LITERATURA / FERMÍN BOCOS
Élites y altas esferas servidas en novela negra
El conocido periodista y escritor cántabro Fermín Bocos retoma las presentaciones de su quinta novela, 'Algo va mal' (Destino). El encuentro con los lectores será hoy a través de la cuenta de Instagram del Museo de la Evolución Humana a partir de las 18.30 h.
Poco a poco la cultura va saliendo de la cueva en la que fue recluida por el coronavirus. Aforos reducidos, modos diferentes o canales como las conexiones digitales serán, hasta nueva orden, las vías que acercarán al público los eventos culturales en las próximas fechas. También las presentaciones literarias, como la que ofrecerá el periodista y escritor Fermín Bocos (Población de Abajo, Cantabria, 1949) de su nuevo trabajo, Algo va mal (Ediciones Destino), una novela negra donde los turbios intereses de varios nichos de poder -la política, los medios de comunicación, la banca, la justicia- se ven implicados en una serie de sucesos que cruzan lugares y épocas.
Esta tranquila tarde de San Fermín, el autor cántabro celebrará su onomástica con todos los lectores que se conecten a la presentación digital que hará de su última novela a través de la cuenta de Instagram del Museo de la Evolución Humana (MEH) a partir de las 18.30 horas.
Y así va retomando Fermín Bocos la presentación de Algo va mal, que se vio cortada bruscamente por el estado de alarma decretado por el coronavirus. «Apenas me dio tiempo a hacer la presentación en Madrid, una ronda de entrevistas en Bilbao y por último en Santander, acompañado del presidente cántabro Miguel Ángel Revilla». Este parón de la industria editorial -y más en una época cercana a Sant Jordi y la Feria del Libro- ha provocado que gran cantidad de libros se hayan quedado ‘congelados’. «Está muy bien que se relancen a través de estas citas digitales, aunque nada sustituye a la cercanía entre el autor y los lectores en los actos presenciales», señala Bocos.
Tras varias novelas de carácter histórico, el escritor cántabro se ha dejado seducir por el género negro, desde hace unos años en pleno ‘boom’ editorial. «La novela negra ha sido desde siempre una suerte de Guadiana alternándose con la novela histórica como la literatura más popular. Las narraciones policiacas son fáciles de leer y logran el objetivo mayor de la 'literatura de evasión': entretener al lector y distraerle de sus cuestiones cotidianas. Además, también gracias al cine, es un género muy consolidado en cuanto a su estructura y contenidos. Tiene su asesino, sus policías, sus víctimas, sus jueces... que todo el mundo asimila fácilmente».
El asesinato del magnate de los medios de comunicación Cosme Damián, en un hotel de Ámsterdam durante una reunión del Club Bilderberg, sacude el arranque de Algo va mal. «Parte de la leyenda que rodea al Club Bilderberg la ha creado la prensa. Soy consciente de la conspiranoia que dice que este selecto club de poderosos es ‘el gobierno mundial en la sombra’ y cosas así, pero eso forma parte de la exageración. No es un foro secreto, pero sí muy discreto, como digo en la novela», explica el autor.
Parte de la trama está protagonizada por profesionales de los medios de comunicación, un mundo del que Fermín Bocos conoce todas sus luces y sombras tras cuarenta años en la profesión. «El poder de los medios es muy grande, y no es el mundo idílico que debería ser o podríamos imaginar. En la novela se enseña la cara más oscura y cruel, pero no está lejos de la realidad. Es más, muchas veces la supera», afirma el escritor y periodista.
Como toda novela negra que se precie, Algo va mal tiene un asesino. En este caso 'el Marsellés' es un profesional muy sibarita y amante de las artes, un personaje que se revela muy atractivo al lector. «El inadaptado, como es este criminal, crea fascinación desde los principios de la literatura y otras artes. Quizá porque escapa de lo cotidiano, por su atrevimiento, por su sofisticación... Fascina y da miedo a la vez».
Alrededor de este personaje aparece otra de las tramas más interesantes de la novela: el comercio de arte y el circuito de las falsificaciones, donde los petrodólares han reventado el mercado en los últimos tiempos. «Hay 'coleccionistas de verdad’ que disfrutan con el arte, pero hay muchos otros que van más a por el objeto por su valor económico que por su valor artítisco. Lo que antes para algunos podían ser caballos de carreras de pura sangre ahora son cuadros de pintores famosos. El mundo de las subastas encierra también una feria de vanidades», comenta el autor cántabro.
La colonia británica de Gibraltar también es uno de los campos de batalla narrativos de Algo va mal. «Hay más de 60.000 sociedades registradas -más de la mitad españolas- en Gibraltar en un lugar que no tiene más de 20.000 habitantes. Pero también es una base militar y un paraíso fiscal en algunos ámbitos. Con sus piratas, sin duda. Es un pequeño territorio donde pasan muchas cosas».
La portada del libro, un cielo sangriento sobre la Puerta de Brandeburgo de Berlín, nos lleva a un momento de la vida del político Telmo Salcedo, uno de los protagonistas de la novela. En su juventud colaboró con la policía política de la República Democrática Alemana, la temible Stasi, y ese pasado -para él muy lejano- regresará en forma de amenaza mezclado con asuntos del presente. «Salcedo es un cínico, habla de una manera y obra de otra. Su ambición de poder le obliga a borrar todas las huellas de su pasado. Pero éste siempre vuelve y llama a tu puerta», sentencia Fermín Bocos.