El Correo de Burgos

CINE / 'LA NOCHE DE WALPURGIS'

El hombre lobo en su mágica eternidad

Este lunes se cumplen 50 años del estreno de ‘La noche de Walpurgis’, la película que dio fama mundial al actor burgalés Paul Naschy y convirtió en mito a su personaje más recordado, el hombre lobo Waldemar Daninsky

Paul Naschy como Waldemar Daninsky en 'La noche de Walpurgis'.

Paul Naschy como Waldemar Daninsky en 'La noche de Walpurgis'.

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Anteriormente al estreno de esta película, acaecido el 17 de mayo de 1971, el cine español ya había flirteado con el género de terror con bastante éxito. Muy influidos por las producciones de la Hammer británica, algunos realizadores como el prolífico Jesús Franco o Narciso Ibáñez Serrador con La residencia (1969) comenzaron a llenar las salas con historias de sangre, gritos y horror. Pero fue La noche de Walpurgis la que dio el campanazo definitivo para que la industria cinematográfica patria apostara sin complejos por este cine barato, entretenido y muy rentable.

Esta cinta salió de la fértil imaginación del cineasta Jacinto Molina (Madrid, 1934), conocido mundialmente por su alias artístico, Paul Naschy. Jacinto pasó su infancia y otros muchos años de su existencia en Burgos. Contrajo matrimonio en la Catedral en 1969 con su compañera de vida, la burgalesa Elvira Primavera, y siempre que podían visitaban a la familia y recorrían las calles de la ciudad que les había visto crecer. Molina siempre se sintió muy burgalés y decidió que sus restos mortales descansaran en el cementerio de San José de la capital castellana. Allí reposan desde su fallecimiento en 2009.

La tercera aventura del conde Waldemar Daninsky, que ahora celebra sus cinco décadas en las pantallas, fue coproducida por España y Alemania Occidental. Tras el buen rendimiento comercial de La marca del hombre lobo (1968) y Los monstruos del terror (1970), Plata Films e Hi-Fi Stereo 70 echaron un órdago con más presupuesto y el fichaje de un director con mucha experiencia tras la cámara para llevar a cabo la nueva película del licántropo: el argentino León Klimovsky. Y siempre con la vista puesta en el mercado internacional, para el que se rodaban secuencias adicionales cuyos niveles de erotismo o truculencia estaban prohibidos por la censura española. Fueron los locos y fructíferos tiempos de las dobles versiones.

Gaby Fuchs (Elvira) y Barbara Capell (Genevieve), dos de las protagonistas del filme.

El escritor cinematográfico Ángel Gómez Rivero definió a este filme en su obra Cuando llora el lobo como «una película de absoluto culto que significó el reconocimiento del actor en todo el mundo entero, un clásico en color que sería imitado en su década con desigual acierto». Sin duda, La noche de Walpurgis fue el espejo donde tantos otros se miraron. La repercusión en países europeos como Alemania, Francia e Italia o el millón de espectadores españoles no podían estar equivocados. En las últimas décadas varios escritores y críticos han reivindicado la obra de Naschy, subrayando su reconocible carácter autoral y su salvaje pasión por el cine fantaterrorífico. Además del citado Gómez Rivero, caben destacar Ángel Sala, Adolfo Camilo Díaz, Víctor Matellano, Fausto Fernández, Ángel Agudo, Luis Alberto de Cuenca o Juan Manuel de Prada, entre otros.

Goticismo en su forma y fondo, viejas leyendas y supersticiones y mucha sangre bajo la luna llena rebosan los fotogramas de esta cinta. «Es una película que tiene magia», afirma Sergio Molina, uno de los hijos de Paul Naschy. «Tiene secuencias muy logradas. Adolece de los problemas de producción típicos de este tipo de trabajos, pero tiene una atmósfera única con algunos de los grandes momentos del género. Además, tiene detalles muy atrevidos para la época como ciertos comportamientos lésbicos e incluso incestuosos... Es una película con muchas lecturas».

Hay un momento del filme en que el personaje de Waldemar Daninsky, ese conde polaco afectado de licantropía, lee en un viejo libro algunas claves de la historia. «Cuando llegue el plenilunio y este coincida con la noche de Walpurgis, la cruz que se fabricó con el sagrado metal del cáliz de Mayenza atravesará el corazón de los que sufren el maleficio de ser hombres lobo. Si esto lo hace una mujer que ame al maldito y arriesgue su vida por él, la luz vencerá a las tinieblas y el alma del condenado recobrará la paz para siempre». Estos son los factores que rodean a Daninsky y que articulan toda la saga: el horror, la maldición y el amor.

