LIBRERÍAS / CELEBRACIÓN
Melodías y letras para soplar las 115 velas de la Librería del Espolón
El establecimiento que regenta la familia Pérez-Canales celebró este sábado con sus clientes y amigos un esperado cumpleaños tras los malos tiempos arrastrados por las diversas crisis y la pandemia de la covid
La predicción meteorológica fue sembrando durante la semana nubes y lluvia para la mañana de este sábado. La incertidumbre puso su mano huesuda y fría bajo el estómago de la familia Pérez-Canales los últimos días, no sabían si la esperada celebración de cumpleaños de su librería iba a poder realizarse a cielo abierto. Finalmente, se produjo una especie de milagro libresco y el sol fue el protagonista y se coló en la fiesta entre algunos cúmulos y las ramas de los plátanos del Espolón.“Estoy contentísima. Tras el miedo que hemos pasado esta semana por el mal tiempo que daba para hoy [por este sábado], hemos podido hacer los actos en la calle. Y ha salido todo fenomenal”, explicó Pilar Pérez-Canales, librera del establecimiento centenario.Un pequeño estrado frente al escaparate de la librería actuó como proscenio de la efeméride. La propia Pérez-Canales comenzó saludando a las decenas de personas que se arremolinaban en torno al número 30 del Espolón. Clientes, lectores y algunos autores de la ciudad se mezclaban con turistas curiosos, paseantes relajados o los asistentes a una boda, que se acercaban al tumulto con elegante fisgoneo.A partir de ahí, varios escritores burgaleses fueron accediendo al estrado por parejas para hablar unos breves minutos sobre su última obra alternándose con actuaciones musicales y lecturas de poemas.Los primeros fueron Rosa María Martín Rodríguez, con Los viajeros del templo, y Carlos de la Sierra, con Amaranto y gris. Tras ellos, se subió el rapsoda Juan Manuel Moure para hacer la primera lectura de poemas de la mañana acompañado de los músicos y cantantes Daniel Guantes y Claudia Halley, que interpretaron una versión íntima y emocionante de Allí donde solíamos gritar de Love of Lesbian.Cogieron el relevo los autores Ismael Ali Unzaga, con su novela musical Será como aquella canción de los años 80, y Fernando Liborio Soto, que habló de su bilogía La Catedral del Reino. Tras estas presentaciones, fue el momento del 'improversador' Álex Hache y el músico Guille Oña y su hand-pan. El escenario recuperó poco después la poesía con la lectura del poema Fernando Pessoa. En la víspera de no partir nunca de José Gutiérrez Román, que fue recitado por Javier Gil de La Poesía en un Cuento y musicalizado por Daniel Guantes y su guitarra.Los aplausos se mezclaban con conversaciones al oído, abrazos postpandémicos de personas que hacía mucho que no se encontraban o brindis de copas de vino y cerveza ofrecidas para la ocasión. Algún lejano ¡Viva los novios!' se coló también.Otra pareja de autores se subió al escenario. La directora del Cenieh, María Martinón Torres, presentó su Homo imperfectus y confesó que “aunque soy de Ourense y se me nota en el acento, cada vez soy más burgalesa”. El rosario de escritores burgaleses siguió con Jesús Carazo, autor con casi cuarenta obras y varios premios literarios en su haber, que leyó las primeras páginas de su última novela, La tentación.Para acabar las presentaciones, el fotógrafo Luis Mena habló de Aquí, un volumen con 140 instantáneas tomadas en las calles de Burgos. Por su parte, David López Cabia presentó su última obra, Frontera sangrienta, recién llegada a las librerías.El acto se cerró con Pilar Pérez-Canales agradeciendo a todos los presentes la asistencia y la amistad, que era la razón verdadera de aquella fiesta. Los músicos se subieron al escenario, con ganas de continuar hasta el anochecer, para interpretar una última canción. Seguro que muchos de los allí presentes se quedaron por la tarde en sus casas acompañados de una buena lectura. Como dijo la predicción, la tarde sabatina burgalesa fue un guateque de lluvia y viento que por la mañana, para salvar el cumpleaños de la Librería del Espolón, se quedó en la cama.