ENTREVISTA
Chica Sobresalto: «Cuando sales de ‘OT’ es una locura. Pasas de beata a puta en cinco segundos»
Maialen Gurbindo irrumpió cual torbellino en la edición pandémica de ‘Operación Triunfo’. Tenía mucho que contar y conquistó al público, también al que no ve el programa ni de reojo. Todavía «de pelea» con su cabeza, aterriza esta noche en el Andén 56
Sencilla por fuera, complejísima por dentro. Transmite paz, pero es puro nervio. Apuesta, arriesga y sale victoriosa. Le resbalan las críticas siempre y cuando nadie mee fuera del tiesto. Porque no se calla ante la injusticia, ni propia ni ajena. Aún así, Maialen trata de medir sus palabras. Sin embargo, es tan ella misma que a veces le cuesta. Y por cierto: da gusto charlar con ella.
PREGUNTA.- Si no me equivoco, es la primera vez que viene a Burgos...
RESPUESTA.- Pues toqué hace años con Marcos Gallo, un cantautor amigo, en La Rúa.
P.- Entonces conoce más o menos cómo se las gasta el personal.
R.- Lo pasamos muy bien. No sé hace cuántos años hace, pero fue antes de Operación Triunfo. Aún así, es como si viniéramos de nuevas. Pero conozco Burgos y me gusta mucho.
P.- Segunda parada después de Vigo. ¿Cómo fue el reencuentro con el público? ¿Se respira ya nueva normalidad?
R.- Sí. De repente llegamos a Vigo, dejamos los trastos y teníamos la piel de gallina y ganitas de llorar de la emoción. Estamos muy contentas. Ha sido muy difícil montarla, pero ahora a disfrutar.
P.- En Bailando raro dice que «los seguidores se contraen como una enfermedad marciana». ¿Depende ya todo única y exclusivamente de los likes?
R.- Es un poco peligroso a nivel psicológico. Las redes parecen una cosa muy buena y, de pronto, se pueden contraer como una patología. Es algo que nos hemos inventado y que nos puede atacar muchísimo si no tenemos cuidado.
«Somos una generación fuerte, valiente; y creo que podemos cambiar muchas cosas»
P.- Hay mucha Psicología en sus letras. Se nota su formación.
R.- De la que me invento. No terminé la carrera de Psicología y no tengo ni idea, pero sí que es verdad que soy muy analítica, muy introspectiva. Me gusta mucho el comportamiento humano, creo que es lo que más curiosidad me genera del mundo aparte de la música. Pero que nadie haga caso de lo que yo diga (ríe).
P.- También proclama: «Es nuestro puto momento». ¿A quién se refiere cuando habla en plural?
R.- En parte a mi generación. Tanto que dicen que somos de cristal y es mentira. Somos una generación fuerte, valiente; y creo que podemos cambiar muchas cosas. Y también a mi banda, por supuesto.
P.- Nos ha tocado vivir tiempos complicados...
R.- Al final, somos una generación muy de cambio. He vivido sin teléfonos móviles ni internet y, de repente, llega esta revolución en la que entras o entras. Mi padre tenía cintas de lo que grababa en la radio y de pronto vivimos con el Spotify. Ahora se consume la música mucho más rápido y somos muy diferentes. Nos hemos tenido que adaptar a lo que nos ha venido, pero complicadas creo que son todas (las generaciones) a su manera. Aunque si por algo nos caracterizamos es porque tenemos los ovarios muy bien puestos.
«La perspectiva que tenemos de 'OT' es de ídolo adolescente. Yo no cumplo estos cánones»
P.- ¿Qué echa de menos de la época analógica?
R.- Soy muy romántica. Por eso intentamos sacar los discos y los singles en físico. Mi bajista tiene un escrito sobre la fotografía: sacabas las fotos, te ibas a revelarlas... Era otra historia. Y tenían otro valor, porque ahora sacas chorrocientas. No es ni mejor ni peor. Es absurdo quedarse anclada, pero tenemos romanticismo y lo hacemos como podemos para dejar un poso.
P.- ¿Fue OT el trampolín que necesitaba o Chica Sobresalto hubiese llegado al mismo punto por sus propios medios?
