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BURGOS

Fotografía, pintura y cine en el CAB

Los artistas Montserrat Soto, Pedro Paricio y Pedro Vaz muestran sus obras en el Centro de Arte de Caja de Burgos

Momento de la presentación de las tres nuevas exposiciones que se pueden visitar en el CAB. SANTI OTERO

Burgos

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El Centro de Arte Caja de Burgos CAB inaugura hoy sus tres nuevas propuestas artísticas, formadas por las instalaciones de la fotógrafa Montserrat Soto, el videoartista Pedro Paricio y el pintor Pedro Vaz, que permanecerán abiertas al público hasta el próximo 26 de septiembre.

'Montserrat Soto', Premio Nacional de Fotografía en 2019, desarrolla una obra comprometida con la ecología y la memoria. Carretera al Imperio es el trabajo de Soto, que vive y trabaja en Gumiel de Izán. La propuesta sobrepasa ampliamente el soporte fotográfico con el que habitualmente se expresa con el empleo del documento, el archivo y la memoria en un sentido extenso, dando sentido a una obra que con frecuencia se materializa en el terreno de la instalación.

Carretera Al Imperio, el proyecto que presenta en el Centro de Arte Caja de Burgos, procura un acercamiento perturbador a esa necesidad de comprensión al incorporar un elemento incómodo: el movimiento como agente transformador del espacio y la introducción de códigos y señales que terminan por apoderarse simbólicamente de los lugares que estos ocupan.

Parte del montaje desarrollado por la fotógrafa Montserrat Soto. SANTI OTERO

«La comprensión de lo que es el espacio es uno de los temas que he trabajado constantemente desde mis inicios. Me ha permitido observar los signos de esa gran batalla. La fotografía trae al espacio expositivo la representación de esos paisajes e intento enfrentarlo para dialogar, no sobre el paisaje en sí que presento, sino a partir de él», comenta Soto sobre su manera de entender la fotografía. 

Soto ha creado una serie e imágenes de gran formato, en blanco y negro, en las que los espacios naturales representados se ven alterados por la introducción de señales de tránsito. Cuando recibió el Premio Nacional de Fotografía en 2019- la sexta mujer reconocida en este país con el galardón-, el jurado habló de su compromiso con la ecología y la memoria, su preocupación por las presiones que ejercemos sobre el espacio habitado y con el que mantenemos una relación de conflicto. 

Por su  parte, Pedro Paricio presenta 'Versión extendida'. Acostumbrado a manejar con soltura diferentes medios y técnicas, para esta exposición en el CAB Paricio emplea el cine y el vídeo antes que como soporte artístico como fuente argumental estética y plástica. 

La original propuesta de Pedro Paricio rastrea en el cine elementos constructores de su personal biografía artística. Pasajes explícitos en algunos casos en los que las alusiones entre cine y arte son directas o, por el contrario, sutiles depósitos de referencias formales en su obra. 

Con una estructura formal repartida en cuatro estadios, Paricio parte de la frase de Lucien Freud  para confeccionar un continuo juego de espejos entre distintas disciplinas y entre la realidad vivida y la realidad figurada. 

Intervenciones pictóricas sobre fragmentos cinematográficos; pinturas extraídas de secuencias fílmicas con las que el autor nos habla tanto de sí mismo como de las películas que le atraen; grabados con los que construye un imaginario relato, al hilo de los textos literarios que le seducen; esculturas que parecen haber escapado de los módulos de colora; modelados en yeso con los que se transfigura y se pone a merced del espectador o la cartelería, los pósteres de cine, con los que cierra el círculo de la doble representación conforman el detalle de su propuesta para el CAB.

El cine protagoniza la propuesta de Pedro Paricio. SANTI OTERO

Además, como una coda ligada a la exposición, pero autónoma a su vez, Paricio prepara un libro con textos, mitad ensayos, mitad cuentos literarios, que habrá de completar su valiente presentación en el Centro de arte Caja de Burgos.

Por último, Pedro Vaz indaga en la relación del artista con la naturaleza, en la escala humana y la desmesura de cuanto le rodea con su obra  Num único acorde. «Lo relevante es la experiencia: más que el paisaje, se trata de acercar al espectador a la experiencia en el paisaje», comenta Vaz sobre su trabajo. El contacto personal con los lugares que van a ser objeto de su investigación resulta, por tanto, indispensable en su quehacer artístico, pero en modo alguno se trata de un acto contemplativo. 

Lejos de la especulación pasiva, Pedro Vaz  parte de la acción directa en el territorio. Caminar, recorrer, atravesar un espacio natural como objetivo en sí mismo. «El camino tiene principio y tiene fin, pero no sabes dónde comienza y dónde termina», refiere el artista sobre su modo de concebir esta exposición.

Al igual que en otras experiencias previas, en Num único acorde –la propuesta que presenta en primicia en el  CAB– indaga sobre su relación íntima con la naturaleza, sobre la escala humana y la desmesura de cuanto le rodea, pero se distancia de sus anteriores exposiciones por la importancia concedida al sonido y a la sinestesia con otras formas de arte contemporáneo como la música actual. Para ello ha contado con la colaboración del compositor Hugo Vasco Reis.

Dos piezas de la obra de Pedro Vaz. SANTI OTERO

Su proyecto arrancaba con una expedición a la manera clásica. Durante cuarenta y seis días, entre los meses de julio y agosto de 2019 y de 2020, recorrió la Senda Pirenaica GR-11. Desde el cabo Higuer en el mar Cantábrico hasta el cabo de Creus en el mar Mediterráneo. Durante 840 kilómetros transitó por una de las fronteras naturales y simbólicas más reconocibles del planeta. El muro que erigen los Pirineos obliga a quien se atreve a transitarlo a elegir un único punto de vista contra el que se rebela nuestro artista al proponernos una mirada dúplice, estrábica, que atenta contra los principios mismos de la representación del paisaje.

Con dos grandes proyecciones enfrentadas y al hilo de la creación musical de Vasco Reis se contraponen, por un lado, secuencias de un solo minuto de duración que se corresponden con el dominio de un acorde emitido por un instrumento de cuerda. Cada imagen y cada nota nacen al unísono, se elevan y caen de la mano y se combinan con el ritmo que acompaña a la otra proyección paralela. En medio del espacio que generan las dos vídeo creaciones, Vaz dispone varias de sus celebradas pinturas surgidas tras la experiencia física en el paisaje.