Aunque la historia se desarrolla en el norte de Francia, toda la película se rodó en la comunidad de Madrid. Un poco de atrezo parisino y unos adecuados vestuario y maquillaje nos traslaron más allá de los Pirineos para que los prebostes de la censura no se molestasen con la ambientación de un relato de vampiras y licántropos en la geografía ibérica, algo que nunca tendría sitio en su piadoso juicio.

La tumba del caballero, otro lugar mítico de 'La noche de Walpurgis'.

Los exteriores de la casa de Waldemar se rodaron en el antiguo Real Sanatorio de Guadarrama, dedicado a los enfermos de tuberculosis. Este lugar, al que dedicaron páginas Antonio Machado o Camilo José Cela, fue derribado en 1994. La vieja abadía románica que aparece, y a la que Naschy volvió con otras películas, es el monasterio Santa María la Real de Valdeiglesias, en Pelayos de la Presa, un lugar que estuvo muchos años en ruina y fue rescatado por una fundación hace unos años. Los frondosos montes de pinos, tan típicos de la sierra madrileña, hicieron el resto.

Unos cuantos nombres

Los créditos de La noche de Walpurgis reúnen a un grupo de personalidades muy reseñables que años después, especialmente algunos, marcarían el devenir del género fantástico en nuestro país.

Al ser una coproducción hispano-alemana, el reparto se completó con intérpretes de ambos países. Acompañando a Paul Naschy encontramos a Gaby Fuchs, una actriz austríaca que encarna a Elvira -nombre de pila de la esposa del protagonista y que aparece muchas veces en la filmografía naschiana- y que intentará salvar de su maldición a Waldemar del único modo posible: el amor. A su lado está la actriz alemana Barbara Capell como Genevieve, la estudiante que acabará siendo abducida por los encantos vampíricos de Wandesa. Esta condesa maldita está encarnada por Patty Shepard, actriz estadounidense afincada en España que, a pesar de no gustarle el cine de terror, admitió que su personaje sangriento y envuelto en telas negras y nebulosas tenía su encanto. También participaron en este largometraje la actriz rusa Yelena Samarina y los españoles Andrés Resino y José Marco, entre otros.

El director de la función fue el argentino León Klimovsky. Tras una larga carrera en su país natal, desembarcó en España para dirigir ‘spaghetti-westerns’. Más tarde, el veterano realizador llenó su carrera artística con cintas de terror, fantásticas y de acción. Con Naschy volvería a coincidir en largometrajes como Doctor Jekyll y el Hombre Lobo o El mariscal del infierno.

El responsable de la fotografía fue Leopoldo Villaseñor, otro clásico de la filmografía de Jacinto Molina (El francotirador, El huerto del Francés). En este filme que ahora cumple medio siglo jugó con la colorimetría típica de los setenta, con altos contrastes y colores saturados. Asombran los cuidados ‘travellings’ y la casi ausencia de ‘zooms’, así como las fascinantes secuencias en cámara lenta, tan características del cine fantástico.

La música, a veces tan discutida en las películas de terror de esta época, fue obra del maestro turolense Antón García Abril, fallecido el pasado marzo. La banda sonora es efectiva, introduce al espectador con brío en los pasajes pavorosos por los que circula el filme. Chirría el tema de los títulos de crédito, quizá demasiado jaranero para el tipo de película que musicaliza.

Patty Shepard interpretó a Wandesa Dárvula de Nadasdy, todo un icono del fantaterror.

Otros dos nombres claves en la posterior carrera de Naschy trabajaron en esta cinta. Uno fue el director de producción, José Antonio Pérez Giner, que poco después fundaría la productora Profilmes con Ricardo Muñoz Suay y con la que el protagonista de La noche de Walpurgis lograría varios éxitos. El otro fue el ayudante de dirección, Carlos Aured, que más tarde asumiría la máxima responsabilidad de llevar a buen puerto películas donde Naschy intervino como actor y guionista. Algunos títulos tan míticos son El espanto surge de la tumba, El retorno de Walpurgis o La venganza de la momia. Incluso llegó a participar en la poco afortunada y póstuma aventura fílmica de Jacinto Molina como director, Empusa (2010).