R.- Nunca lo sabremos, pero más bien creo que no hubiera llegado hasta aquí sin Operación Triunfo. No porque no crea en lo que hago, de lo contrario no hubiese ido, pero estaba atascada en un limbo del que no había manera de salir. Luego veo que hay que molar mucho en las redes sociales, tener un montón de amiguis, ser súper sociable... Muchas cosas que creo que no soy. Por eso creo que no me hubiera funcionado por ahí pese a que no paraba de currar. Iba a las salas y estaban vacías todo el rato. Soy un poco parguela en este aspecto. Si no llega a ser por OT... No lo sé.
P.- Madonna y Extremoduro en el casting. Eso es arriesgar.
R.- Quería algo en el primer casting con lo que me identificara mucho. Empecé cantando Contra todos de Robe, dejando claro que soy así, y luego seguí con Madonna y con Carmen Boza, una cantautora que me flipa. Diría que el primero fue un poco representativo. Luego para el segundo casting fui con la guitarrica cantando Navegantes. Y cuando salí me dije: «Muy bien Maialen. Bien hecho, tía» (ríe).
P.- ¿Esperaba entrar? ¿Cómo lo vivió?
R.- Fue un susto. Al principio no quería ir, estaba cagada. Pensé que no me iban a coger e hice los castings sin planteármelo porque se presentaron 11.000 personas. Al final, la perspectiva que tenemos de OT es de ídolo adolescente y yo no sé bailar, no soy especialmente guapa ni cumplo estos cánones. Por eso creía que me quedaría por el camino, pero el simple casting me iba a dar una visibilidad que también mola. Menos mal que me animó la banda, porque seguramente no hubiera ido.
«Tienes que ser lo que te dé a ti la gana ser porque la gente no tiene ni puñetera idea y se mete hasta la cocina»
P.- ¿Le ha perdonado ya el cuerpo por esta cabeza?
R.- Seguimos de pelea. Encima es otoño y tenemos los reseteos de serotonina en Narnia (ríe).
P.- No se muerde la lengua, le pese a quien le pese. ¿No le da vértigo posicionarse tal y como está el patio?
R.- Me cago de miedo todo el rato. De hecho, antes de sacar Bailando raro estaba cagada por muchas cosas que dice la canción. Pero no hay que tomarse la vida tan en serio. A veces veo a alguien que dice algo con lo que no estoy de acuerdo y paso, pero si es una burrada y hay que posicionarse obviamente ahí estamos. Si no, estaría viviendo con miedo todo el rato. Además, soy una bocazas: en OT la estuve liando todo el programa. Hay cosas con las que no puedo, como el tema de los animales.
P.- ¿Le ha tocado lidiar con muchos haters en redes sociales?
R.- Al principio sí. Cuando sales de OT es una locura muy gorda. Pasas de beata a puta en cinco segundos, pero tienes que darte cuenta de que ni tan puta ni tan beata. Tienes que ser lo que te dé a ti la gana ser porque la gente no tiene ni puñetera idea y se mete hasta la cocina. Solo hay que esperar a que pase. Es el precio a pagar por la gente tan guay que te llevas, que ahora viene a los conciertos, que manda a la mierda la selección natural contigo y con la que gritamos «oxitocina» hasta morir.
No queda otra que esperar a que se piren y ya está, aunque hay algunos que no se piran. No hay que hacerles caso, porque tampoco puedes pretender caer bien a toda la gente. Me he tenido que quitar el hecho de ser complaciente. Eso solo te lleva a que te duela la barriga y no ser tú misma. Mejor pasando y a Twitter entrando lo justo y necesario.
«Lo que ha hecho Zahara me parece bestial. Y le recuerdo que estamos con ella un montón de peña»
P.- Lo de su amiga Zahara nos dejó a muchos en shock. Aún así, no se dejó amedrentar y plantó cara.
R.- A Zahara también le ha pasado. Igual tenía un personaje más complaciente porque es majísima. Recuerdo que en aquellos momentos me dijo: «Si eres tan maja, lo vas a pasar mal». Lo que ha hecho me parece bestial. Y cuando pasan estas cosas le recuerdo que estamos con ella un montón de peña. Lo suyo es un trabajo brutal. Admiro cada cosa que hace y la adoro. Y no estamos solas, somos un montón.
P.- ¿En qué dirección discurrirá su próximo viaje sonoro?
R.- Necesito tener todo organizado todo el tiempo. Tengo un exceso de futuro de flipar. Ya estoy pensando en grabar cosicas y para el siguiente proyecto he cambiado la temática 300 veces, pero de momento gira y después... ¿Te imaginas que en verano pudiéramos tocar en festivales? Sería genial.