Cerrar

Literatura

La voz singular y casi secreta de Raúl Elena

El autor burgalés presenta este sábado en la Sala Polisón su primer y esperado libro de relatos, ‘Irlanda corre luna’ (Atticus), a las 19 horas

El escritor Raúl Elena Calvo, con un ejemplar de su libro de relatos. SANTI OTERO

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

Los plumillas que oteamos el ajetreo de la actualidad literaria burgalesa siempre estamos atentos a cómo anda la próxima novela de este escritor, cuándo sacará su nuevo poemario aquella poeta o a quién le está costando acabar tal ensayo. También estamos con el radar encendido y el ojo avizor a la aparición de nuevos autores que amplíen y enriquezcan el panorama local, mucho más concurrido e interesante de lo que la población -lectora o no- cree.

Desde hace varios años, como ese viejo amigo que te cruzas en los lugares más dispares e inesperados, ha brotado en varias conversaciones a mi alrededor el nombre de Raúl Elena Calvo. Todas esas personas que lo citaban habían tenido entre sus manos textos suyos y coincidían en su diagnóstico con alabanzas hacia su sorprendente escritura y su singular voz. Pero era muy difícil acceder a su obra. Había publicado un poemario en 2013, Otra tierra, y hasta ahí. Sus relatos, algunos galardonados en concursos, no estaban recogidos en ningún libro.

Esta orfandad de literatura de Raúl Elena finalizó hace pocos días con la llegada a las librerías de Irlanda corre luna (Atticus), que este sábado presentará en la Sala Polisón a partir de las 19 horas acompañado de Marco Granado.

«Cuando escribo un relato intento poner todo lo que sé y algo más, forzar al lector con la técnica y el lenguaje»

«Siempre me ha gustado muchísimo leer. Comencé escribiendo poesía sin saber muy bien por qué... Luego ya me lancé a escribir algún relato, pero de una forma esporádica», explica el autor burgalés. Pero el advenimiento con la escritura llegó a la vida de Raúl Elena tras conocer a Jesús Pérez Saiz, director de la Escuela de Escritores de Burgos. «Tomé contacto con él a raíz de un concurso de relatos que organizaba... Se lo debo todo a él», confiesa.

Raúl Elena admite ser una persona muy tímida y hasta pesimista, que no tolera con facilidad «los sitios con gente», así que cuando arribó en la Escuela de Escritores tuvo una primera sensación de no entender qué era aquello. «En la época en que yo estuve, la Escuela se reunía en una sala del colegio La Salle que olía a cura enmohecido... No sabía muy bien qué hacía yo con todos esos extraños en torno a una mesa, hablando de cosas y libros que yo desconocía».

Poco a poco el veneno de la escritura fue penetrando en Raúl Elena, descubriendo el sabor de aquellas veladas y el posterior trabajo de escritorio en casa. «Jesús, además de enseñarnos a escribir, nos enseñó mucho a leer y a descubrir autores y obras muy interesantes que casi nadie conocíamos». Tras dos cursos en la Escuela de Burgos, Raúl Elena hizo otro ‘online’ en la de Madrid con Javier Sagarna, donde fue llenando de aparejos su particular  ‘caja de herramientas’ de escritor.

Poesía y prosa

«El poemario Otra tierra apareció en 2013. Era una etapa de cambio en mi vida, tenía ese material y casi lo publiqué para quitármelo de en medio. Nunca más he escrito poesía, sólo he continuado con los relatos sin la idea de publicarlos ni nada de eso, sólo por el hecho de escribirlos y disfrutarlos», advierte.

Raúl Elena siguió quedando con antiguos compañeros de la Escuela de Escritores e intercambiando sus textos como hacían cuando asistían a las clases de Jesús Pérez. Poco a poco se fue haciendo con unos cuantos cuentos, algunos de ellos forman parte de su primera compilación narrativa titulada Irlanda corre luna. «Los cuentos más modernos del libro son de 2019, porque a partir de ese año no he escrito prácticamente nada... Estoy estudiando inglés y, no sé por qué, he acabado leyendo muchos autores irlandeses, de ahí que haya algunas conexiones con ese país y esa cultura en el libro», indica.

Hace cuatro años Raúl Elena vivió una experiencia personal muy traumática y esos relatos que tenían guardados en una carpeta reaparecieron en su mesa rogando su atención. «Finalmente, el año pasado me pusieron en contacto con la editorial Atticus y dejé mis relatos a Roberto Peral. Tiempo después, para sorpresa mía, me llamaron diciéndome que les había gustado mucho mi trabajo y tiramos para adelante». La edición del libro ha contado con una ayuda del Programa Crea de la Fundación Caja de Burgos.

«Tengo la sensación de que mi vida se me va hacia otros lados, no sé si volveré a escribir. Guardo mucho respeto a este oficio y creo que si no le dedicas el tiempo y el esfuerzo que merece no, no... Mira, a las quedadas de antiguos compañeros de la Escuela yo voy como miembro honorario, porque no llevo nada escrito», añade con gracia. Pero Raúl Elena sí que está escribiendo. O mejor dicho, reescribiendo. «Mi padre un día se puso a redactar sus memorias. Pero él no sabe escribir con estilo literario ni nada de eso, él lo hace a su manera y yo se lo voy corrigiendo. Echamos las horas discutiendo y contando aventuras. Y gracias a esto me he enterado de muchas historias del pasado de mi padre que nunca me había contado... Llevamos por el momento unos cien folios y he empleado más tiempo en este proyecto que en lo que dediqué a mis relatos».

«Forzar al lector»

Los relatos de Irlanda corre luna beben de muchas fuentes de las que el autor burgalés ha ido, sorbo a sorbo, llenando su buche literario. «Algunos autores me han marcado mucho. Quizá no tanto por sus historias, sino por cómo las cuentan. Por ejemplo, las notas a pie de página de David Foster Wallace, que casi son otro relato en sí. Me gusta ese tono de broma que ofrece esta técnica», apunta. «Yo escribo relatos muy cortos, de dos o tres folios, y me da una envidia infinita la gente que escribe textos más largos... algo que también me gusta es acabar los relatos ‘a machete’, sin contemplaciones, y que te agarren fuerte y te hagan sentir algo», subraya Raúl Elena. En torno al café de la conversación comienzan a brotar nombres como J. D. Salinger, Raymond Carver, Lydia Davis o el cineasta Rodrigo Sorogoyen, creadores con un discurso muy definido.

«Tengo la sensación de que mi vida se me va hacia otros lados, no sé si volveré a escribir. Guardo mucho respeto a este oficio»

«Cuando escribo un relato intento poner todo lo que sé y algo más, forzar al lector con la técnica y el lenguaje. Además, haciéndolo sin miedo a que salga mal, no hay que conformarse». El escritor también aboga por corregir muchísimo y podar los textos hasta dejarlos en la raspa. «Eso es lo que más me costó aprender en la Escuela, pero me di cuenta de lo importante que es», concluye.

En el volumen Irlanda corre luna quizá no haya una intención de conjunto, de manos que se entrelazan para crear un mundo único entre los diecinueve cuentos que lo componen. Pero sí se atisban situaciones, atmósferas e hilos invisibles que forman un pequeño cosmos salido del universo lúcido de Raúl Elena que seguro que disfrutarán los lectores que se acerquen a esta obra que se presenta hoy en la Sala Polisón dentro de la programación de la Feria del Libro de Burgos.