El Correo de Burgos

SONORAMA 2021

«Veremos un millón de fotos de las cosas que se van a hacer bien»

El festival arranca mañana, con el aforo limitado a 5.000 asistentes y rigurosas medidas de seguridad sanitaria, apelando a la «responsabilidad» individual y colectiva / Javier Ajenjo: «Ha supuesto un esfuerzo económico y estructural ingente»

El escenario ya esta listo, y las zonas delimitadas también, para que el Sonorama se pueda celebrar «de la mejor manera posible». PACO SANTAMARÍA

El escenario ya esta listo, y las zonas delimitadas también, para que el Sonorama se pueda celebrar «de la mejor manera posible». PACO SANTAMARÍA

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«Sé feliz, canta, disfruta, come lechazo y bebe vino de la Ribera del Duero; pero utiliza tu mascarilla para que todos, absolutamente todos, estemos seguros». Lo puede decir más alto, en cualquier idioma, pero no más claro. Para Javier Ajenjo, director del Sonorama, la palabra «responsabilidad» se ha convertido en un mantra.

El festival arranca mañana y, como siempre, no le da la vida. Sin embargo, poner en marcha una edición marcada por la pandemia es «peor que nunca de largo». Porque las limitaciones, sanitarias y de aforo (5.000 personas), obligan a redoblar esfuerzos. De hecho, preferiría organizar «cinco de 30.000»

Pero sarna con gusto no pica. Y se le nota entusiasmado, a la par que exhausto, al otro lado de la línea. Seguramente lleve un cargador portátil en el bolsillo. Porque el móvil nunca deja de sonar por estas fechas. Más aún en este 2021, tras el inevitable parón del año pasado, con más ojos -y medios de comunicación si cabe- mirando con lupa, o cuanto menos de reojo, el desarrollo de la cita

«Va a salir todo en orden más allá de que buscarán la foto y seguro que la van a encontrar, pero también veremos un millón de fotos de las cosas que se van a hacer bien». Los promotores del festival han cuidado hasta el más mínimo detalle, mascarillas mediante, porque «es la única forma en la que podemos estar protegidos».

«Lo más normal hubiese sido suspender el festival, pero tenemos una responsabilidad».

Las condiciones planteadas hace un mes han cambiado. Descartada la opción de realizar tests de antígenos a los asistentes en favor de la mascarilla, se han habilitado cinco zonas, con la pertinente distancia de seguridad entre asientos, para disfrutar de un cartel reducido pero fiel a la ecléctica esencia del Sonorama Ribera.

También habrá parcelas de restauración con terraza. «Nos hubiera gustado estar sentados pudiendo beber quitándonos la mascarilla como se hace en todos los sitios», admite Ajenjo a sabiendas de que una distribución logística de tal envergadura «ha supuesto un esfuerzo a nivel económico y estructural ingente»

Tener al público de pie ofrecía «muchas más facilidades», pero el director del festival no deja de insistir en que lo primordial es que «la gente esté con su mascarilla en todo momento». El sector de los eventos se juega mucho este verano, de ahí la necesidad de establecer rigurosos mecanismos de control sanitario y poder «evacuar en el caso de que hubiera problemas».

«Los trabajadores de la industria musical necesitan que festivales como el Sonorama sigan realizándose».

Por otro lado, la accesibilidad de personas con distintos tipos de discapacidad estará garantizada gracias al acuerdo de colaboración alcanzado con la Fundación Music for All. Por ejemplo, mediante audiodescripciones, interpretación de algunos conciertos en Lengua de Signos Española o subtítulos en directo. 

Volviendo al tema de la seguridad y de lo que conlleva arriesgar en los tiempos que corren, Ajenjo tiene claro que la cita debía celebrarse a pesar de todo. «Lo más normal hubiese sido suspender el festival, pero tenemos una responsabilidad». No se refiere al dicho Covid, siempre presente, sino a todo lo que rodea a esta gran familia.

Y es que el compromiso va más allá del propio evento. Tiene que ver «con  la gente de Aranda, con el futuro, con una vigésimo quinta edición que se celebra el año que viene, con todos los que confían en nosotros y, sobre todo, con los trabajadores de una industria musical que necesitan que festivales como el Sonorama Ribera sigan realizándose y sigan vivos». 

Obviamente, no se podrá acampar este año. Y que nadie espere conciertos fuera del recinto. La capital ribereña tendrá que esperar, por lo menos hasta 2022, para que la plaza del Trigo y otros enclaves míticos de la ciudad brillen y suenen con luz propia. No están las cosas para bullicios, mal que nos pese a todos.

En cualquier caso, Ajenjo confía en el buen criterio de los asistentes. Lo han «demostrado siempre» y ahora les toca dar el do de pecho. En este sentido, remarca que «no tenemos por qué dudar de nuestro público». Y por eso cree firmemente que la cita transcurrirá «de la mejor manera posible»

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