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PATRIMONIO / FELIPE BIGARNY

El retablo de Cardeñuela Riopico recupera su esplendor

Las imágenes esculpidas por el taller de Felipe Bigarny se expondrán en la capilla de la Presentación de la Catedral antes de volver a la iglesia de la localidad

La capilla de la Presentación de la Catedral de Burgos ha acogido la exposición de las imágenes restauradas. TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Hace dos años visitamos la iglesia de Santa Eulalia de Mérida de la localidad de Cardeñuela Riopico. Un viento abrileño nos escoltó, camino arriba, hasta la puerta del templo. Gloria Burgos y Nicasio Gómez, presidenta de la asociación de vecinos pro retablo y alcalde del pueblo respectivamente, nos explicaron su decidida intención de restaurar el retablo mayor de la parroquia, muy deteriorado por el azote de la edad y una inadecuada conservación a lo largo de los siglos. «Dure lo que dure, lo conseguiremos», aseveraban convencidos.

Esta pieza de 1528, poco valorada hasta tiempos recientes, fue obra del taller de Felipe Bigarny, uno de los artistas más relevantes del Renacimiento español. Su ubicación original fue la capilla de la Presentación de la Catedral de Burgos, estancia funeraria construida por el canónigo Gonzalo Díaz de Lerma, cuyo sepulcro tallado también por el maestro francés preside el centro del lugar. Este martes, tumbado y durmiendo el sueño de los tiempos, miraba extrañado la jarana y el gentío que rodeaba su tumba de alabrastro. Echaba de menos la presencia de personas alrededor desde que la Catedral cerró al turismo el pasado noviembre. Pero su mayor sorpresa fue ver, en todo su esplendor, las imágenes que esculpió el taller del Borgoñón para el primigenio retablo de la capilla y que allí se mantuvieron hasta mediados del siglo XVIII, cuando el Cabildo decidió cambiar este mueble por uno más moderno. El nuevo retablo, diseñado por Francisco de la Piedra y de estilo neoclásico, actúa desde ese momento como un impresionante marco para la gran joya pictórica de la Seo: La Sagrada Familia del artista veneciano Sebastiano del Piombo.

El viejo mueble fue vendido a la parroquia de Cardeñuela Riopico, una localidad del alfoz por la que transcurre el Camino de Santiago. Allí se integraron las escenas salidas del taller del ‘maestre’ Bigarny y algunas piezas en una nueva estructura rococó. Desde hace unos años este ‘retablo Frankenstein’ -que combina elementos tardogóticos, imágenes renacentistas y un armazón barroco- avisaba ruina. Los vecinos del pueblo no dejaban de advertirlo. Y decidieron ponerse manos a la obra.

La escena de la Anunciación, una de las piezas más notables del retablo, antes y después de la restauración. D. G. - T. ALONSO

Con el apoyo del ayuntamiento, se creó la Asociación de Vecinos pro retablo Felipe de Bigarny

. Solicitaron

presupuestos para la restauración

y a partir de ahí comenzó el baile de ilusiones: colectas de todo tipo, reuniones con instituciones, una campaña de micromecenazgo con Hispania Nostra -que no fraguó-, reportajes en prensa...

Se iba recaudando dinero, pero los 50.000 euros en que estaba estimada la obra quedaban lejos

. Finalmente,

la Fundación VIII Centenario de la Catedral se unió al proyecto y ha aportado los 25.000 euros que faltaban

para llevar a cabo la recuperación de la obra.

Este martes, en la capilla que las alojó hace casi quinientos años, las imágenes del retablo quedaron expuestas en una estructura hasta el 30 de mayo para que sean contempladas por el público antes de ser reintegradas en la mazonería del retablo de la parroquia de Santa Eulalia de Mérida para alegría y gozo de sus feligreses.

Lucha y colaboración

Bajo la mirada atenta de la estatua yacente de don Gonzalo de Lerma, fundador de la capilla, varias personalidades distinguieron la relevancia de esta restauración. Juan Álvarez Quevedo, vicepresidente del Cabildo catedralicio, destacó «la lucha del pueblo de Cardeñuela y del anterior párroco y el actual, don Eliseo y don Luis, por sacar adelante este proyecto». El vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, Antonio Miguel Méndez Pozo, indicó que para este patronato «ha sido un privilegio participar en la restauración de esta obra tan vinculada a la Catedral y por la que tanto han luchado los vecinos de Cardeñuela». Por su parte, el alcalde de la localidad, Nicasio Gómez, agradeció todas las ayudas recibidas por parte de instituciones y personas que se han implicado en la percepción del dinero necesario para llevar la obra a buen fin, invitando a visitar el pueblo y disfrutar del retablo cuando se instale el próximo junio. El presidente del Consejo Asesor de la Fundación Catedral 2021, el catedrático de Historia de Arte René Jesús Payo, señaló que «esta restauración ha sido una obra coral y marca una dinámica para recuperar nuestro ingente patrimonio artístico».

Varios vecinos de Cardeñuela Riopico han asistido a la presentación de las esculturas restauradas. D. G.

El actual párroco del valle de Riopico, Luis Renedo, felicitó a todos los presentes en la capilla de la Seo, aplaudiendo en particular el trabajo de la empresa Batea «porque no es sólo restauración lo que han realizado, es casi hacer un nuevo retablo». También dio la gracias a los vecinos «por soñar con ello», al ayuntamiento y a la Fundación VIII Centenario. «Esta restauración, que también celebra también los 500 años de la iglesia, nos invita a sacar lo mejor del arte y de nosotros mismos». Gloria Burgos, presidenta de la asociación vecinal, recordó mirando a las esculturas con emoción que «algunos vecinos pensaban que la obra no se iba a llevar a cabo y que no lo iban a llegar a ver. Hoy es un día grande para los vecinos de Cardeñuela». Y para el arte burgalés, cabe añadir.

Una compleja restauración

Para el equipo de Batea Restauraciones fue desde el principio con un trabajo muy complicado, el retablo de Cardeñuela era muy caótico y contaba con piezas de distintas épocas y procedencias. Antes de ponerse manos a la obra hicieron un estudio exhaustivo del mueble: historia, materiales, disposición y estructura, daños... César González explicó que para ellos fue «un privilegio trabajar con una obra de una primera figura como Felipe Bigarny». En el viejo retablo se encontraron con muchos repintes que escondían la policromía original «que es magnífica». Parte de la mazonería del siglo XVIII ha sido desechada y se está valorando cómo reorganizar la estructura del mueble. También destacó el fructífero diálogo entre la empresa y la asociación de vecinos de Cardeñuela durante el proceso.