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MÚSICA

Cronómetrobudú: Más viejos, más niños, misma esencia

La banda burgalesa se reinventa, en el momento oportuno, y hoy lo demostrará en el Andén 56 con «muchas sorpresas» aún bajo secreto de sumario

Cronómetrobudú vuelve a la carga con 'Verne', su séptimo disco de estudio. SAMUEL DE ROMÁN

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Burgos

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Hagan la prueba. De buena mañana, a poder ser. Escojan un tema al azar de Verne, lo nuevo de Cronómetrobudú, y déjense llevar. En cuestión de segundos, sin café mediante, cabeza y extremidades comienzan a desperezarse. El cuerpo pide baile. La mente reflexiona. Si nada de eso ocurre, una de dos: o ha pasado mala noche, o probablemente no tenga sangre en las venas. 

La banda burgalesa que más arrasa en tierras mejicanas está de vuelta. Adiós a la influencia mariachi, o tal vez hasta luego. Adiós también a la distorsión guitarrera que tanto coqueteaba con el metal. Bienvenidas sean las nuevas influencias, ese sonido más bailable que abre paso a la «manera natural de evolucionar» de unos Cronómetro que jamás tuvieron miedo a arriesgar y que han apostado por Fermín Bouza para pilotar la nave. Lo importante, al fin y al cabo, es que «seguimos siendo los mismos»

Se resisten a dar detalles sobre el concierto. «No sabe lo que va a pasar ni mi mujer», asegura Óscar Calvo.

Al habla Javier Castro, vocalista de un grupo que encara la reciente publicación de su séptimo disco de estudio con la ilusión intacta. Le acompaña Óscar Calvo, violinista y pieza clave de un proyecto que daba sus primeros pasos, recién estrenado el siglo XXI, en un garaje de Melgar de Fernamental. Mucho ha llovido desde entonces, pero la combinación de tiempo y magia continúa dando sus frutos. 

Con el disco ya en la calle, toca la primera prueba de fuego. Esta noche, en el Andén 56, el grupo se reencontrará con su público más cercano geográficamente hablando. ¿Qué traman para la puesta de largo? «Ni off the record» suelta prenda Castro tras confirmar que habrá «muchas sorpresas». Su compañero, con una sonrisa cómplice de oreja a oreja, se muestra algo más benevolente. Lo justo. 

Lo único que avanza el violinista es la interpretación de Verne al completo -es lo suyo- y el indispensable repaso a temas clásicos dándoles «una pequeña vuelta». La cosa promete, basta con observarles de cerca para comprobar que no están de farol. El secreto de sumario, por cierto, ni siquiera se levanta en casa. «No sabe lo que va a pasar ni mi mujer», comenta entre risas mientras relata la última intentona, como quien no quiere la cosa, horas antes de esta entrevista. 

Se atisban líneas «premonitorias» en canciones como 'Guerra Serena' o 'Cuentos'. El disco se grabó en marzo de 2019.

Con la intriga nos quedamos, así que mejor seguir profundizando en Verne. El título se intuye, pero Castro lo corrobora porque «como soy el más longevo del grupo, me permiten elegir el nombre de los discos aunque siempre con consenso». El homenaje al escritor francés deriva, más allá de la admiración por su obra, de esa «dualidad» entre «científico y soñador» de la que siempre hizo gala. 

«Era capaz de imaginar un viaje a la Luna, pero no se inventó cómo hacerlo. Se documentaba, se reunía con científicos y estudiaba cómo sería». Tal era su compromiso con la verdad, ficción aparte, que apenas hubo un margen de error del 10% en sus predicciones literarias cuando Armstrong y compañía aterrizaron en el 69. 

Sobre las letras, quizá darían para otro reportaje. Pura «evolución vital», concreta Castro. Eso sí, En Babia lo resume perfectamente: «Más viejo, más niño, más macarra». Lo de macarra en el buen sentido, por supuesto. Van más los tiros por la travesura sonora que por otros lares.

En cualquier caso, se atisban líneas «premonitorias» en canciones como Guerra Serena o Cuentos. Más que nada, porque el disco se grabó en marzo de 2019 y su fecha de salida estaba prevista un año después, cuando ese maldito bicho llamado Covid cambió nuestras vidas en un abrir y cerrar de ojos. 

De cara al directo tras el estreno en el Andén, todavía es pronto para hablar de planes. «Ahora parece que se empieza a abrir, pero tampoco está claro y preferimos ir con pies de plomo», advierte Calvo mientras precisa que ya hay alguna que otra fecha «medio cerrada», aún pendiente de confirmación definitiva, para 2022. Lo que a corto plazo se antoja complicado es retornar a México, su segunda casa. Una pena, porque «a diario nos escribe alguien para preguntarnos y estamos locos por volver», admite Castro. 

Entretanto, Cronómetrobudú ya perfila nuevo material. Pero chitón, porque si algo se les da bien es guardarse ases en la manga entre disco y disco. Hasta entonces, a mover Verne con la esperanza de que «las aguas vuelvan a su cauce» en el mundo de la cultura. Sobre todo porque «el arte nos salvó en el confinamiento, manteniéndonos a flote anímica y moralmente». 

Javier Castro: «Uno conoce a las personas en los malos momentos y hemos sobrevivido a muchos»

«Me gustaría pensar que con todo esto de la pandemia la gente valora un poco más la cultura. Todavía creo en hadas mágicas», señala Calvo a sabiendas de que, por desgracia, «a mucha gente no le cuesta pagar 8 pavos por un cubata» pero sí abonar la misma cantidad por un concierto. Aún con todo, se niega a tirar la toalla porque disfruta como un enano al «sacrificio» que supone «invertir mucho tiempo que no dedicas a tu pareja, a tus amigos o a tu familia». 

Lo mejor de toda esta odisea, apunta Castro, es que «uno conoce a las personas en los malos momentos y hemos sobrevivido a muchos malos momentos». Ahora, con la «liberación» que conlleva Verne recién salido del horno, su compañero bromea a carcajada limpia al vaticinar que «discutiremos por dinero cuando seamos ricos y famosos».

Menores gratis y teloneros de lujo 

No quieren que nadie se lo pierda, ni siquiera las nuevas generaciones. Por este motivo, el concierto de presentación de Verne será gratuito para aquellos menores que acudan acompañados de sus padres. Basta con rellenar un breve formulario y a disfrutar. 

Por otro lado, Cronómetrobudú compartirá esta cita tan especial con Sioqué, banda a la que siguen desde hace años y con la que tenían «muchas ganas de tocar». Entre otras cosas, porque supone un «cambio de orientación». Hasta la fecha, se habían hecho acompañar de grupos más rockeros como Lobocordero o The Three Generations.