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ENTREVISTA

Zahara: «Si escribo pensando en si voy a ofender a alguien no haría canciones»

«Creativa. Obsesiva. Inquieta». Tres características innatas de un Ave Fénix en constante catarsis consigo misma y con el mundo. Su próxima parada, la tercera de la Ruta Firestone, será un «gustazo». Este jueves, a partir de las 21 horas, vuelve a sonorizar su alma en el Andén 56 con su nuevo disco, 'Puta'

Zahara, artista elegida por la Ruta Firestone en Burgos. RUTA FIRESTONE

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Burgos

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La honestidad duele. Sobre todo la propia, cuando alguien decide abrirse en canal y «vomitar las penas, la vida, el odio». El postureo complaciente, la sonrisa forzada, la rabia bajo una máscara moldeada por la industria... Y los abusos sufridos que se hicieron verso.

Llegó un momento en el que María Zahara dijo basta. Sinceridad, cabeza alta, o lágrimas ocultas siguiendo la corriente. No tenía más opciones. Por suerte, la de Úbeda eligió el camino del empoderamiento. Paso a paso, con los fantasmas del pasado aún latentes, pero pisando firme. 

Pregunta- ¿Es hoy Zahara quien soñaba ser o todavía está en proceso?

Respuesta- Recuerdo que cuando tenía unos 12 años quería ser el tipo de chica que pudiera decirle que «no» a un hombre. Durante los años siguientes, cuando era incapaz y el «no» era más necesario que nunca, menos me salía. Siempre rondará en mi cabeza si el hecho de que los abusos sucedieran cuando era tan pequeña han afectado a mi manera de protegerme y respetarme. La realidad es que, por mucho que lo deseara entonces, esa persona no existe. Durante un tiempo me obsesioné con el pasado, primero intentando recuperar lo que había perdido, después fingiendo que nada de eso había sucedido. Al final no hay un lugar al que volver, solo se puede avanzar. Mi objetivo sigue ahí. A veces me oigo decir «no» y no solo sucede en mi cabeza, así que algo sí que he avanzado. 

Algunas ante la frase de Universal me decían: «Claro, es que aquí eres tú». Como si el resto fueran solo historias de otras mujeres.

P.- ¿Cómo se definiría en tres palabras?

R.- Creativa. Obsesiva. Inquieta.

P.- ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en Merichane?

R.- Por desgracia hay poca ficción ahí. Cuando le enseñé la canción a las primeras personas que la escucharon, algunas reaccionaban ante la frase de Universal y me decían: «Claro, es que aquí eres tú». Como si el resto fueran solo historias que le habían pasado a otras mujeres. Lo duro es que todo lo que cuento es autobiográfico y lo peor es que creo que podría hacer bastantes estrofas más. 

P.- ¿Qué va primero: Letra, melodía o ambas a la vez?

R.- En mi caso, a veces por separado y luego se encuentran. No suelo escribir letras de canciones, sino que escribo textos que acaban convirtiéndose en canciones, o poemas o capítulos de algún libro. Escribo sin pensar en una estructura musical porque creo que en ese sentido la canción se puede convertir en un redil y limitar la creatividad. Lo mismo me pasa con las melodías. Intento que nazcan libres y vayan donde quieran. Con el tiempo, aparece una idea musical que conecta con un texto que escribí hace tiempo y ahí empieza el puzle, que para mí es la verdadera composición de la canción.

Merichane es de lo que menos me costó escribir y sin embargo en directo, tanto emocional como técnicamente, es de los más complicados.

P.- ¿Cuál es el tema que más le  ha costado escribir y por qué? ¿E interpretar en directo?

R.- Es curioso, porque Merichane es de lo que menos me costó escribir y sin embargo en directo, tanto emocional como técnicamente, es de los más complicados. Me pasa algo parecido con Taylor, que requiere mucho de mí a la hora de cantarla, pero componerla fue ponerme delante del piano y empezar a cantar hasta que a las 3 de la mañana estuvo terminada. Sin embargo, Berlín U5 o Dolores fueron canciones que compuse expresamente para este disco. Con un propósito, una intención y unas necesidades musicales o letrísticas. 

