El Correo de Burgos

MÚSICA

Tobalina respira Rock & Roll

El Festivalle resurge con fuerza tras la pandemia, manteniendo su filosofía intacta, con 11 bandas y el mejor ambiente para los días 26 y 27 de agosto en Quintana Martín Galíndez / Se espera que los bares y restaurantes vuelvan a estar «desbordados»

Actuación de Burning en el Festivalle Tobalina en 2019. AVELINO GÓMEZ

Actuación de Burning en el Festivalle Tobalina en 2019. AVELINO GÓMEZ

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De aquí a poco, se acabó lo que se daba. El verano va tocando a su fin y el medio rural volverá a convertirse en un erial. La música en directo atrae a las masas, sobre todo en un año con tantos reencuentros pendientes, y apenas quedan fechas en el calendario. Por suerte, todavía hay tela que cortar en Quintana Martín Galíndez. El Festivalle Tobalina está de vuelta, con sus fieles contando las horas, y las bandas que conforman el cartel harán «bailar a cualquier tipo de persona».

Viernes 26 y sábado 27 de agosto. Zona de acampada gratuita, toda clase de servicios para «cubrir las necesidades de la gente» y 11 grupos de Rock & Roll en estado puro distribuidos en dos escenarios. Y con entrada libre. ¿Qué más se puede pedir? ¿Duchas y acceso a las piscinas municipales por 1,5 euros? Pues venga, adelante.

Los Mejillones Tigre, Los Chicos, Alexis Evans y Los Bengala para la primera jornada, en ese orden de actuación. The Flamingos Bite, The Pulsebeats y Los Brazos, antes de que se ponga el sol, y Los Hermanos Cubero, Nuevo Catecismo Católico, The Big Marteen’s y The Bo Derek’s, bajo la luz de la luna, para un sábado que se espera con ganas en el Valle. Y para caldear el ambiente, aunque quizá no haga falta, sesiones de Dj antes de los conciertos nocturnos.

«En esencia, poco ha cambiado el festival», comenta uno de sus promotores, Israel Gómez.

14 años, interrumpidos por la pandemia, de «pasión por la música» al pie del cañón. Aquella locura de la Asociación Recreativa Peña San Roque se consolidó hace tiempo, manteniendo intacta su filosofía «altruista», y el pueblo ha sabido valorar como es debido su buen hacer. «En esencia, poco ha cambiado el festival», comenta uno de sus promotores, Israel Gómez, mientras deja claro que tanto él como sus compañeros están «orgullosos de la trayectoria».

Y no es para menos, aunque subraya que sin el apoyo económico del Ayuntamiento del Valle de Tobalina la aventura no sería posible. O se reduciría, al menos, bastante en términos de calidad y cantidad. Porque aún resuena por la zona el pelotazo de Burning en 2019. O aquellas noches de gloria con bandas como Los Coronas y Arizona Baby, que después volverían fusionadas como Los Corizonas. O cuando se confirmaba la presencia de los suecos Diamond Dogs u otros grupos internacionales... Quien la sigue la consigue y el Festivalle lo demostró con creces.

Con esto de la pandemia, la cosa no está para tirar cohetes. El presupuesto es más limitado que en anteriores ediciones, aunque el «Rock & Roll de calidad» sigue siendo marca de la casa. Además, lo verdaderamente importante es que siempre se genera «un ambiente muy de verdad». Auténtico, acogedor, enérgico y, cada vez más, para todos los públicos.

Es habitual ver a «familias con autocaravanas» y  «chavales jóvenes» que «se han ido culturizando».

De un tiempo a esta parte, resulta habitual ver a «familias con autocaravanas». Tampoco faltan los «chavales jóvenes» que «se han ido culturizando en este sentido». Y menos mal, porque si algo precisa el Rock hoy por hoy es savia nueva. Por otro lado, la gente del pueblo y de alrededores se apunta a un bombardeo, todo el mundo baila y el buen rollo se contagia. De hecho, Gómez apunta que «nunca hemos tenido ningún follón».

De cara al XV aniversario,  la organización tiene en mente hacer «algo especial».

Mientras tanto, la hostelería local hace el agosto -valga la redundancia- porque «el pueblo se llena». Así pues, se espera que este fin de semana los bares y restaurantes de Quintana Martín Galíndez vuelvan a estar «desbordados». No es de extrañar, porque en las redes ya se aprecia que «se está moviendo bastante gente».

De Burgos, como siempre, vendrán un montón. Y del País Vasco, con la familia de Hell Dorado que nunca se lo pierde, de Cantabria, Madrid... y hasta de Jerez. El Festivalle tiene «muchos fieles» y, de entrada, los promotores confían en reunir a unas 3.000 personas durante estos dos días de intensidad y comunión rockandrollera.

De cara al año que viene, con el XV aniversario digno de enmarcar, la organización tiene en mente hacer «algo especial». De momento es pronto, pero todo se andará. Eso sí, a Gómez y compañía les encantaría traer, como mínimo, a «un grupo de renombre»

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