar, que tras muchas pesquisas creemos que son obra de Arturo Mélida. En el salón de espejos del palacio de los Muguiro de Madrid hay unas pinturas muy similares de este artista que, además de pintor, era arquitecto. Diseñó, entre otros, el palacio de los Liniers de Burgos. Dado el parentesco de esta familia con los Muguiro y el poco espacio de tiempo entre la construcción de sendas mansiones es más que probable la autoría de Mélida sobre esa obra pictórica. Esta habitación se puede visitar, ya que es la última estancia de la sala de exposiciones.
P.- ¿Cree que los vecinos de Burgos aprecian en su justa medida el valor patrimonial que supone para la ciudad y la provincia este magno edificio?
R.- Creo que sí. Es verdad que hubo unos años de auténtico vacío y casi olvido. Pero desde que en 2008 el palacio alberga el Instituto de la Lengua se acerca cada vez más gente a visitarlo y participar en sus actividades. Y está bien que los burgaleses conozcan el ILCyL y el edificio Muguiro, son dos bienes de todos que tenemos que valorar y disfrutar.Visitas y exposiciones en el Instituto Castellano y Leonés de la LenguaLos próximos 26 y 27 de diciembre el ILCyL volverá a realizar nuevas visitas culturales a su sede, el Palacio de la Isla, para que el público asistente conozca de cerca sus actividades y las distintas estancias de la mansión de los Muguiro. Serán a las 13:00 h. y se puede reservar plaza en el 947 26 60 90 y en promocion4@ilcyl.com
Además siguen abiertas las exposiciones ‘Galería de escritores modernos y contemporáneos de CyL’, ‘Orígenes del español II’, ‘El jardín de los orígenes del español’ y la inaugurada el pasado 28 de noviembre ‘Ramón Menéndez Pidal, paisaje de una vida’ sobre el historiador y filólogo coruñés dentro del Bienio Pidalino 2018-2019.