El Correo de Burgos

JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

«Los próximos cien años serán la clave para saber si hay futuro como especie»

El codirector de las excavaciones de Atapuerca presenta hoy en el MEH, a las 19.30 horas, su nuevo libro ‘Dioses y mendigos’, un compendio de la evolución humana desde su pasado más remoto hasta las pistas del futuro que está por venir.

José María Bermúdez de Castro. SUSANA SANTAMARÍA

José María Bermúdez de Castro. SUSANA SANTAMARÍA

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Marta Casado / Burgos
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Pregunta- Unos pasaron el confinamiento enganchados a las redes, plataformas audivisuales o el balcón... ¿es Dioses y Mendigos fruto del confinamiento?Respuesta- No en la concepción o la idea, pero si en la ejecución. Hablé con la editora de preparar algo así ya en 2019, para final de año le dije que estaba con ganas y que entre 2020 y 2021 lo iría escribiendo, sin prisas. Pero llegó marzo y el confinamiento y como me sobraba tiempo, aunque parados no hemos estado, me puse. Cogí carrerilla y para mediados de junio el libro estaba listo para revisiones, añadidos y demás.P.- ¿Qué busca con Dioses y Mendigos?R.- La idea era trabajar toda la evolución humana. Ir desde el principio contando algo de filogenia y fósiles, al que solo dedico un capítulo, pero luego tratar hilos fundamentales que han contribuido a lo que somos hoy y analizar por donde puede ir el futuro. No me gusta hacer predicciones de como seremos en el futuro, ahí está la ciencia ficción, pero si bucear entre las pistas que nos indican lo que puede estar por pasar.P.- ¿Estamos ante la situación más crítica de la humanidad?R.- En la evolución humana se han pasado muchas crisis. La primera con el enfriamiento del planeta. Hubo una continuidad del enfriamiento, desaparecieron los bosques donde vivíamos y hubo que adaptarse a la sabana. Está claro que el cambio climático es una de las razones de la desaparición de algunas especies y otras sobreviven por su variedad genética. Esa fue una de las crisis en la que algunas aguantaron como los Australophitecus. Éramos más parecidos a los chimpancés, pero bípedos. No se sabe muy bien por qué liberamos los brazos. Y ahí llegó la segunda gran crisis por la descendencia. Chimpancés, gorilas y orangutanes tienen una situación demográfica complicada con pocos hijos que cuidan mucho tiempo. Ese problema lo tuvieron los homínidos que superaron reduciendo la lactancia de ocho a dos años y medio, apareció la niñez y la adolescencia y, así, se podía tener más crías y mantener el grupo a pesar de una mortalidad elevada. A la larga nos ha pasado factura, pero nos ayudó a expandirnos.P.- Esas dos crisis la humanidad es más mono que hombre. ¿Cuándo empezó a gestarse el humano de hoy, que domina y manipula su entorno creyéndose un dios?R.- La revolución neolítica. Es el momento donde los humanos empiezan a dominar la naturaleza con la agricultura y la ganadería. Los animales y las plantas nos ataron a un territorio. Arranca una cuestión demográfica que, ahora en niveles exponenciales, supone un problema sobre el que hay que tomar medidas.P.- Y en ese dominio, o abuso, del entorno llega la realidad para convertir al dios en mendigo. ¿El cambio climático es la venganza de la naturaleza contra ese dominio que arrancó en el Neolítico?R.- Es la crisis que estamos pasando ahora, la climática. Hace 50 años nadie sabía que estábamos estropeando el planeta. Ahora hemos caído, hemos tomado conciencia, aunque no sé si será demasiado tarde.P.- De las nuevas generaciones se pone el foco en el cuidado del plantea y la conciencia social. ¿Es suficiente para crear una conciencia de especie?R.- Esta pandemia que estamos pasando es durísima, con todo será nada con lo que puede llegar. Hay una conciencia social por reducir emisiones contaminantes, pero no es suficiente. Hay muchos lugares en el mundo donde la gente está más preocupada por qué va a comer mañana que si contamina o no contamina. Sí tiene conciencia quien lo puede asumir, pero alcanzar la conciencia de especie y tomar decisiones como tal es muy difícil.P.