La M.O.D.A. viene a Burgos, ¡ven tú si quieres!

 

«Nada de renovar. Sin mochilas». Las cosas claras y el chocolate espeso. Ni han redescubierto la pólvora ni pretenden «ser el estandarte de ningún movimiento», advierte David Ruiz por si las moscas. Honesta consigo misma y con su público, La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha puesto su tierra patas arriba.

Anunciado Nuevo Cancionero Burgalés, quinto disco de estudio y el segundo en poco más de un año, los adelantos han caído como agua de mayo en pleno invierno. La espera, por fin, termina hoy con el lanzamiento de un álbum destinado al reencuentro de todas las generaciones.  

Como ya todo el mundo (o casi) sabe a estas alturas, La M.O.D.A. ha bebido directamente de la sabiduría popular de Federico Olmeda y Antonio José. Dos de sus libros, editados en 1903 y 1932, respectivamente, abrieron una puerta que jamás debería cerrarse.

David Ruiz: «Flipamos con el hallazgo. nos llamó la atención que no se estudiase en el colegio»

«Flipamos con el hallazgo, con las letras que había, con lo que decían en la introducción. Como burgaleses, nos llamó la atención que casi nadie nos hubiese hablado de ello, que fuese algo que se supiese y que no se estudiase en el colegio», resume David.

Para este reportaje, el grupo se decanta por Quintanaloma, un pequeño pueblo del Valle de Sedano con tan solo un habitante: el incombustible Miguel. ¿Qué hacemos aquí? José Ángel Hortigüela tiene la respuesta: «Es el pueblo de mis abuelos».

El bueno de Miguel está «encantado» de recibir visitas porque «no ve a tanta gente desde el verano». Tan a gusto se encuentra este pastor ya jubilado que entra y sale en escena durante la entrevista. Es el sheriff y se deja querer. Entrañable y hospitalario para definirle es quedarse corto.

Volviendo al lío, David se emociona al recordar aquel «descubrimiento común» de «sentimientos atemporales» plasmados por dos maestros que pisaron el mismo suelo que él y sus compañeros. Con la «carne de gallina», la banda cambió su modus operandi: primero las letras y después la música.

Obviamente, no fue tarea fácil seleccionar los versos porque «en la canción popular hay que agacharse mucho, no todo el monte es orégano». Pero si algo les llamó poderosamente la atención fue ese aura de dolor que emana del pueblo llano, luchador y resistente, que tantas penurias pasó. 

«No es por comparar épocas», puntualiza el vocalista de La M.O.D.A. antes de subrayar que las canciones de siega, o simplemente del día a día, suponían un «desahogo o la única vía de escape» ante «una existencia que, por mucho que a veces pueda parecer que se romantiza, era muy jodida».

Por eso, y porque «hay gente que ha dedicado su vida al estudio de la música tradicional», el grupo se esmeró al máximo, con su propio lenguaje musical, para evitar «algo impostado, algo a medias o algo mal hecho». 

Sin lugar a dudas, Mañana voy a Burgos es el himno. Al menos hasta hoy, porque lo mismo cambian las tornas con el disco al completo. José Ángel, también conocido como Joselito Maravillas o El reverendo del blues, no oculta la «incertidumbre» que al principio le reconcomía porque «igual la gente lo concibe como algo que no le toca de cerca».

Sin embargo, el impacto en redes sociales demuestra que quienes son de fuera y no conocen la ciudad están deseando venir cuanto antes. Que conste, eso sí, que «tampoco queríamos que fuera un anuncio de la Junta para visitar Burgos». 

La mano de Urbizu

Dispuestos a darse «un homenaje», los chicos de La M.O.D.A.  decidieron grabar en los estudios Black Box (Francia), rodeados de campo y paz para que la magia fuese fluyendo.

Llegaron allí por recomendación del afamado productor Steve Albini, a los mandos en el EP  7:47 (Ni un minuto más). De hecho, iban a trabajar de nuevo con él, pero hubo cambio de planes y «le dijimos que no dos semanas antes», rememora Jacobo Naya mientras precisa que las canciones, bajo la tutela de Gorka Urbizu (Berri Txarrak), «fueron hacia otro lado». 

Aún con todo, Albini «se portó increíble». Igual que cuando «acabamos antes de tiempo (con 7:47) y nos devolvió un día de estudio», señala Nacho Mur convencido de que tarde o temprano «haremos algo con él». «Si él sigue queriendo», bromea Caleb Melguizo. 

Si les tocase la Lotería, lo mismo  se van a Villalbilla para montar «la casa de la M.O.D.A.» con estudio propio

En cuanto a Urbizu... Jorge Juan Mariscal lo tiene claro. «Tanto en lo musical como en lo humano, es una persona que vale muchísimo y se ha volcado con nosotros desde el primer día. Venía como mínimo dos días a la semana al local para dar vueltas a todos los temas».

Tanto se implicó el vocalista de los Berri que incluso consiguieron sacarle del euskera para colaborar en No canto yo. Para el Nuevo Cancionero Burgalés, nada más y nada menos.

Si por La M.O.D.A. fuese, Urbizu viviría en Burgos y sería uno más de la banda. «Ya lo decía Jacobo: ‘tenemos que conseguir que se quede, vamos a secuestrarle», bromea David mientras el resto, entre risas, asienten con la cabeza. 

Puestos a pedir, lo suyo sería seguir el plan de Álvar de Pablo. Resulta que vive en Villalbilla y trata de convencer a sus compañeros para que se instalen allí. Todos en «la casa de La M.O.D.A.», con su propio estudio para crear en cualquier momento.

Sobre la propuesta, David deja caer que no estaría nada mal «si nos tocase la Lotería». Así pues, si les toca el Gordo habrá que recordárselo.

500 conciertos a sus espaldas

La M.O.D.A. se muerde las uñas. Imposible esperar a que arranque la gira de Nuevo Cancionero Burgalés en 2022. Tanto les pueden las ganas que ayer, en el Teatro Principal, un reducido grupo de seguidores tuvo la oportunidad de escuchar los ocho temas del disco con motivo de un programa especial de Radio 3. 

Pero eso no es todo. Hoy mismo, coincidiendo con su salida, la banda desgranará el álbum en directo desde el centro cívico de San Agustín. En este caso, los invitados serán los usuarios del Programa de Envejecimiento Activo. 

En lo que respecta a la gira, La Maravillosa Orquesta del Alcohol quiere hacer lo de siempre: abrir la veda en casa. Tres fechas seguidas, del 13 al 15 de enero en el Andén 56, para dar el pistoletazo de salida a un largo tour que, según prometen, retornará al medio rural burgalés.

Como curiosidad, Álvar de Pablo apunta que el tercer bolo, el del 15 de enero, será el número 500. Y no cabe duda de que tendrán mucho que celebrar.