Algún mal recuerdo

A pesar de la notoriedad adquirida con el personaje de Waldemar Daninsky en anteriores trabajos, hubo algo que contrarió al actor durante la preproducción de La noche de Walpurgis. «Poco antes de comenzar el rodaje los productores españoles quisieron sustituir a mi padre», recuerda Sergio Molina. «Querían poner a un galán para interpretar a Waldemar y que Paul sólo rodara las secuencias en que aparece el protagonista como hombre lobo. Mi padre se enfadó mucho. Al final no se llevó a cabo esa idea porque los inversores alemanes se negaron, querían a Paul Naschy en los dos papeles». El propio cineasta relató en sus memorias que le llegaron rumores de que ese otro actor iba a ser el sevillano Máximo Valverde, un intérprete que hay que señalar que ni en apariencia ni en estatura se asemeja en algo a Jacinto Molina.

Otra circunstancia que enojó al guionista y protagonista del filme fue el ritmo de rodaje del director. «León Klimovsky iba muy rápido y a veces no repetía planos que mi padre consideraba que no habían salido bien, era muy perfeccionista para su trabajo», indica el hijo del cineasta. Klimovsky terminaba sus películas en poco tiempo y siempre con notables resultados, algo que le proporcionó mucho trabajo. Los productores confiaban en su buen hacer y celebraban el ahorro de dinero que suponía rodar en menos tiempo. «Mi padre quería muchísimo a León, luego hicieron más películas juntos. Pero se cabreaba mucho con sus prisas y no le gustaban algunas soluciones técnicas, como las noches americanas. En las películas que él dirigió no hizo ninguna».

Estos disgustos artísticos provocaron que diez años después, ya con Naschy delante y detrás de la cámara, rodara un ‘remake’ encubierto de este filme que tituló El retorno del hombre lobo, considerada por muchos de sus seguidores la mejor película de la saga de Daninsky.

Waldemar Daninsky transformado en hombre lobo, la gran creación de Paul Naschy.

El hijo del protagonista también guarda un terrorífico recuerdo: su primer visionado de este largometraje. «Mi madre, muy burgalesa, no quería que mi hermano y yo viéramos La noche de Walpurgis, yo apenas tenía siete años. La pasaban por televisión y mi padre insistió. El resultado fue que estuve dos semanas sin apenas dormir con enormes pesadillas, en especial con las imágenes de las vampiras. Fue mi debut como espectador de la filmografía de mi padre y nunca me olvidaré de ello», confiesa entre risas Sergio Molina.

Nuevas ediciones

Desde hace varios años algunas de las mejores películas de Paul Naschy se pueden adquirir en el mercado internacional remasterizadas y en alta definición, ediciones que recuperan con gran calidad de imagen y sonido las aventuras protagonizadas por este actor y director. Pero en España no ha habido la suficiente confianza en su figura para lanzar en bluray estos largometrajes.

Algo cambió el año pasado con la publicación por parte de la videográfica Divisa de una edición especial en ‘digibook’ de El huerto del Francés (1978), uno de los mejores filmes del cineasta. «Ha ido muy bien en ventas, había mucho interés en esta película y los fans de mi padre no han decepcionado, tanto los de siempre como los nuevos», explica Sergio Molina. Ha sido tal el éxito de esta edición que Divisa planea sacar al mercado más películas de Naschy próximamente. Permítanme soñar con que alguna de ellas sea La noche de Walpurgis, título icónico del fantaterror español que este lunes cumple a zarpazos cincuenta años de su estreno en las salas de cine españolas.

Ficha de la película

Dirección: León Klimovsky. Guion: Jacinto Molina. Fotografía: Polo Villaseñor. Música: Antón García Abril. Montaje: Antonio Gimeno. Decorados: Ludwig Orny. Maquillaje: José Luis Morales. Producción: Plata Films (España), Hi-Fi Stereo 70 (Alemania).

Duración: 85 minutos. Fecha de estreno: 17/05/1971. Lugares de rodaje: Madrid, Navacerrada, San Martín de Valdeiglesias, El Cercón.

REPARTO: Paul Naschy (Waldemar Daninsky - hombre lobo), Gaby Fuchs (Elvira), Barbara Capell (Genevieve), Patty Shepard (Wandesa Dárvula de Nadasdy), Andrés Resino (inspector Marcel), Yelena Samarina (Elizabeth Daninsky), José Marco (Pierre)...

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