Berlín U5 tenía que ser ese crying dancing con el que quisieras bailar en mitad de la pista mientras se te caían los lagrimones. Para mí, el referente era Robyn y su Honey, ese bombo a negras continuo y evocador que te lleva hasta el final. Tener una referencia tan clara complica todo mucho y en mi caso me llevó mucho tiempo hasta que di con la tecla. 

En Dolores quería escribir una copla que hablara de la historia de la copla como si fuera una mujer, Dolores, y que estuviera llena de referencias copleras. Fue todo un ejercicio de estilo, cosa que hasta el momento no había hecho. Fue un trabajo largo de estudio en el que aprendí y disfruté muchísimo.

P.- De vuelta a Burgos, ¿qué recuerdos tiene de la ciudad y del público?

R.- He actuado muchas veces en Burgos, en muchos formatos y siempre es un gustazo. Me encanta venir aquí y estoy deseando volver. Sobre todo en este momento en que los conciertos vuelven a ser de pie.

Mientras escribo no soy consciente de que habrá alguien escuchando después. Es un ejercicio catártico de liberación.

P.- ¿Se ha autocensurado alguna vez a la hora de escribir o recibido algún tipo de presión?

R.- No. De hecho, casi es un problema porque mientras escribo no soy consciente de que habrá alguien escuchando después. Es un ejercicio catártico de liberación y solo funciona si es así de libre. Si escribo pensando en si voy a ofender a alguien no haría canciones. Siento, además, que la canción es un escudo. No es como escribir un tuit o incluso dar mi opinión en una entrevista. La canción siempre me protege. O al menos es así como yo lo siento.

P.- Artistas como Rozalén, Chica Sobresalto o usted misma han roto el arquetipo clásico de cantante pop aportando sesudas reflexiones a su música. ¿En qué se traduce, al menos en su caso, este fenómeno? ¿Le ha permitido abarcar un mayor espectro de público?

R.- Ya sucedía en los 60 cuando Leslie Gore cantaba «you dont own me». Una niña de 16 años que acaba de petarlo con It´s my party se colaba a través de la radio en los hogares familiares lanzando un mensaje potentísimo sobre la independencia de las mujeres. He sentido siempre que el pop es el mejor camino para llegar a los demás. ¿Por qué no aprovechar eso y hacer algo más que complacer o no molestar?

En mi caso, y desde Hoy la bestia cena en casa, me di cuenta de que se podía lanzar un mensaje potente y que eso no estaba reñido con que la gente bailara. Me sucede también como público. Si la letra que estoy escuchando dice algo, me provoca alguna sensación, me hace dudar, me lleva a reflexionar... Es cuando me parece realmente interesante.

En esta industria siguen dominando los mismos hombres que hace décadas con una visión completamene arcaica y sistémica.

P.- ¿Sigue imperando el machismo en la música o se va reduciendo?

R.- Hay más mujeres en la industria y eso, por suerte, se nota. Más músicas, no solo cantantes, más ingenieras, empieza a haber productoras… Eso es un cambio. En las nuevas generaciones te encuentras actitudes diferentes, tanto en los chicos como en las chicas, pero por desgracia en esta industria siguen dominando los mismos hombres que hace décadas con una visión de la música y de las mujeres en ella completamente arcaica y sistémica. Me esperanzo cuando escucho una banda como Shego, me desencanto cuando salen los carteles de los festivales donde las mujeres representamos un 10% del mismo, donde no somos headliners, donde el equipo técnico de ese festival estará formado casi exclusivamente por hombres.

P.- ¿Qué sería hoy en día de Zahara si no se dedicase a la música?

R.- En el instituto quería ser psicóloga o directora de cine. Me flipaba la filosofía, también escritora…