- Hay quien niega el cambio climático.R.- Pues lo verán. Estos próximos cien años serán la clave, si tendremos futuro o no como especie. Serán nuestros hijos y nuestros nietos quienes lo verán y tendrán que sufrirlo y solucionarlo. Pero también hay gente que no ve futuro, Stephen Hawking decía que sólo quedan dos caminos: explorar otros planetas o la nada.P.- En esta época que se habla, al menos en España, que estamos faltos de líderes, habla en su libro que uno gobierne es una cuestión genética.R.- En el pasado los grupos humanos, igual que chimpancés o lobos, había uno que lideraba el grupo. El más fuerte o el más inteligente. Ese liderazgo en el pasado era lo habitual. En el chimpancé común, por ejemplo, hay un macho alfa rodeado de betas que le ayudan a mantener el grupo. Cuando el alfa muere pasa a otro beta la dirección del grupo. Nosotros compartimos genes con chimpancés y es continúa estado ahí. Era nuestro sistema de organización hasta el neolítico. Ahí surge el problema de la superpoblación. ¿Cómo pasas de controlar un grupo de 30 a miles? Hay dos opciones. Un líder tirano o la democracia donde tienes un líder y luego hay que hacer cadenas jerárquicas para que todo funcione. No todos tienen la capacidad de gestionar o llevar el grupo y si elevas a una persona que no puede, la cadena falla. Es un fracaso porque la función se le queda grande. Es algo habitual porque ninguna fórmula es perfecta, aunque, está claro, que unas funcionan mejor que otras.P.- ¿Y la religión, dice que «creer es mucho más sencillo que pensar y consumo muy poca energía»?R.- Cuando el grupo eran unas decenas tenían creencias sencillas, la naturaleza el sol. Según artículos recientes, la religión llega con el neolítico. Hay mucha más población, ¿cómo controlar a la gente? La solución es un ser divino que te ve lo que haces, cómo te comportas y al que debes seguir y que se crea a imagen y semejanza del hombre. Si hay crisis concretas, la gente sale a la calle y se puede formar el caos. Cuando la población son miles de personas, ya no es un grupo familiar, la religión permite digerir esa gestión. También hay experimentos que hablan de la confianza de quienes profesan la misma religión, grupos que sólo tenían problemas con los de otras religiones. Es una forma de unir al grupo también.P.- La religión del hombre del siglo XXI parece la tecnología ¿siempre ha sido así?R.- La tecnología ha sido muy importante en este viaje de la humanidad. Antes había una selección natural pura y dura. Ahora, con la tecnología, no hay una selección muy marcada, pero llega un momento en el que define nuestra vida. La longevidad en anteriores civilizaciones no iba más allá de la época postmenopáusica, ahora, se ha llegado a duplicar esa longevidad. Y todo eso se lo debemos a la tecnología.P.- El transhumanismo en un entorno desértico. Parece una especie de distopía, un argumento común en las series de ciencia ficción. ¿Es esa mitad humano, mitad tecnología a dónde camina la evolución humana?R.- Como ya he dicho no veo el futuro por una bola de cristal, pero hay cosas que están ahí. El transhumanismo es una corriente filosófica que tiene siglos. Se habla de ello desde el siglo XIX. La realidad, hoy en día, es que hay gente trabajando para unir biología y tecnología. Somos la ultima especie de homínidos viva en el planeta. En la evolución humana ha habido momentos en el que convivían varias especies, ha habido entre cinco o seis y ahora solo está el Homo sapiens, eso sí, poblando todo el planeta con 7.500 millones de personas. ¿Esta especie puede perdurar? ¿Cómo? Ya usamos tecnología. Quien tiene problemas de vista, usa gafas, y así con la sordera, problemas del corazón… se solucionan con tecnología que nos ayuda a seguir. Pero se puede hacer más y hay gente trabajando en eso.

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