El Correo de Burgos

EXPOSICIÓN

Félix Rodríguez de la Fuente y El Cid, con Paleolítico Vivo

El Museo del Libro inaugura una muestra sobre el naturalista pozano que aborda su trayectoria, incluyendo su papel de asesor cetrero durante el rodaje del mítico film de Charlton Heston

Juanjo García ejerció de anfitrión en el Museo del Libro para presentar la exposición sobre Félix Rodríguez de la Fuente. / RAÚL G. OCHOA

Juanjo García ejerció de anfitrión en el Museo del Libro para presentar la exposición sobre Félix Rodríguez de la Fuente. / RAÚL G. OCHOA

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«Ahora mismo os envío el busto de Félix para que lo expongáis». No se lo pensó dos veces Juan Villa cuando recibió la llamada de Juanjo García, cofundador de la editorial Siloé, para hablarle sobre el homenaje que se estaba fraguando en honor al naturalista burgalés en el Museo del Libro Fadrique de Basilea. El artista, experto artesano de atrezzo y artífice de la escultura de Rodríguez de la Fuente en Poza de la Sal, aportó gustoso su granito de arena a la exposición que desde ayer, y hasta el 3 de julio, repasa toda una trayectoria marcada por esa sed de conocimiento inagotable que permitió a varias generaciones adentrarse en los misterios y maravillas de la mágica conexión entre El hombre y la tierra. 

El busto en cuestión que preside la muestra sirvió en su día como «boceto preparatorio» de la imponente figura de Félix en su tierra natal. Ahora bien, el Museo del Libro ha querido ir más allá al abordar la «ligazón» entre dos de los «héroes burgaleses» más reconocidos del planeta: el investigador homenajeado y Rodrigo Díaz de Vivar. Su relación, más allá de la provincia que les trajo al mundo, se estrechó sobremanera durante el rodaje, a principios de la década de los 60, de El Cid. Quién mejor que el ambientalista pozano para encargarse de los halcones que aparecen en el film. Y quién mejor que Ramón Menéndez Pidal para aportar rigurosidad histórica a la trama. Sus desempeños, innegablemente valiosos, dejaron una «escena inolvidable». En la misma estampa, los dos asesores, sonriendo como niños con zapatos nuevos, junto al ya consagradísimo Charlton Heston tratando de domar a un inmenso ave de presa. 

En teoría, la exposición debía abrir sus puertas a mediados de marzo para coincidir con el 40 aniversario de la muerte de Rodríguez de la Fuente. Pero no hay mal que por bien no venga pese al maldito Covid-19, ya que la cuarentena propició una «feliz coincidencia» a finales de mayo. A unos 20 kilómetros de distancia del Museo, en Paleolítico Vivo, nacería el primer bisonte burgalés de pura cepa. Su nombre, como no podía ser de otra manera, es Félix. Por ello, y dado que el safari prehistórico de Salgüero de Juarros necesita ayuda con «carácter urgentísimo», los 3 euros que el visitante pagará por acceder a la muestra se destinarán «íntegramente» al «cuidado y alimentación de los animales». La iniciativa, según García, obedece al hecho de que «en esta crisis económica las cosas inertes pueden esperar, pero los seres vivos no».

Si algo abunda, es documentación sobre Félix. / RAÚL G. OCHOA

«Sentirnos respaldados por la sociedad para nosotros es lo más importante. Si no estuviéramos respaldados, el proyecto no seguiría adelante», remarcaba el gerente de Paleolítico Vivo, Eduardo Cerdá, agradecido por la ayuda del Museo y de la Fundación Oxígeno en un «momento difícil» para el futuro del parque porque «no generamos ingresos de ningún tipo» desde la declaración del Estado de Alarma. Así pues, considera fundamental que ambas entidades hayan querido «arrimar el hombro» a través de un «gesto gigantesco» que permitirá que «la reserva siga adelante sin problema». En este sentido, recordó además el desarrollo de una campaña de micromecenazgo con el objetivo de que el proyecto logre reponerse con garantías «al final del verano». Eso sí, «veremos qué pasa cuando lleguemos a la normalidad», apostilló. 

Aparte de colaborar con la causa, el público burgalés tendrá la oportunidad de reencontrarse con Félix y, por el mismo precio, recorrer las estancias de los museos del Libro y del Cid. En lo que al protagonista de la nueva muestra se refiere, García destacó la presencia de numerosos libros sobre el mundo animal, cuadernos de campo del célebre naturalista con su correspondiente lujo «detalles» y un buen puñado de imágenes que reflejan «la importancia que ha tenido en la historia de nuestras vidas», hasta el punto de que «no hay nadie aquí, de ninguna edad, que no haya oído hablar a Félix Rodríguez de la Fuente». Su voz inconfundible, aún presente en las pantallas gracias a la red de redes y la nostalgia que se apodera de las televisiones de vez en cuando, reverbera con la misma intensidad de siempre. Para el cofundador de Siloé, se trata sin lugar a dudas del David Attenborough español, el mismo que hace un par de años tuvo entre sus manos, en Londres, el manuscrito Voynich y el Bestiario de Juan de Austria, el «más ilustrado del mundo» y guardado a buen recaudo en el monasterio Santa María de La Vid.

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